Influencias europeas y diseños del Chile central caracterizan la arquitectura de las iglesias que fueron construidas a principio del siglo XX en La Araucanía. Un recorrido por las parroquias de Metrenco, Misión Boroa, Vilcún, Cherquenco y Ultracautín permite apreciar las técnicas constructivas donde priman la intuición y el oficio de la época.
Las Iglesias de La Araucanía son únicas en su tipo, porque lucen una línea arquitectónica propia que nace de la tradición constructiva eclesiástica desarrollada en la Región en los primeros años el Siglo XX. Se caracterizan por un diseño que reúne influencias arquitectónicas europeas y del Chile central. Su principal valor radica en que poseen detalles estructurales y ornamentales de gran factura, pero logrados a fuerza de la intuición y oficio popular.
Cada una de ellas demuestra una fuerte presencia de la mano de obra de los inmigrantes alemanes, suizos e italianos que llegaron como parte de las misiones Franciscanas y Capuchinas a la región de Los Lagos en el Siglo XIX. Ellos, a su vez, fueron influenciados por la tradición presente en el Chiloé del Siglo XVIII que se caracteriza por el desarrollo maderero y el uso de tejuelas como los principales insumos. Ambas influencias se trasladan a la zona de La Araucanía, que a principios del 1900 era conocida como La Frontera. Aquí las técnicas constructivas son simplificadas, pero con la pretensión de replicar las técnicas académicas como el neoclasicismo francés y bávaro, entre otros. Tal es el caso de la iglesia de Vilcún, cuyo elemento arquitectónico más notable está en el techo lateral construido como bóveda de crucería en madera cuando es una técnica lograda en piedra. Además, la mayoría tiene sus muros y cielos pintados a mano como el principal elemento de su decoración.
UN REFLEJO DE LA HISTORIA
Estas iglesias poseen una planta basilical clásica que deriva de la época romana y que se organiza en cruz latina. Este paralelepípedo es techado a dos aguas y está dotado de una fachada principal con una torre, que generalmente es de proporción reducida en relación al volumen de toda la estructura.
Espacialmente son de 3 naves. La cruz latina es la nave central y es recorrida en el fondo por una nave transversal que genera el espacio para el altar. Las otras naves son las laterales, generalmente de baja altura. Columnas redondas o pilares cuadrados hechos de roble pellín o laurel separan la nave central de las laterales. La mayoría luce detalles estriados, frisos dóricos griegos y ventanas hechas como arcos de medio punto y ojos de buey completos.
Pero lejos, la mayor particularidad de estas iglesias es que están pintadas con una elaboración muy inocente. De acuerdo a datos históricos encontrados en la iglesia de Ultracautín, en la comuna de Lautaro, fue un padre capuchino el encargado de pintar la decoración interior de esa iglesia, quien habría enseñado la técnica a otros sacerdotes y eventualmente a feligreses de la comunidad, quienes colaboraron en ésta y otras iglesias de la zona.
Los motivos son de tipo teológico, figuración geométrica y composiciones florales que forman diversos cuadrantes. Algunos tienen influencia clasicista y otros góticos, pero están hechas por aficionados y no por expertos ni artistas.
Cabe destacar que esta mixtura de tendencias no es extraña para esa época. De hecho, así se construía en el mundo a comienzos del siglo XX y las Iglesias de La Araucanía son un fiel reflejo de ese trozo de historia.
LA INFLUENCIA MEDIEVAL DE VILCUN
La iglesia parroquial San Francisco de Asís de Vilcún fue construida entre 1918 y 1919 por los monjes capuchinos bávaros. La iglesia es un volumen de 30 por 12 metros de superficie. Espacialmente está conformada por una nave central con bóveda de cañón corrido y una nave lateral a cada lado con bóvedas de crucería que terminan en sendas sacristías. Esta estructura es propia de la arquitectura románica medieval y aunque es un sistema que funciona en piedra, aquí se logró con madera como un afán espacial y decorativo.
El interior está pintado con coloridas escenas bíblicas que se repiten en todas las iglesias de estas misiones.
