El Banco Central dejó atónito a gran parte del mercado con la decisión de intervenir en el mercado cambiario mediante la compra de US$ 8.000 millones que constituirían un incremento de las reservas internacionales. Dado que en un sinnúmero de oportunidades expresamos nuestra convicción de que el peso chileno había presentado una apreciación excesiva frente al dólar estadounidense y que el tipo de cambio se encontraba bajo lo sugerido por los fundamentos económicos, resulta bastante razonable dicha intervención de la autoridad monetaria. No obstante a lo anterior, el hecho que ésta se pueda justificar no implica que se encuentre exenta de riesgos.
A nuestro juicio, estimamos que el principal riesgo de corto plazo proviene de las presiones inflacionarias que se puedan generar sobre el precio de bienes importados. De acuerdo con nuestras estimaciones, esta medida podría contribuir a un incremento en el tipo de cambio a valores de hasta $30, lo cual podría incrementar el IPC de bienes transables en alrededor de 0,4 puntos porcentuales (p.p.) y con ello en 0,2 p.p. la inflación anual. De concretarse este efecto y considerando la posibilidad de nuevos incrementos en el precio del petróleo, podríamos ver que el efecto inicial del recorte de impuestos a las bencinas podría ser completamente anulado.
Un segundo elemento que considerar dentro de los riesgos de esta medida, en parte como consecuencia del aumento de precios de bienes importados, consiste en la mantención del anclaje de expectativas inflacionarias de agentes privados, variable que constituye el eje central de la política monetaria basada en metas de inflación. Dado que en el transcurso del año la Encuesta de Expectativas Económicas del Banco Central y la compensación inflacionaria implícita en papeles de renta fija han evidenciado mayores expectativas de IPC, en el caso que las expectativas privadas se continúen alejando de la meta de 3,0% y existan nuevas presiones de precios desde el resto del mundo, sería inminente la necesidad de un incremento adicional de la TPM a 6,5% en el corto plazo. Si bien esto no forma parte del escenario base, constituye el principal escenario alternativo de riesgo.
Si bien esperamos que la medida no tenga un impacto significativo en la evolución del tipo de cambio (evidencia empírica da cuenta que las intervenciones sólo permiten corregir desequilibrios pero que no afectan la evolución del valor de la moneda), creemos que sesga aún más al alza los riesgos de inflación para el presente año. Asimismo, aparte de considerar los desafíos adicionales que genera esta medida en la conducción de la política monetaria, debemos reafirmar el rol preponderante que tiene el sector externo sobre el tipo de cambio, ya que, al final del día será el principal determinante de la tendencia de la moneda en el mediano y largo plazo.