Por las mañanas, nuestro organismo lleva más de ocho horas sin haber ingerido alimento. Por esto es fundamental tener un desayuno variado y generoso que nos active. No hacerlo puede provocar nerviosismo, cansancio, dificultades en la memoria, desatención o disminución del rendimiento.
El desayuno perfecto debe ser equilibrado para mejorar el estado nutricional y el rendimiento físico e intelectual de las personas. Sugerimos algunos alimentos que no pueden fallar en esta primera comida del día: cereales, que entregan energía; lácteos que son ricos en calcio, vitaminas A y D; embutidos bajos en grasa, como el jamón de pavo, que aportan proteínas múltiples, y las frutas, que enriquecen el organismo con vitaminas, minerales y azúcares.
Cuando se realiza ejercicio por la mañana, es recomendable tener un desayuno compensado dos horas antes.