En las garras de una mujer mayor

/ 21 de Marzo de 2012

Las cuarentonas no son como antes. Son lindas, exitosas y algo más alocadas. Por qué limitarse a los “pelados y guatones” de su edad, si pueden conquistar el mundo de los más jovencitos. En Chile crecen las estadísticas de mujeres que incluso doblando la edad de sus parejas se realizan, tienen vida plena y se aseguran con mucha acción en sus dormitorios.

“Tengo 48 años, me acuesto con un hombre de 22. Imagínate, soy mayor que su mamá que tiene 39”, dice Angélica mientras se sonríe con cierto aire de triunfo. Algo de eso hay. A los 30 se propuso no tener marido ni familia. Sí tenía claro que siempre mantendría vivo el impulso de la conquista. Por eso, nada de relaciones para consagrar. Para ello, un plan: verse bien conforme pasan los años y buscar los mejores hombres para amar. Jóvenes e interesantes.
En Estados Unidos las llaman “cougar”, la traducción es algo así como “felina” y evoca a panteras o tigresas que gustan de la carne fresca. Un depredador encantador, pero que no perdona. Estas mujeres son en su mayoría mayores de 30 años, exitosas, independientes económicamente y, lo fundamental, bastante guapas y bien conservadas. Vienen de vuelta en la vida, gran parte de ellas tiene hijos y su idea es ser gozadoras del momento, pero se involucran con hombres de menor edad, por lo menos, 5 años. Son madres muy “cool” y han vencido el estereotipo. “Los hombres de mi edad se ven pésimo. Son casi todos guatones y pelados. A mí me gusta ser linda y quiero también alguien lindo para mí. Es como un pequeño regalito”, recalca Angélica.
Natacha, igual que Angélica, se vio involucrada en una relación algo dispar. Son 13 años los que la separan de su pareja, con la cual tiene un hijo de 3. Pero ella sí mantiene una relación estable y con proyecciones. “Había pasado por experiencias demasiado malas y frustrantes. Me casé y me separé a los 32. No tuve hijos en mi matrimonio y no quería nada con el amor. Me enfoqué en el trabajo y en mí, y me empecé a dar cuenta que tenía cierto éxito con los hombres igual que hace 15 años. Y ocurrió que mi hermana menor me invitó a salir y conocí a Pablo, que era su compañero de la universidad. Al principio no quería nada. Me sentía muy ridícula, porque pensé que me estaba cuenteando. Pero cedí. Hoy tenemos una relación linda, una hija preciosa y somos felices. La diferencia de edad no se nota mucho, pero aunque así fuera a nosotros no nos importa”, reitera la guapísima Natacha que a sus 41 parece una sub 30.
¿Será que los más jovencitos actúan mejor que el botox? Claro que sí, dice María G., ejecutiva inmobiliaria de Concepción. “A buey viejo, pasto tierno”, lanza mientras dice que se deja querer. “Es un tema de actitud. A mi pareja le encanta que sea una mujer que domina las situaciones. Me admira, me encuentra máxima. Adora mi don de mando y también nos llevamos muy bien en la cama. Es un juego encantador para mí. Veo a mis amigas de mi edad (está por cumplir los 40) con maridos que les ponen el gorro y son la fealdad caminando. Viven para sufrir con el lastre del matrimonio, con maridos descariñados y dejados estar. Y una mujer experimentada y bella, por qué no puede darse el gusto de conquistar a un hombre joven. Para mí fue algo tan natural que de verdad me siento con diez años menos, regia regia”.
Samantha Jones, la heroína
Si una mujer llega a admirar a Kim Catrall, la hot Samantha Jones en “Sex and the City”, seguro tiene el bichito de una cougar. A los 50 ella es capaz de entretener a muchachos de torsos musculosos y bronceados, como Jesús Luz, de Madonna, o Ashton Kutcher, el ex de Demi Moore. Bueno, ninguna de estas divas sigue con sus respectivos, pero de que se dieron el gustito, se lo dieron. Ídolas.
Los sicólogos advierten que este cambio cultural es consecuencia de los nuevos roles femeninos y también los revolucionarios intereses masculinos. Alejandra Barra, sicóloga experta en familia, dice: “antes los hombres buscaban una mujer joven para procrear, como signo de la fertilidad y las mujeres por su lado pretendían la estabilidad que puede proporcionarles un hombre mayor. Pero eso ya no es tan así, los hombres quieren un número más acotado de hijos y valoran mucho la experiencia y la actitud en los temas sexuales. Aprecian mucho más gozar de una relación sexual entretenida e intensa y las mujeres por su lado no buscan un hombre que las mantenga. Quieren un compañero que las haga sentir bien mujeres”.
Y vamos a las cifras. Según el Registro Civil e Identificación chileno en 1995, el 8% de las mujeres mayores de 40 se casó con hombres cinco o 10 años menores. Hoy esa cifra prácticamente se triplicó llegando al 23%. Ojo que también hay que considerar una apreciable suma de novios, convivientes y amigos con ventaja que encajan también en esta categoría.
