El exilio de los vellos

/ 18 de Diciembre de 2014

Hoy sólo queremos pelos en la cabeza. La tendencia es a lucir cada vez más limpios, más suaves, más livianos y seguros. No importa el dolor o el tiempo que se invierta en ello. Se acerca el verano y queda más en evidencia que no queremos mantener los vellos en vacaciones, porque por muy naturales que sean, no están dentro de los tips de las revistas de moda o de la sensualidad propia de la temporada.

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Nunca estamos conformes con el aspecto físico. A través de los años, los cánones de belleza y de salud obligan a hombres y mujeres a ir en contra de las características de las que nos ha dotado la naturaleza y a buscar soluciones para modificar el cuerpo. Son múltiples las razones, y aunque las más comunes son el acercamiento al patrón estético de turno y el bienestar, también se encuentran en la nómina la comodidad, la moda e, incluso, la espiritualidad religiosa.

Uno de los aspectos más incómodos e indeseables en el cuerpo son los vellos. Pelos queremos sólo en la cabeza, sobre todo, las mujeres, y si algunos machos los prefieren en el pecho, la tendencia indica que ellos tampoco los consideran como parte de sus atractivos. Aunque desde épocas remotas, incluso prehistóricas, los vellos han servido como protección de las agresiones externas, las distintas culturas los han tratado de erradicar, pues incluso algunas creencias más tradicionales consideran que su ausencia es muestra de pureza y moralidad. Por lo tanto, los métodos de depilación, son tan antiguos como la humanidad.

¿Con hilo? Sí, con hilo. Francisca Cisterna dice que en un viaje a Medio Oriente conoció la depilación con hilo. “Al principio es muy difícil acostumbrarse a hacerlo por uno misma -pues implica enlazar dos hilos enganchando pelos de a uno para luego extraerlos desde la raíz-, aunque después de un tiempo vas tomando la técnica. Sé de dos lugares en Santiago donde hacen este tipo de depilación, que es un poco más lenta pero notoriamente debilita el vello y no es tan irritante como la cera”, explica. Comenta que esta técnica se desarrolla hace miles de años en India y es buenísima para las mujeres que tienen problemas con los pelos de la cara.

La depilación más tradicional o más cercana a las personas en nuestros días consiste en cortar los pelos con una máquina afeitadora o cremas, o bien “arrancarlos” con cera o pinza. Pero a lo largo de la historia han existido métodos diversos hasta llegar a la limpia tecnología del láser.

En la década de los 50 se popularizó la depilación con corriente eléctrica, tratando de eliminar no sólo el vello, sino también las células que lo producen; método relativamente efectivo, pero muy doloroso. Sería el descubrimiento del láser el que revolucionó la industria.

María José Silva, directora y médico cirujano de la Clínica Estética Concepción, explica que la depilación láser es un proceso a través del cual la energía lumínica va destruyendo los folículos para que no vuelva a crecer el vello. “Existen diferentes tipos de energía con los cuales puedes dispararle al folículo, y para ello necesitas equipos muy específicos. Debes manejar distintos factores para realizar un tratamiento, ya que dependiendo del tipo de piel a tratar, el tipo de vello y láser que utilices, logras llegar a determinada depilación. Además, hay pacientes que tienen trastornos hormonales y vellos de mayor grosor o personas que tienen un vello normal. También está el vello de la mujer y del hombre, que tienen diferencias de consistencia, y también los vellos de niño, que son finitos (lanugo). No es lo mismo tratar un vello engrosado, un vello normal a un vello que sea muy fino como el lanugo y para eso necesitas distintos equipos”, menciona la especialista.

Si bien son muy cómodos y están mucho más al alcance de los bolsillos, los métodos tradicionales de depilación tienen el inconveniente de producir resequedad en la piel y manchas con la exposición solar. En todos los casos la recomendación para mantener la piel depilada en buenas condiciones es el uso de cremas hidratantes y protección solar tipo pantalla como mínimo tres veces al día.

María José Silva
María José Silva

El rebaje les agradó 

Depilarse con cera o bandas de resina es popular. Y cada vez son más los que llegan donde la especialista a depilarse todo. Sí. Todo, a pesar del dolor. Constanza Carrera, del centro de estética Carmen Alonso, asegura que la tendencia va en alza. “Aunque existen métodos para depilarse en casa, con más comodidad y menos exposición, las personas buscan resultados y esos resultados están en las peluquerías y centros de estética. Y vienen por depilar las partes más tradicionales, como el bozo, las axilas y las piernas en el verano. Pero donde más se necesita ‘asistencia’ es en el rebaje”, precisa.

