Este mes se conoció el resultado de las Evaluaciones de Programas Gubernamentales (EPG) comprometidas en el protocolo del presupuesto de 2008, según el cual, sólo un 25% de los 16 programas considerados en esta medición fueron mal evaluados y se recomendó para ellos un diseño sustantivo.
Este resultado implicaría una mejora respecto de 2007, cuando un 57% de los programas revisados quedó ubicado en la peor categoría.
La Evaluación de Programas Gubernamentales (EPG) es un sistema que mide el desempeño de los programas y las instituciones públicas de modo de mejorar la calidad del gasto fiscal. Partió en 1997, con la creación de un Programa de Evaluación de la Dirección de Presupuesto (Dipres), cuya metodología se basa en la de marco lógico utilizada por organismos multilaterales de desarrollo, como el Banco Mundial y el BID.
Su información apoya la toma de decisiones, tanto en lo que respecta a temas de gestión como de asignación de los recursos públicos, en este caso, para la elaboración del Proyecto de Ley de Presupuesto de 2009.
Este compromiso iniciado por los gobiernos de la Concertación es un avance en el trabajo por garantizar un control riguroso del gasto público y su eficiente ejecución, sobre todo en un momento donde la difícil situación económica por la que atraviesa el país obliga a la moderación del gasto privado, pero también urge a que el Gobierno cuente con instrumentos que permitan conocer si los recursos son eficientemente ocupados, si llegan a la gente que realmente los necesita y si están causando el impacto buscado. Los EPG son una alternativa, pero hay que recordar que consideran parcialmente la globalidad de los programas gubernamentales existentes, quedando varios otros que no son evaluados. Por eso es relevante la creación de otros organismos o instancias auditoras (a cargo de entidades independientes) que evalúen el trabajo y los resultados de programas y proyectos que se financian con el dinero de todos los chilenos.