Alejandra Barra explica que se han dejado los convencionalismos, que a ciertas mujeres ya no les interesa tanto el nivel económico de sus compañeros, porque pueden solitas sustentar sus necesidades e intereses. Los hombres por su lado creen que una mujer segura les evita una serie de complicaciones con chicas de su edad que generalmente son inestables y poco claras sentimentalmente.
“Creo que la clave para mí es ser directa”, asegura Angélica a modo de tips. “Sé que aparento una edad mucho menor de la que tengo, pero tampoco soy una mina perfecta. Tengo mis rollitos, porque el paso del tiempo es innegable… Pero para los hombres con que me gusta estar la clave es la actitud. Yo soy directa y saben lo que quiero, no tengo que remarcar que no busco una relación, porque me estresa. Yo tengo suficiente con mi pega y no quiero a un cabro chico que me venga a dar más problemas. Mi idea es pasarla bien y hacer que las personas que están conmigo la pasen bien también. Tan simple como eso”, asegura.
No es primera vez que está con hombres menores. Ha caminado todas las distancias: 5, 10, 15 y más de 20 años de diferencia. Pero qué hay con esto. Acaso una negación a la madurez y carencia de sentimientos.
“No”, recalca Angélica. “No creo que sea carencia, todo lo contrario. Yo siento mi vida muy completa y no necesito más. Y sí puede ser que me guste demasiado la juventud. Yo al menos trabajo en un lugar con gente joven y siempre me ha gustado rodearme de personas menores que yo. Siento que me cargan la pila. Sé hablar como la gente más joven, me interesan sus conversaciones, su música, su compañía. Y a la hora de buscar un hombre, no hay como hacerlo con uno menor. Insisto en que es como un regalito para uno. La vitalidad de una relación con un hombre menor va más allá de lo sexual. Yo me siento en otro mundo”, enfatiza.
Y la sicóloga Alejandra Barra agrega que esto tiene mucho sentido. “La madurez sexual de una mujer es mucho más lenta que la de un hombre. Ellas están en su punto máximo después de los 35 años, mientras que ellos logran esa madurez diez años antes. Así se da la combinación exacta. Emocionalmente las mujeres están más liberadas y no buscan el príncipe azul del cuento, sino que quieren permitirse sentir como hembras, sentirse activas y también admiradas”.
Cougar Town
El fenómeno de las cougar ha sido intenso. Tanto así que la cadena NBC le dedicó una sitcom al tema, protagonizado por la atractiva Courteney Cox (Friends). Se trata de Cougar Town donde una mujer guapa vive con un su hijo de 17 y se termina enrollando con los amigos de su retoño. Es lo que le pasó a Javier, quien no gusta mucho de la conversación, porque “quedé afectado”.
“Lo tomé como un juego al principio. La mamá de mi amigo es bien linda, una vieja rica. Y siempre le decía piropos, porque además era bien atenta y tierna. Pero me volví loco después de que me acosté con ella. De verdad, no había tenido a ninguna mujer tan segura de lo que quería. La buscaba, inventaba pretextos para ir a estudiar donde mi amigo y fue genial. Pero me involucré mucho. Un día me dijo que no más, porque me tenía que buscar una polola de mi edad, que ella tenía cosas que hacer. Y me sentí podrido. Obvio que no íbamos a casarnos o a tener hijos o algo así, pero me encantaba estar con ella. Me gustaba y no quería que terminara”. ¿Una cougar? (le explico lo que significa).
“Claro eso es, porque después supe que también tuvo algo con otro hombre 20 años menor, igual que yo. Y que seguramente quedó ‘cagao’, igual que yo”, sentenció.
Pero las cougar así como atrapan una presa, se aburren de ella también. ¿O no, Angélica? … “La única vez que me mantuve cerca de un romance fue con un compañero con el que tuve una relación de tres años. Con él terminamos de una forma muy natural y somos grandes amigos hoy en día. Los demás duran un tiempo nada más. Y creo que así tiene que ser. Pienso seguir haciéndolo lo que más pueda hasta que se me ocurra tener a alguien más definitivo para no estar sola”, insiste.
Pero no sólo la TV se inspiró en estas mujeres. El Libro de Claire Irvin “Tigresas” la lleva. La historia de Caroline Walker retrata el mundo de estas felinas que pretenden conquistar las nuevas generaciones de jovencitos. Está en todas las librerías de Concepción a un precio que bordea los 10 mil pesos. No es un manual ni mucho menos, pero quién sabe, puede servir de inspiración: quizás más de alguna se tiente por carne fresca y otros se dejen atrapar por las garras de estas féminas.

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