El académico tras la milagrosa zeolita

/ 21 de Diciembre de 2016

En 1996 comenzó a estudiar un mineral que le ha cambiado a muchas personas la vida. Tras 10 años de pruebas, el profesor Arturo Barrientos, ingeniero civil metalúrgico y doctor en matemática aplicada, empezó a utilizarla para combatir el cáncer. Actualmente, por su consulta pasa a diario una veintena de enfermos en busca de las cápsulas de la esperanza.

 

Por Ximena Perone / Fotografías José Carlos Manzo.

En su oficina del piso 16 de un céntrico edificio penquista nos recibe el profesor y académico de la Universidad de Concepción, Arturo Barrientos Ríos. Este ingeniero civil metalúrgico y doctor en matemática aplicada accede por primera vez a una entrevista para hablar sobre lo que muchos comentan. Al entrar vemos una pequeña sala con cuatro o cinco personas que aguardan ser recibidas por el profesor. Mientras algunas se van con una bolsa en sus manos, otras llegan en busca de respuestas, más bien, de un milagro. La mayoría de los que visita este lugar son enfermos de cáncer, muchos en fases avanzadas del llamado mal del siglo, y que han llegado hasta aquí por el boca a boca, sin saber a ciencia cierta de qué se trata o de lo que aquí encontrarán. Eso es algo que también queremos averiguar. ¿Quién es este académico que se ha hecho famoso en el área de Oncología del hospital de la Universidad Católica y cuál es su relación con la medicina alopática?
Lo primero que vemos sobre su escritorio es una piedra blanca, como un yeso. Ése es el comienzo.
En 1994, Arturo Barrientos se encontró por primera vez con la zeolita. A pesar de ser su campo, no había hasta entonces reparado en la potencialidad de este mineral de génesis volcánica utilizado en todo el mundo en la alimentación animal o como mejorador de suelos. Hasta esa fecha, él no conocía ninguna aplicación en la medicina humana. Comienza así a estudiar el mineral no metálico, tal vez el más importante de los que existen por su utilización médica en la actualidad.

“Todos debieran tomar zeolita”

