Distintos emprendedores, diferentes realidades y necesidades

/ 8 de Febrero de 2023

 

 

 

 

 

Dr. Jorge Maluenda Albornoz

Psicólogo Educacional

Académico Investigador USS sede Concepción.

En el imaginario colectivo la idea del emprendimiento es un poco difusa, pues suele reunir bajo un solo concepto a mundos extremadamente disímiles. De este modo, para la mayoría de las personas es tan emprendedor el vendedor ambulante de artesanías como el grupo de jóvenes que se adjudica un Venture Capital para desarrollar una idea tecnológica que lo cambie todo, o la nueva Startup súper exitosa internacionalmente que surgió de un grupo con recursos.

Tan difusa es la idea, que hace unos días fue centro de discusión en una Hackathon desarrollada por la Academia de Emprendedores (AdemLatam). En la conversación, Alejandro Godoy, autor de diversos libros sobre emprendimiento y director de Khrea, entregó un ejemplo muy gráfico: “Imagínense que don Juan, que tiene un carrito de alimentos en el centro, se encuentra con Elon Musk en el aeropuerto. Se acercan, y Elon le pregunta a don Juan a qué se dedica, a lo que este responde ‘soy emprendedor, a lo que Elon podría responder ‘entonces somos colegas’”.

El ejemplo representa el poco nivel de prolijidad que se observa cotidianamente al comprender de forma detallada el fenómeno del emprendimiento, así como la segmentación y/o clasificación de los propósitos, características y requerimientos de los emprendedores.

“Instrumentos públicos y privados, organizaciones incubadoras y aceleradoras, la universidad y la ciencia deberían estar bien articuladas para proveer oportunidades concretas y ajustadas a la realidad a los diversos tipos de emprendedor”.

Esto se transforma en una confusión peligrosa si pensamos que bajo un mismo concepto estamos englobando a personas que desarrollan un empleo por cuenta propia porque no tienen otras opciones razonables, a grupos que buscan superar el trabajo apatronado, y también a quienes buscan generar ingresos reinvirtiendo en negocios con alto potencial de crecimiento.

El peligro radica en que la simplificación de estos distintos mundos implica una lectura poco apropiada que impacta directamente en la forma en cómo se aborda el emprendimiento. Así, en el primer caso vemos cómo el sistema social y económico puede “maquillar” la pérdida de empleos de calidad mediante la creación de empleos con baja renta, sin protección social y de corto plazo. El segundo, grafica cómo nuestro sistema impulsa y financia iniciativas centradas en la obtención rápida de beneficios, apostando a que al menos un proyecto “saque la pelota del estadio” y haga valer los esfuerzos, en vez de fomentar una cultura que aproveche las potencialidades de lo local y articule personas, organizaciones públicas y privadas. El tercero, es el ejemplo de buena parte de las Startup que logran la difícil tarea de crear empresas con alto valor comercial, y que no son más que “spin off” de grandes capitales que, amparados en los privilegios del capital, las redes y el conocimiento, están destinadas a ser exitosas.

Tenemos que ser cuidadosos. Si queremos desarrollar acciones estratégicas que efectivamente permitan dar un salto cualitativo y cuantitativo en esta materia, los diagnósticos deben ser precisos y considerar datos que permitan desagregar las diversas características del emprendimiento. Más aún: deben tener una mirada “glocal”. No en el sentido marketero del término, sino aludiendo a cómo nuestras características locales tienen valor y cómo somos capaces de proveer ese valor al mundo, a distintos contextos y realidades donde sus desafíos y necesidades requieran aquello que ofrecemos.

Instrumentos públicos y privados, organizaciones incubadoras y aceleradoras, la universidad y la ciencia deberían estar bien articuladas en este sentido para proveer oportunidades concretas y ajustadas a la realidad a estos diversos tipos de emprendedor. Y no solo eso, también hacerlo con una visión de conjunto que permita desarrollar una estrategia articulada.

En este sentido, en Chile nos hace falta dar un paso importante. Algo que imaginamos que podría ocurrir producto de los movimientos sociales y de la potencial nueva constitución: discusión y acuerdo social real. Son muchas las materias en las que se necesita un diálogo profundo, pero en emprendimiento pareciera ser que la necesidad es urgente.

Se requiere discutir una dirección país en temas de emprendimiento si efectivamente se quiere dar el salto. Esto porque el tamaño de las decisiones requeridas es gigante, y no solo involucra a los ministerios de Hacienda y Economía, por ejemplo, sino que requiere del involucramiento articulado de las carteras de Educación, Medio Ambiente, Relaciones Internacionales y tantos otros. Todo con un sentido de propósito país o, en otros términos, de definición de qué modelo social y económico es más apropiado para nuestra sociedad y, en este marco, relevar la idea de que el emprendimiento es un valioso motor para desarrollarnos.

O’Higgins 680, 4° piso, Oficina 401, Concepción, Región del Biobío, Chile.
Teléfono: (41) 2861577.

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