Constanza Carrera dice que la depilación parcial o total del pelo púbico se ha convertido en una práctica frecuente. En el pasado, esta tendencia era común en las mujeres, pero ahora muchos hombres también lo hacen.

Lo mismo ratifica Daniela Muñoz, enfermera y especialista del equipo del centro Skin Center. “Desde que trabajo en el centro vienen hombres y mujeres a depilarse, y puedo afirmar que los pacientes masculinos han aumentado. Lo más común en ellos es la depilación de las mejillas, para delinearse la barba, y la espalda. Pero también el rebaje. Son un poco más pudorosos, porque en algunos centros no dan tratamiento a hombres. Eso los frena un poco, pero luego de la evaluación notan la confianza. Lo que sucede con el rebaje en casi todos los casos es lo mismo. Como sus parejas han evolucionado en el rebaje, que al comienzo era sólo los bordes, luego dejarse un poquito y ahora ya se sacan todo, la tendencia les agradó… Entonces ellos también quisieron rebajarse. Es más higiénico, la piel queda más suave. No se forma foliculitis, no hay tanto sudor, porque el vello allí concentra las bacterias que quedan de los fluidos, las personas tendrían que hacerse higiene varias veces al día para no concentrar la flora que se mantiene ahí y que puede generar una infección. La mejor barrera es la higiene, si tienes o no tienes vello eso no cambia mucho más si no hay un cuidado y aseo en la zona”.

La doctora Silva está de acuerdo. Señala que el vello fue desarrollado porque venimos de la época de las cavernas, donde teníamos que protegernos del frío, por lo tanto, cumplía una función de pelaje. Actualmente tiene mucho menor utilidad. “Eso es un vestigio de lo que fuimos, por lo que hoy no cumple una función importante de protección. En general, la barrera de la piel es una protección, y el vello viene a proteger esta barrera, pero actualmente con las comodidades y avances que hemos tenido, el vello resulta algo anecdótico, que ya parece algo molesto. En la zona genital tampoco cumple una función, se han hecho estudios en el área ginecológica pero no hay ningún estudio donde se haya demostrado a ciencia cierta que sirva para algo en específico. Las pacientes que se hacen la depilación completa no han mostrado tener más incidencia de infecciones vaginales ni otras alteraciones. Aquellas pacientes que tenían foliculitis en esa zona o que hacen algunos quistes o lesiones inflamatorias en la zona de la vulva se ven favorecidas con la depilación, porque ya no está ni el vello ni el folículo que pudiera llevar a un proceso de infección”, sentencia.

Enfatiza que, muy por el contrario, hay más beneficios que contras en el área ginecológica. “No hay ningún estudio actual que diga que la depilación láser produzca daño, por ejemplo. Es una energía limpia, es una energía sana, que está libre de radiación ultravioleta. No va a producir alteración a nivel cerebral, pero por eso también es muy importante hacerlo con un profesional que sepa”, puntualiza.

La otra cara

Pero no todos tienen la misma opinión. Hay médicos que advierten que la depilación total de la zona genital puede causar hongos, foliculitis, condilomas y enfermedades de transmisión sexual, como también infecciones por medio de la propagación de bacterias por falta de aseo de los utensilios depilatorios o por cambios en la flora de la piel así como en las sábanas, toallas y baños públicos.

Daniela Muñoz.
Daniela Muñoz.

Lindsey Schmidt Berger, Barry Ladizinsky y Margalida Ramírez Fort, de la Asociación M   édica Americana, publicaron recientemente estudios donde comentan que la depilación total de la zona genital puede generar microtraumas en la piel y en las estructuras subcutáneas, que hacen que la propagación de las infecciones sea de fácil transmisión, mientras que si mantenemos el pelo púbico, el riesgo es mínimo, ya que éste actúa como una barrera protectora de infecciones. “Al igual que el pelo de la cabeza, que sirve para evitar quemaduras solares, traumatismos y para protegernos del frío; el pelo de las cejas y las pestañas, que nos protegen los ojos al reducir la cantidad de luz y partículas que penetran en los mismos, el pelo de la zona genital cumple funciones claras, como proteger la zona de heridas, de golpes y de infecciones del exterior, así como también de enfermedades y bacterias durante las relaciones sexuales. Si los dos miembros de una pareja tienen los genitales sin pelo, cualquier infección que tenga algún miembro y se encuentre encima de la piel en esa zona pasará ineludiblemente a su compañero sexual”, explican.

Pierna suave

La depilación tiene que ver con el discurso de una época. Cuando pensamos en moda, se hace una asociación casi inmediata con ropa, y no aceptamos que las tendencias están ligadas indisolublemente al cuerpo. Las prácticas del cuerpo y la belleza están todas conectadas con los discursos que dominan un momento particular.