En 1998, en medio de su investigación, da con un producto croata llamado Megamín. Su principal compuesto era la zeolita. Existen 48 variedades de este mineral, pero sólo dos se pueden aplicar a la medicina. Indaga así en quienes estaban detrás de este suplemento y comenzaron a aparecer destacados científicos y académicos que garantizaban el poder de este mineral.
-¿Cuándo entonces decide estudiar sus efectos en las personas?
“Mi inquietud en los inicios no tenía nada que ver con la medicina, estaba orientado a la alimentación animal e hice investigaciones en conjunto con la Facultad de Veterinaria de la Universidad Austral de Valdivia con mucho éxito. Pero cuando conocí Megamín, fue una experiencia crucial. Los estudios demostraron que todas las personas que habían consumido esta zeolita y padecían cáncer, se curaban. Ahí cambió mi forma de ver este mineral. Para mí los croatas son los padres de esta iniciativa en el mundo occidental, porque los chinos la utilizan en medicina humana hace más de ocho siglos. También supe que la usaban los mapuche. La zeolita es un gran absorbedor de img_0039moléculas polares como el amoniaco, que está presente en las heces del ser humano, entonces las utilizaban para captar los olores”.
Entonces se propuso 10 años de pruebas en humanos. Desde un yacimiento de 620 hectáreas localizado en Parral extrae el mineral que somete a un proceso de molienda con maquinaria especial, y que luego termina convertido en Zeo Life, las cápsulas que ya han curado, según sus registros, a más de mil enfermos de diversos tipos de cáncer en Concepción y el país.
Sobre la mesa hay un trozo del mineral. Comenta que la formación del yacimiento es volcánica. “Esta roca que tenemos aquí se formó hace más de 50 millones de años. Chile estaba bajo el mar hace millones de años, y se formaron grandes lagos de agua marina. En Parral ocurrió eso y está cerca de un volcán que arroja el mineral sobre esas aguas alcalinas, con muchos cationes que formaron este tremendo yacimiento. Aquí encontramos una zeolita de alta calidad”.
-¿Nunca dudó de lo que estaba haciendo?
“No. Cuando fui indagando y conociendo los efectos, dije: me tengo que dedicar sólo a esto”.
-¿Se encontró con detractores de lo que estaba haciendo?
“Sí, por supuesto que uno encuentra trabas en el camino. Al principio, muchos médicos me dijeron que esto no resultaría, que no estaba probado, pero cuando les mostraba la experiencia y los antecedentes científicos respecto a la zeolita, y cuando ellos mismos lo comprobaban y veían sus efectos sobre los pacientes, lo cuales sí se curaban, lo encontraban fantástico”.
-Entonces, ¿hasta usted llegan pacientes enviados por sus propios médicos tratantes?
“Hasta aquí llegan en busca de la zeolita muchos pacientes de médicos que la recetan. Yo tengo relación con muchos de ellos. Pero también llegan personas con otras patologías que no son cáncer”.
-¿Cómo cuales?
“Los cánceres que más llegan son gástricos. El 32,3 por ciento de las personas que murieron de cáncer el 2015 fue por esta causa, seguido por el de mamas y próstata. Es bueno puntualizar que el cáncer primario no mata, lo hace la metástasis; por lo tanto, es muy importante el momento en el que se inicia el tratamiento con la zeolita. Pero, además, es efectiva en tratamientos de psoriasis, artritis, artrosis y la fibromialgia. Allí la zeolita es milagrosa, aunque en realidad no hace más que su trabajo. Las personas en dos o tres semanas dejan de tomar analgésicos, se les van las inflamaciones y actúa muy rápido en estas enfermedades. En estos 10 años que llevo dedicado a la zeolita (partió el 2006 con las primeras pruebas enfocadas a la medicina), veo que la incidencia de cáncer ha aumentado, algo explicable por el ambiente en el que vivimos, las toxinas, los metales pesados, la alimentación”.
-Es indudable el potencial que tiene este mineral, ¿pero hubo alguna motivación especial, querer ayudar a alguien cercano o, simplemente, era contribuir como alternativa a la cura de enfermedades?
“Esto explotó el 2012. Desde esa fecha en promedio pasa una veintena de personas a diario por la consulta. Las llamadas también son incesantes, pero pido no atenderlas los lunes y martes para poder dedicarme a mi actividad académica. A mí no me interesa la fama, sólo me importa que la gente se cure. Las satisfacciones que me ha dado poder trabajar con la zeolita han sido a la par o más de las que he podido vivir en mi actividad académica, porque ver la cara de felicidad de una persona, que está condenada por la medicina tradicional a morir, es un acto impagable”.
-¿Recuerda algunos casos emblemáticos en estos años dedicados a la comercialización de este “suplemento alimenticio”?
“El primer caso que me remeció fue una mujer con un glioblastoma multiforme grado 4, el cáncer cerebral más agresivo, ella estaba sentenciada a morir. Me pregunté si la zeolita funcionaria en este tipo de cáncer. Tenía dudas de que pudiera actuar a nivel neuronal, pero la señora se curó completamente, el tumor desapareció”.
El profesor Barrientos cuenta que la gente que llega a verlo casi siempre son personas desahuciadas. Asegura que si tomaran zeolitas cuando el cáncer está en su grado inicial, habría muchos más casos exitosos.
Es importante mencionar que la zeolita, considerada como un suplemento alimenticio, no podría tener los efectos esperados sólo por consumirla. Así como muchos otros anticancerígenos, debe ir acompañada de un estilo de vida saludable, y principalmente con una buena alimentación libre de grasas saturadas, azúcares y alimentos procesados. A pesar de ser un potente componente, no es milagrosa y su utilización debe ser metódica y ordenada. Si no existe una preocupación seria por parte del paciente de desintoxicar y cuidar el organismo, ni la zeolita ni los tratamientos de la medicina alopática podrán ayudar en la cura de la enfermedad padecida. Además, cabe consignar que no toda la zeolita presente en el mercado sirve y actúa como se espera. Hay sólo dos tipos que reúnen los requisitos para su consumo humano y también se comercializan otras cuya calidad no es aconsejable. Es importante informarse y consultar con expertos sobre su uso, dosis y frecuencia.
-¿Su idea es masificar el consumo de la zeolita? ¿Que se conozca más?
“Sí, claro. Los profesores norteamericanos que están trabajando con la zeolita dicen ‘nadie debiera no tomar zeolita, es el más grande descubrimiento en la medicina después del ADN’. En Chile muchos médicos me han dicho: vi cosas donde no esperaba nada, intenté todo lo que ofrece la medicina alopática, pero solo funcionó la zeolita”.
-¿Existe otro caso exitoso que recuerde como emblemático?
“Otro caso es el del profesor Marcelo Bustamante, doctor en Bioquímica y en Genética Molecular. Él padecía un cáncer hepático no operable. Estaba desahuciado. Y es importante este caso porque él es un académico de la Universidad Católica que trabaja en la Facultad de Medicina, lo que valida aún más la zeolita, porque sabía lo que estaba tomando. Al cabo de seis meses de tratamiento con zeolita y otros compuestos, su tumor se fue, el cáncer desapareció”.
Quisimos indagar en este caso y tomamos contacto con el académico Marcelo Barrientos, quien accedió a contarnos su testimonio. Dice que alguien le habló de la zeolita e investigó sobre este mineral. Fue así como llegó hasta el profesor Arturo Barrientos, con quien hasta hoy comparte una profunda amistad. Pero dada su compleja condición de salud, además de la zeolita probó otros dos productos naturales para complementar su tratamiento. Estos eran el veneno de escorpión azul, de origen cubano, y el jugo de amalaki, fruto de la India, procesado en EE.UU. y distribuido en Latinoamérica por Perú. Comenzó a ingerirlos en julio de 2015 y la primera semana de octubre del mismo año, el tumor había disminuido prácticamente a la mitad y los parámetros que indicaban un cáncer activo también habían disminuido. En enero de 2016 el control de scanner y resonancia demostró que el tumor había desaparecido. En Alemania también los médicos corroboraron esa información. El doctor en Genética Molecular cuenta que sus médicos no tenían respuesta a lo que había sucedido, pero lo animaron a seguir realizando ese tratamiento, pues lo importante era que el tumor desapareciera.
Al consultarle sobre su opinión sobre la zeolita, cuenta que “actualmente estoy tratando a pacientes con el mineral y todos han manifestado mejoras considerables. Puedo hablar con propiedad de ese mineral, aunque no puedo decir que sólo me curó la zeolita, porque mezclé estos tres componentes y mi tumor desapareció”. Próximamente viajará a Alemania, país donde cursó sus estudios doctorales, acompañado por Arturo Barrientos para exponer los alcances y experiencias en la medicina local. Es más, están trabajando en la idea de crear un centro para pacientes desahuciados de cáncer en Perú, en el que estará considerado el uso de la zeolita y otros anticancerígenos que tienen que estudiar.

