Un ambicioso plan, impulsado por el Gobierno, beneficiará a los principales centros de salud de la zona, los que ya han comenzado a usar tecnologías más eficientes y amigables con el medio ambiente.
Tras un acucioso diagnóstico energético, se decidió que 36 hospitales de alta complejidad de todo el país cambiaran sus fuentes de energía, principalmente calderas, por unas más modernas, eficientes y sustentables, en el marco de un plan impulsado por el Gobierno. En la Región del Biobío este innovador programa es encabezado por la Seremi de Energía, Carola Venegas.
La autoridad explica que uno de los principales ejes de acción en esta materia es lograr una mayor eficiencia en la generación y utilización de los recursos energéticos. Por ello, al analizar los principales consumidores de energía en la ciudad se descubrió que entre ellos estaban los hospitales.
“Hemos impulsado un programa de eficiencia energética específico para estos recintos, interviniendo los hospitales de Tomé, Concepción, Chillán, Los Ángeles y San Carlos, además de otros centros asistenciales en los que estamos gestionando sus contratos de suministro eléctrico. La idea es que logren acceder a mejores precios, considerando su gran gasto energético”, explica la Seremi.
Un buen ejemplo de esta intervención es el Hospital Guillermo Grant Benavente de Concepción, que en mayo de este año vivió un potente cambio tecnológico de su principal fuente de energía. “El hospital tenía una antigua caldera a carbón pero, paradójicamente, también contaba con un sistema tecnológico muy avanzado para controlar la temperatura al interior de las distintas secciones del hospital. Esta dicotomía no era sustentable, había que modernizar y uniformar todo su sistema energético”, cuenta Venegas.
La implementación de este Plan en el Hospital Regional, que involucró una inversión cercana a los $ 430 millones, significará para el recinto de salud una gran disminución de sus costos en el ítem energético. Así, se prevé que implicará un ahorro anual cercano a los $ 170 millones, producto de la reducción de 3.261 MWh/año en su consumo, recursos que podrán ser redestinados a otras necesidades operativas.
En la práctica, la antigua caldera -que funcionaba con combustible fósil- fue reemplazada por bombas de calor y calderas de condensación a GNL/diésel, tecnologías más eficientes y amigables con el medio ambiente. Esta reconversión implica también que el centro de salud deje de emitir cerca de 2.685 toneladas de CO2 anuales.
Pero, además, la puesta en marcha de este Plan vino a mejorar las condiciones laborales de los trabajadores del Hospital Regional, “quienes operaban el sistema proveyéndolo de dos mil kilos diarios de carbón, el que debían cargar, lo que era un tremendo esfuerzo físico. Ahora, en cambio, la temperatura se controla desde una pantalla táctil, con un equipo que entrega, automáticamente, la cantidad de energía necesaria para suministrar al recinto”, puntualiza Carola Venegas.