Sobre todo el cuerpo femenino, que siempre ha sido una especie de pantalla donde se proyectan ideales, convenciones y debates de una cultura, porque oscila entre lo público y lo privado, en la medida en que se usa como objeto de representación, por ejemplo, para vender moda o como objeto de deseo erótico. El reto de ser mujer es buscar un balance entre esos discursos e imágenes del cuerpo femenino que circulan públicamente, con las decisiones y prácticas personales.

Lo que se lleva hoy en las películas, en las telenovelas, en las producciones del rubro erótico y también en la pornografía es “sin pelos extra”. Algunos lo expresan también como una forma de sentirse más jóvenes, pues el aspecto y textura que da una piel sin vellos es extremadamente agradable.

“Las personas son capaces de aguantar el dolor que significa la depilación para verse mejor y por sentirse más livianas, seguras y sexys. Los márgenes de dolor varían en cada una. Las peores son las que vienen por primera vez. Una vez que ya entran al sistema de depilación el vello va disminuyendo y se pone más finito. Lo importante es que independiente del tipo que elijan, opten por salones o centros autorizados que cumplan con las medidas sanitarias que se exigen para este tipo de procedimientos”, explica Constanza Carrera.

Lo mismo se aconseja para las terapias con láser. Los profesionales que están autorizadas para hacerse cargo de las máquinas de estos procedimientos son los médicos, los kinesiólogos, los tecnólogos médicos y las enfermeras.

“La base es que tiene que ser un profesional de salud para verificar ciertas patologías o antecedentes de los pacientes, de manera de ver si existen contraindicaciones. Por ejemplo, hay medicamentos que provocan fotosensibilidad, por lo tanto, uno tiene que conocerlos, saber las dosis y cuánto tiempo tiene que suspenderlo previo a exponerse al láser”, enfatiza Daniela Muñoz.

La doctora Silva agrega que si bien es un procedimiento estético, también es una tremenda ayuda para las personas que tienen problemas sociales con el vello que aparece en zonas no adecuadas o en personas pequeñas.

Constanza Carrera
Constanza Carrera

El objetivo es destruir el folículo y lograr que cada vez aparezcan nuevos pelitos. Se implementa un programa y en la medida que el vello va cambiando, se va cayendo y va saliendo un vello más fino. Así se va modificando de láser, porque el objetivo es que dentro del tratamiento se logre eliminar la mayor carga de vellos posible.

Y según argumenta María José Silva los resultados con el láser son extraordinarios y ayudan mucho a la calidad de vida de los pacientes, sobre todo, para quienes el vello se ha transformado en un problema personal y social.

“La exposición a hormonas ahora está disparada. Están presentes en todos los alimentos. Las personas comienzan a desarrollar vellos a temprana edad, lógicamente los niñitos o niñitas empiezan a sentirse mal por las bromas y por cómo las molestan. Quienes se han tratado con láser mejoran sustancialmente su calidad de vida. Tengo varias pacientes que son chiquititas, de unos 9 a 10 años, donde las mamás son principalmente quienes se dan cuenta de los cambios cuando ya no tienen vellos. Están más tranquilas y su personalidad cambia para bien”.

Ratifica que es una modificación importantísima también para los adultos. Están los pacientes que buscan la comodidad, evitar la cera y estar yendo a la peluquería o de estar rasurándose en casa.

“Pero también está la paciente que tiene problemas hormonales, que presenta vellos en  zonas donde no debería haber y desarrolla un tipo de pelos que es completamente anómalo. Por ejemplo, pacientes que tienen vellos en la zona de la barba. Cuando se las trata -dice-, se relajan completamente, hay cambios positivos en su personalidad, ya no les da vergüenza mostrar su cara y andan muy tranquilas”.

Las profesionales del láser indican que estas depilaciones no son definitivas, porque al momento de aplicarlas los folículos no están todos activos y el láser ataca sólo al folículo en actividad, por lo tanto, los que están dormidos en algún momento van a aparecer. Lo que sí es cierto es que este tipo de tratamiento alcanza al menos 80 a 90 por ciento de los folículos, lo que significa que el paciente no va a volver a tener vello en forma importante.

Todas las formas de depilación sirven para todas las partes del cuerpo, sin embargo, hay algunas que son más recomendables por zonas.

Las especialistas dicen que la parte más escondida que depilan es la sección perianal. Sí, ahí mismo. Si se depila con láser no hay dolor, pero si lo hace como el 80 por ciento de las mujeres chilenas que se depila con cera o resina hay que sufrir no más. No queda otra, porque ocupar la rasuradora allí no va muy bien.

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