Masificar el consumo

Internet está repleto de curas contra el cáncer y productos milagrosos que aseguran ser efectivos. Entre ellos la protagonista de esta publicación y considerado por su principal investigador en Chile, como una revelación en salud. Porque Arturo Barrientos no sólo proclama sus positivos efectos contra el cáncer, además sugiere a todas las personas su consumo preventivo, por ser gran regulador del sistema img_0045inmunológico y del Ph del organismo. Es por eso que el objetivo, tras los 10 años de pruebas concluyentes y exitosas, es masificar su uso a través de una nueva empresa que está pronta a lanzar bajo el nombre de AUKE ( mapudungun) y que será comercializada por una plataforma en Internet tanto a nivel nacional como internacional. “Esto es posible, gracias a la alta calidad que poseen los yacimientos chilenos, igualados tan sólo por otros descubiertos en Siberia. Actualmente se produce en Australia, Estados Unidos, Cuba, China, Japón y Nueva Zelanda”, pero asegura que la calidad chilena es superior.
 

La base científica

Los estudios realizados al mineral, según Barrientos, muestran que “la superficie de toda partícula de zeolita es cargada negativamente, pero que alcanza la electro neutralidad para que no sea reactiva. Tiene cationes intercambiables en sus polos, está llena de micro polos. Esos cationes de equivalencia positiva se equilibran y quedan con carga cero.¿Por qué es importante que sea negativa la superficie? Porque justamente los radicales libres que atacan el ADN celular, son los que buscan electrones dañándolo y provocando la aparición de las enfermedades. Los principales causantes de radicales libres y daño al ADN son las toxinas y los metales pesados. La zeolita actúa como un gran desintoxicante en el organismo y contra el envejecimiento celular”.
Un camino que recién comienza para este académico e investigador que asegura la presencia de la zeolita, al menos en el yacimiento de Parral, por muchos años más, debido a los más de 50 millones de toneladas del mineral que están aún sin explotar. Un futuro optimista para lo que considera debiera convertirse en un tema de salud pública nacional.
Para contactar al profesor Barrientos:
Arturo Barrientos
Email: [email protected]arturo.barrie[email protected]

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