En temporada de calor, cuidado con la insolación y las quemaduras solares

/ 7 de Febrero de 2023

El verano es por excelencia época de vacaciones, temporada que nos permite aprovechar el buen clima para realizar múltiples actividades al aire libre. Sin embargo, una excesiva exposición al sol, sin tomar los resguardos necesarios, puede provocar insolaciones y quemaduras solares que afecten nuestra salud y bienestar.

 

(Fuente: Agencia Comsulting)

La temporada estival es quizás la época más esperada del año, pues está intrínsecamente asociada a las tan necesarias vacaciones. No obstante, el verano es también la época en que suelen combinarse las variables perfectas para insolaciones y quemaduras solares: altas temperaturas, frecuentes y largas exposiciones al sol, y la falta de constante hidratación y de permanente aplicación de protector solar.

Es por ello que para no lamentar episodios que no solo arruinen nuestras vacaciones, sino que también pongan en riesgo nuestra salud y bienestar, debemos poner especial atención a ciertos cuidados que nos permitirán disfrutar con seguridad de este ansiado tiempo de descanso.

Comenzaremos diciendo que la insolación, también conocida como infarto solar, es una consecuencia directa de una excesiva exposición al sol. “Los más vulnerables son los niños pequeños, que tienen una proporción de piel mucho más grande que lo que corresponde a su masa corporal, y las personas muy blancas, que tienen menos melanina, que es la defensa natural contra el sol”, explica la Dra. Carmen Gloria Fuentes, dermatóloga de Clínica Ciudad del Mar.

La especialista añade que síntomas como fiebre y dolor de cabeza, tras un día de playa o piscina, suelen ser indicadores de una posible insolación, los que se suman a los graves efectos en la piel, en la que primero aparecen eritemas y enrojecimiento y, luego, ampollas, si la exposición fue muy prolongada.

El Dr. Alfredo Labarca, médico urgenciólogo de Help, explica por su parte que la mayor molestia de las quemaduras solares es el dolor, el que muchas veces ni siquiera permite dormir. Sin embargo -advierte- el mayor peligro está en que la radiación solar es acumulativa y, que en los últimos años el cáncer de piel se ha convertido en una de las enfermedades que más ha aumentado en nuestro país.

La Dra. Fuentes añade que la insolación también puede ocasionar deshidratación, pues se sobrepasan los mecanismos de defensa del organismo que intentan mantener la temperatura corporal a 36 o 37 grados, lo que puede provocar náuseas, vómitos, escalofríos e, incluso, afectar los riñones o implicar compromiso de conciencia.

La dermatóloga aconseja que ante una insolación “lo inmediato es tomar mucha agua, cubrirse bajo la sombra, ponerse compresas frías o tibias, y usar cremas emolientes para hidratar bien la piel. Incluso, en algunos casos, cremas antiinflamatorias naturales con manzanilla”.

El urgenciólogo de Help añade que “si ya se tomó un analgésico y el dolor no desaparece, o sigue muy intenso, y está acompañado de náuseas y vómitos que sean inmanejables con las medidas básicas en la casa, probablemente sea momento de acudir a un servicio de urgencia”.

¿Cómo prevenir?  

Considerando el daño acumulativo que puede ocasionar la sobre exposición al sol, y para evitar sus desagradables síntomas, la Dra. Irene Araya, dermatóloga de Clínica Santa María entrega algunas recomendaciones:

*No tomar sol en las horas de mayor riesgo, es decir, entre las 10 y las 16 horas.

*Proteger la cabeza, ojos, brazos y pies con ropa, sombreros o gorros anchos, y lentes de sol.

*En lo posible, resguardarse bajo la sombra.

*Utilizar filtros de protección solar con factor 30 o mayor, cubriendo todas las zonas del cuerpo y repetir su aplicación con frecuencia, especialmente después de cada baño y tras realizar actividad física importante.

*Proteger a los niños, sobre todo a los menores de 2 años, ya que son más vulnerables a sobre exposiciones al sol.

*Evitar llevar a la playa a los menores de 6 meses, ya que no se recomienda aplicar bloqueador a tan corta edad.

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