El acceso está marcado por una torre central de techo facetado propio del estilo bávaro y la techumbre a dos aguas fue cubierta originalmente con tejuela de alerce, pero hoy está revestida con planchas de zinc para protegerla de la lluvia.
CARPINTERIA ULTRACAUTIN
Ubicada en la ribera norte del río Cautín, en la comuna de Lautaro, la parroquia Nuestra Señora del Carmen de Ultracautín fue construida entre los años 1925 y 1927 e inaugurada oficialmente en 1930. Según consta en el cuaderno escrito de puño y letra por los misioneros Capuchinos que la fundaron, su construcción estuvo a cargo del padre Wolfram de Yohannesbrumm, mientras que la pintura que recorre todos los muros y el techo de la iglesia es del fraile Tomás de Augusta, quien contó con dos ayudantes.
En su arquitectura predominan detalles ornamentales y constructivos propios de las iglesias edificadas en La Araucanía a principio del siglo XX. Y aunque no posee bóveda de cañón corrido, sino techo plano, tiene elementos de carpintería muy bien logrados, entre ellos una escalera caracol que conduce al área del coro, y un comulgatorio hechos en talleres de la comuna de Padre Las Casas, desde donde proviene gran parte del mobiliario de ésta y las demás iglesias de la zona.
INTUICION COLORIDA DE CHERQUENCO
Desde el exterior, la iglesia San José de Cherquenco luce una apariencia muy precaria, pero en su interior se encuentra una gran riqueza arquitectónica y artística. Según datos aportados por el padre Osvaldo Seguel, su actual párroco, ésta fue construida en 1940 y la obra estuvo a cargo del padre Matías, sacerdote capuchino de origen alemán.
Su espacialidad es muy similar a la de Vilcún. Tiene la planta basilical clásica romana, techo a dos aguas con la torre en el frente de techo facetado de influencia alemana y techo de bóveda de cañón corrido. Posee pinturas muy exuberantes, con anhelo de perfección, pero con notable falta de técnica. Más bien pura intuición y creatividad popular.
El detalle ornamental de los racimos de uva que decora toda la estructura superior de la iglesia le otorga el carácter Naif a la edificación y demuestra la reinterpretación de una serie de características doctas de estilos arquitectónicos europeos que quisieron replicar.
EL VOLUMEN CHILOTE DE BOROA
La iglesia de la Inmaculada Concepción de Boroa, ubicada a unos 30 km. de Temuco, cumple con la tipología de las iglesias de La Araucanía. Es un edificio de grandes proporciones con una torre pequeña, pero a diferencia de las otras, tiene un corredor en su fachada que evidencia la influencia de la arquitectura de Chiloé. Posee una pureza en su volumetría lo que la hace muy majestuosa. Así también, carece de detalles pictóricos. Su valor arquitectónico está en la gran dimensión de la estructura y la notable influencia chilota de su diseño.
EL SANTUARIO ALPINO METRENCO
La iglesia del Santuario de Nuestra Señora del Tránsito de Metrenco fue construida por Bernabé Gudthenck, un padre de la orden capuchina de origen suizo alemán. Carecía de estudios en construcción, pero es indudable que era una disciplina que le gustaba y por la que tenía vocación y habilidad. Su nombre figura también en la construcción de otras iglesias vecinas.
En este caso, el diseño tiene una influencia muy directa de la arquitectura alpina europea. Posee techos con pendientes fuertes, torres en aguja que hacen que esta iglesia luzca mucho más esbelta y de mejores proporciones que sus pares.
Tiene un trabajo de carpintería muy bien logrado en el altar, las naves laterales, el acceso y la torre. En esencia el concepto arquitectónico es similar a las otras iglesias, pero con una elaboración más cercana a las de la región de Los Lagos.
Estos cinco ejemplos hablan de una arquitectura heterogénea tal como lo fue la construcción de la última frontera de los conquistadores: una zona de encuentro en que llegaron las influencias europeas, las del sur y del Chile Central, tradiciones que nutrieron el patrimonio arquitectónico, artístico e histórico de la región.