Para bien o para mal, hemos dejado atrás el largo enfrentamiento electoral, que al final se decidió entre dos posiciones. Uno ganó y el otro perdió.
En esa lid no hay empate que valga. No vamos a detenernos en las cifras que arrojó la tan reciente elección. Más bien nos va a importar el clima electoral, ése que antes, durante y después dibuja la acción política tan venida a menos de acuerdo con la acción e inacción protagonizada por uno y otro candidato.
Estamos lejos de aquel respetable, clásico y hermoso Chile republicano. Ése de nuestros abuelos que envueltos en elegantes trajes -o al menos cuidadosos y bien llevados ternos-, representaban una sinfonía de respeto. Eran otros tiempos en que la meditación y la paciencia traducían valiosas armas políticas.
La abstención aparece y se esconde como el fantasma de la ópera en la población política actual. Aparece y reaparece, siempre, y por más breve que sea su permanencia en el recuadro, tiene gran incidencia en el devenir de las acciones que los personajes políticos van configurando y traduciendo en ese sempiterno oleaje que mece ideas e intenciones. Por eso es que resulta tan difícil trozar los hechos políticos, puesto que ellos son las más de las veces “trascendentes”. Es decir, los hechos y actos políticos no van desde el día uno al día cinco, van mucho más allá, de ahí la mentada trascendencia.
En esta elección, los infranqueables muros del sí o del no se cambiaron por anémicos apoyos que más bien traducían un sí condicional, nunca mejor expresado en el idioma inglés cuando decimos “if”, que es un sí con puntos suspensivos, ése que usualmente se señala como asintiendo con un pequeño movimiento de hombros. Como cuando no hay otra mejor respuesta, más franca y decidida, no totalmente representativa, sino más bien con el acompañamiento de un “es lo que hay”. Con todo, tanto para los eventuales ganadores como para los perdedores en esta reciente lid política, vayan los mejores deseos de salud, paz y prosperidad para cada uno de los integrantes que hacen todas y cada una de las familias chilenas. A fin de cuenta, eso es lo más trascendente.