Hamburguesas, sabor y riesgo

/ 25 de Diciembre de 2007

Luis Endía Bilbao
Si bien las hamburguesas tienen muchos detractores, también tienen muchos defensores, en especial nuestros niños. Sí,  ya que para ellos resulta un gozoso plato, en especial, si se acompaña de papas fritas.
Las hamburguesas tienen su origen en Alemania, pero es en la colonia germana en Estados Unidos donde se masificó su consumo, a inicios del siglo XIX. Desde allí salió al mundo a través de varias cadenas de fast food, lo que hoy la convierte en una de las embajadoras del país del norte.
Esta preparación contiene una alta cantidad  de materia grasa y proteínas que la hacen ser por naturaleza calórica; más aún, cuando se combina con agregados de queso y papas fritas, mayonesa y ketchup.
Lo anterior  no quiere decir que estemos en presencia de un veneno, si no que como todo en la vida, debemos moderar y alternar su consumo.
Por estos días tenemos diferentes calidades de hamburguesas: desde las tradicionales, vendidas en los establecimientos conocidos por todos, hasta las que ofrecen las opciones en carne de Wagyu o Cordero Magallánico, lo que nos da una posibilidad de consumo muy diversa, es decir, desde los 3 hasta los 20 dólares por persona.
También está la posibilidad de hacerlas nosotros mismos para asegurarnos que su preparación  tenga los sanos ingredientes de una hamburguesa preparada en casa.
Si se decide a realizar las próximas hamburguesas que comerá su familia, le recomiendo utilizar carne de vacuno, esto por considerarla algo más baja en grasas. Una vez seleccionada la carne, aproximadamente medio kilo -no debe ser en extrema magra- debe ser molida o picada muy pequeña; a esta agregue  dos cucharadas de cebolla picada muy fina que debe estar sofrita (sudada), luego condimente con sal y pimienta negra para después mezclar.
Una vez realizada la masa, dar la forma estándar, esto es, redonda de un grosor de un centímetro, llévelas a cocción en plancha y parrilla por un tiempo no superior a cinco minutos por lado;  luego acompañe de con un salad bar repleto de verduras frescas a las cuales no les puede faltar  aceite de oliva, vinagre balsámico y jugo de limón.
Ahora, si usted tiene no consume carnes rojas,  puede disfrutar  otras posibilidades:  ave, pescados, legumbres, cochayuyo o soya, estas últimas muy usadas, dada su alto componente proteico.
Sea  cual sea su opción de hamburguesas, considere que en  países donde el consumo de este producto se repite dos a tres veces por semana, finalmente ha resultado nocivo para la salud de la población. Por eso Ud.y su familia sólo deben disfrutarla cuando la ocasión  amerite y no incluirla como un alimento habitual en su dieta, ya que por gustosas, económicas o  fáciles de preparar  que sean, su abuso de consumo podrá poner en riesgo la salud de sus seres queridos.

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