FEMINISMO: SÍ A LA IGUALDAD DE DERECHOS, ACEPTANDO NUESTRAS DIFERENCIAS

/ 25 de Junio de 2018
María Angélica Blanco Periodista y escritora.

La ola feminista puso en la agenda pública la necesidad de avanzar hacia una mayor igualdad de derechos para la mujer. Aplaudo la iniciativa, pues queda mucho por hacer en materia laboral, cultural, educacional, salarial y previsional para situarnos en un plano de igualdad, dignidad y autonomía en este Chile que tiene una fuerte raigambre machista. Sin embargo, hay puntos en que no concuerdo con esta escalada feminista, agresiva y radical que trata de imponer acápites bastante absurdos que tienen mucho de ideologizantes. Las voceras de la toma de la Pontificia Universidad Católica demandaron que los docentes no emitieran citas atentatorias a la “igualdad de género”, lo cual se presta para ambigüedades e interpretaciones diversas. Exigieron también el uso de un “lenguaje inclusivo” en clases, y que la bibliografía que utilizan las carreras contenga la misma cantidad de autoras y de autores. Me pregunto qué pasará en carreras como Ingeniería, cuya bibliografía ha sido escrita mayoritariamente por hombres.

Estoy absolutamente de acuerdo con penalizar duramente la violencia y el acoso sexual, como también el abuso de poder de hombres que se sienten con el derecho de asediar a una mujer sobre la base de la coerción y el miedo de ésta a perder su puesto de trabajo. Pero esta marejada feminista contra el acoso fue más allá. En algunas comunas, cualquier piropo callejero que una fémina considere una ofensa -que para mí es meramente subjetivo- podría ser castigado con una multa nada despreciable.

 Un piropo grosero, soez, atentatorio contra nuestra dignidad no es agradable. Pero el sentido común me lleva a cuestionar si una palabra o cita de elogio de un varón que alabe nuestra femineidad y encanto sea motivo de sanción legal. ¿Por qué la belleza no podría ser resaltada si se hace en forma educada, galante y respetuosa?

El alcalde Joaquín Lavín, impulsor de la curiosa ordenanza municipal, reaccionó con dureza  frente a la polémica que provocó la medida de prohibir “todo tipo de piropos callejeros”, aconsejando a los varones abstenerse y guardar silencio, enfatizando que “quien piropea se pone en riesgo”. Mi abuela materna, quien fue una adelantada para su época, era pretenciosa y elegante. A sus ochenta años, aún era una mujer bonita que disfrutaba acicalándose. Es más, mi abuelo la conquistó con un piropo: “Si la belleza fuera un instante, tú serías la eternidad”, le dijo. 

 Pedimos igualdad de derechos, pero no somos iguales a los hombres ni biológica ni psicológica ni intelectualmente. Poseemos inteligencia racional y emocional, somos más intuitivas, cálidas y románticas. Me defino como feminista femenina, y me encantan los piropos galantes, igual que a mi abuela.

O’Higgins 680, 4° piso, Oficina 401, Concepción, Región del Biobío, Chile.
Teléfono: (41) 2861577.

SÍGUENOS EN NUESTRAS REDES SOCIALES