La crisis subprime ha generado la primera recesión global que se produce en el mundo después de la segunda guerra mundial. La economía de Estados Unidos ya entró oficialmente en recesión en el tercer trimestre de 2008 y lo han seguido Europa y Japón. Esto significa que para 2009, al menos un 60% del producto mundial se encuentra en recesión. El FMI está proyectando una caída del producto de Estados Unidos de -0,7% para 2009, una caída de -0,5% para Europa y de -0,2% para Japón. Si bien la caída proyectada es pequeña, se trata de una estimación bastante optimista y conservadora de la evolución futura.
La causa básica de esta crisis fue el reventón de una burbuja inmobiliaria que se había venido formando en los últimos años en Estados Unidos, y sus efectos sobre la deuda hipotecaria securitizada de la banca de inversión y el sistema financiero en general. Naturalmente, la pérdida financiera fue mayor en los segmentos hipotecarios más riesgosos –Subprime-, lo que en definitiva le dio su nombre a la crisis. La caída del precio de las casas en los Estados Unidos generó un default masivo en las deudas hipotecarias, lo que a su vez arrastró a ejecuciones masivas de garantías (más de 2 millones de familias afectadas), y a una desvalorización dramática de los bonos que respaldaban estas hipotecas. Ello arrastró a la quiebra a numerosas instituciones financieras y a un “crash bursátil” que disminuyó el valor de las acciones a la mitad.
Las autoridades económicas norteamericanas reaccionaron, en general, en forma bastante proactiva, intentando evitar un colapso del sistema financiero, rescatando las instituciones más grandes y emblemáticas. De tener éxito, esto habrá evitado una depresión económica mayor y la habrá transformado en una recesión más normal.
También hubo burbujas inmobiliarias que reventaron en algunos países europeos, lo que transmitió la crisis financiera a Europa. En particular, las economías más afectadas parecen ser las de España, Inglaterra e Irlanda, donde se habían generado burbujas inmobiliarias especialmente agudas. La fuerte interconexión que tienen las economías de la Unión Europea produjo una fuerte desaceleración en todo el continente.
¿Cómo nos repercute esto en Chile? A través de dos vías. En primer lugar, al contraerse las principales economías del mundo habrá un impacto negativo sobre las exportaciones físicas de Chile. En segundo lugar, la disminución de la demanda mundial producirá una fuerte baja de los precios de nuestras exportaciones, en particular en el precio del cobre. Con un precio del cobre inferior a la mitad del año previo, cambian los equilibrios macroeconómicos del país. Se genera un fuerte déficit en la cuenta corriente de la balanza de pagos y se evapora el superávit fiscal.
El deterioro en las cuentas externas llevará necesariamente a un alza importante en el tipo de cambio y a una contracción de la demanda interna. Esto último, a su vez, producirá un brusco freno en el crecimiento de la economía. Existe algún desacuerdo acerca de la magnitud probable de la desaceleración de la economía. Mis cálculos me indican una caída probable del gasto interno del orden de -3,5%, lo que a su vez conduce a una caída del producto entre -0,5 y -1% para 2009, lo que la haría comparable con la última crisis asiática.
La mayor caída probable es en la inversión, la que puede llegar a caer hasta 20% comparado con el año 2008. Esta caída probablemente produzca un descenso en la construcción del orden del 10%, lo que seguramente tendrá un fuerte impacto en la tasa de desempleo del país. Es muy probable que volvamos a tener tasas de desempleo de dos dígitos en un futuro próximo, por lo que éste debería transformarse en un problema crítico el próximo año.
Afortunadamente el sistema financiero chileno está en una posición bastante fuerte para resistir la crisis. La buena regulación bancaria parece estar dando sus frutos, lo que permitiría que, a diferencia de Europa y Estados Unidos, no sea necesario hacer ningún rescate financiero masivo en estas latitudes.
El alza probable del dólar dejará en buen pie al sector exportador, el cual deberá ser el puntal sobre el cual se construya la futura recuperación de la actividad económica. Con un buen tipo de cambio real se restituye la capacidad competitiva de la economía chilena, por lo que el sector exportador vuelve a tomar un lugar protagónico en nuestra economía.
Erik Haindl Rondanelli
Decano Facultad de Economía y Negocios
Universidad San Sebastián
Ph D (c) in Economics
Master of Arts in Economics
Magíster en Economía Industrial
Ingeniero Civil Industrial