Hace unos días se dieron a conocer los resultados del último Índice de Percepción Empresarial Regional, IPER Biobío, medición que semestralmente elaboran la Universidad Andrés Bello, la consultora EY y la CPC Biobío, que en esta oportunidad entregó una mirada cautelosa del mundo empresarial de la zona.

Presidente de la Cámara de la
Producción y del Comercio
Biobío.
La encuesta, que se aplicó durante diciembre y a la que respondieron poco más de 130 líderes de distintos sectores productivos de la Región, arrojó que el 55 % de los consultados proyecta un crecimiento cercano al 4 % para este año. El foco de esta visión está puesto en recuperar el crecimiento, principalmente a través de mayores incentivos a las inversiones, nuevas líneas que fomenten la productividad y la mejora de redes de conectividad e infraestructura.
Este último punto mostró un aumento en la importancia asignada por los encuestados. De hecho, en el mismo periodo del año anterior (diciembre de 2017), un 42 % de ellos lo consideró una variable indispensable para lograr el crecimiento económico. Hoy, en tanto, el 51 % estima que debiese ser un tema prioritario para el Gobierno.
En materia de conectividad e infraestructura vial, la Región del Biobío está al debe.
Si bien se han realizado obras de mejoramiento, son muchas las comunas rurales de las provincias de Biobío y de Arauco que requieren de redes camineras que den a sus habitantes una mejor calidad de vida, y que hagan más eficiente el transporte de sus productos, principalmente agrícolas y forestales.
En Concepción, en tanto, tenemos en espera obras viales emblemáticas.
Tal es el caso del Puente Industrial, cuya construcción permitirá unir los puertos de la zona con la Ruta 5, y descongestionar el flujo vehicular de las ciudades. Asimismo, el término del Puente Bicentenario, que lleva ocho años a la espera de ser habilitado en su totalidad, o las rutas Interportuaria y 160, también son obras que, sin duda, darán un impulso a nuestra economía por su alcance en la logística de las exportaciones y, sobre todo, se traducirán en un cambio significativo en las rutinas de nuestros vecinos, mayormente en lo que a desplazamientos se refiere.
Se hace imperativo entonces que, junto con poner en marcha iniciativas que potencien a nuestra Región, tengamos una visión de largo plazo en su planificación, que congregue a nuestras comunidades y brinde soluciones eficientes, que permitan la convivencia armónica entre empresas y vecinos.
Hay desafíos pendientes, hay proyectos en los que todos podemos aportar, generando más espacios de colaboración para construir las ciudades que queremos y, por sobre todo, las que nos merecemos.