El próximo 31 de marzo, y como cada año desde 2009, en Chile se celebrará el Día de las Regiones. Una efeméride poco difundida, cuyo objetivo es sensibilizar a la ciudadanía sobre la descentralización y la importancia que tiene para cada zona geográfica, el administrar política y financieramente sus recursos públicos.
Tras los incendios forestales de enero y febrero quedó de manifiesto que la sola idea de la descentralización es aún insuficiente, y que la necesidad de tener una mayor autonomía administrativa, una creciente libertad presupuestaria y una mejor conectividad aérea y terrestre es imperativa.
Según las cifras del Censo de 2012, la Región del Biobío alberga una población que bordea los dos millones de habitantes, número que supera, incluso, al de la Región de Valparaíso, cuya cantidad de habitantes alcanza el millón 700 mil.
Haciendo eco de esta información se hace evidente pensar que si nuestra zona representa a la segunda región más poblada del país, es incuestionable la necesidad de estar mejor preparados para eventos que pueden resultar mucho más catastróficos si no se reacciona con la rapidez, recursos y energía suficientes.
En esta búsqueda de mayor autonomía, el empoderamiento de su gente es básico. No se puede concebir la idea de un país descentralizado con ciudadanos ausentes, sin participación ni opiniones formadas. Es con sociedades orientadas en esa línea que una Región con la envergadura de la nuestra se moverá con eficacia en la línea de desarrollo trazada por las autoridades locales, unas con suficiente autonomía y que no precisen de la participación de un ministro “en terreno” enviado por el gobierno central para que las cosas parezcan hacerse de buena forma.
El rol de la educación en este tipo de procesos debe ser protagónico y prioritario; por lo tanto, escuelas, colegios, liceos y universidades están llamados a formar, desde la base, a ciudadanos responsables, críticos, comprometidos, con capacidad para reconocer las necesidades de la comunidad en que están insertos, y capaces de desarrollar y promover iniciativas que contribuyan a la convivencia social y que consoliden el respeto de los diferentes derechos individuales y colectivos, así como también el cumplimiento indiscutible de las obligaciones sociales que cada persona tiene.
Cuando estamos ad portas de una nueva celebración del Día de las Regiones, vale la pena entonces preguntarse si es que nuestra querida Región del Biobío continuará la senda de liderazgo que ha marcado su historia o si se dejará llevar por la abulia y el nihilismo que impera en el Chile actual.