José López Tarrés: “INACAP está llenando el vacío que dejaron las universidades técnicas”

/ 19 de Abril de 2009

inacap_bio0579Este licenciado en Matemáticas y Master of  Science de la Universidad de Florida “es un hombre que sabe” dicen en INACAP, hasta donde llegó para hacerse cargo de la vicerrectoría académica luego de tres décadas de trabajo en la Pontificia Universidad Católica de Chile. En su nuevo cargo defiende a ultranza el modelo de articulación de estudios  y también la necesidad de potenciar carreras “duras” para  disminuir el vacío que dejaron las universidades técnicas en Chile.
José López Tarrés es un profesor de Matemáticas de esos de tiza y pizarrón -como él agrega en sus presentaciones- que ha pasado gran parte de su vida enseñando y buscando nuevas formas de entregar sus conocimientos a sus estudiantes. Tan arraigado tiene el “ser docente” que asegura que cuando pasa mucho tiempo alejado de las salas de clases hasta sufre síndrome de privación; por ello se ha mantenido siendo profesor  aún cuando paralelamente le ha tocado desempeñar cargos directivos o liderar innovaciones curriculares de relevancia nacional, como la creación del programa de Bachillerato -hoy llamado College-  en la Pontificia Universidad Católica de Chile.
Haber participado en el diseño y conducción de esta reforma le dio un peso específico dentro de la UC que le permitió seguir desempeñando altas funciones, como la dirección General de Pregrado o la dirección de Política Académica, roles que le hicieron ser considerado una autoridad en gestión académica dentro de esa casa de estudios. Ésa era su posición cuando fue invitado por INACAP para hacerse cargo de la vicerrectoría académica de la Universidad Tecnológica de Chile, un proyecto que, según confesó, venía observando desde su gestación. En una decisión que muchos no entendieron, dejó atrás tres décadas de trayectoria en la Universidad Católica y el 2 de enero de este año se instaló en la sede central de INACAP para liderar el área académica de la institución.
Cuando  le preguntamos sobre el por qué de este cambio desde una universidad de trayectoria a una que recién da sus primeros pasos y que busca validarse entre sus pares, se apura en contestar que se interesó en ella cuando vio la relevancia que la Universidad INACAP tendría para la enseñanza superior de pregrado.
“Hay que rescatar el hecho de que INACAP está llenando el vacío que dejaron  las universidades técnicas que existieron en décadas pasadas y que con el tiempo pasaron al esquema de las universidades tradicionales, como lo hizo, por ejemplo, la Universidad Técnica del Estado, hoy Universidad de Santiago”, recalca, y asegura que no es que tenga aprensiones con ese modelo, sino que le preocupa que en el país las instituciones no se interesan en cubrir esa demanda, aún cuando el discurso público dice que en Chile se debe reforzar el área técnica.
“Lo que lamento es que ese discurso es sólo de la boca hacia afuera porque las leyes, el fomento y los incentivos no apoyan este tipo de enseñanza y por eso es que el sistema en general tiende a generar instituciones de educación del tipo blando, es decir, universidades que imparten carreras de tiza y pizarrón”, enfatiza.
-Si todos reconocen la necesidad de tener más técnicos en el país, ¿por qué se da más fomento a las carreras universitarias?
Porque las carreras universitarias tradicionales están más en la mira de la gente. Yo tengo una figura que llamo las madres de Chile para explicar esta situación. Esta figura simboliza a los entornos familiares de los estudiantes, los que comprenden que en Chile hay que fomentar las carreras técnicas, pero no con sus niños. Dicen OK. Eso se necesita, pero quiero que mi hijo estudie arquitectura, periodismo o derecho. Hemos visto el auge que han tenido carreras como gastronomía u otras  técnicas que ya están en el horizonte de muchos jóvenes y sus familias, pero todavía hay mucho que hacer en eso.
-¿Y Ud. no tuvo problemas en dejar una institución con prestigio y trayectoria para ser parte de una universidad que ofrece carreras “duras”, con sólo un par de años de funcionamiento y donde hay mucho por hacer?
Justamente eso es lo interesante, yo siempre les explico a mis alumnos que no hay nada más fome que las cosas fáciles, porque las cosas difíciles siempre tienen algún grado de dificultad y aquí, más que con la dificultad, tiene que ver con el sentido. Cuando uno trabaja en algo que ya está hecho, con el tiempo puede cuestionarse ¿dónde puedo hacer un aporte más significativo?
Y por eso uno de mis roles acá como vicerrector es contribuir a validar el modelo de universidad que estamos proponiendo, porque hay sospechas, hay reticencia, hay desconocimiento. La memoria colectiva es frágil y se olvida de modelos que fueron abandonados por cuestiones de demanda y que dejaron este vacío que llenó la Universidad INACAP. Por eso no me parece tan extraño el motivo que me movió a venir. No siento que estoy arriesgando nada, estoy apostando a venirme a un lugar donde hay aportes que hacer.
¿Cuál será el sello que Ud. dará a su gestión en la vicerrectoría académica?
La Universidad INACAP está enfrentando al sistema de acreditación y a la opinión pública también. Tiene que  validarse, y en ese sentido hay que hacer un aporte. INACAP es muy fuerte y reconocido en la formación técnica. En eso no hay ninguna duda, pero el hecho que se constituya en universidad requiere hacer una serie de transformaciones, incluso en la cultura interna.
Por otro lado tenemos el problema de la aprensión que causó este paso en la gente, porque hay temor que este cambio signifique un abandono de esta labor educativa que ya dejaron otras instituciones. Entonces se necesita hacer una labor pedagógica para que la gente asimile este cambio, tanto dentro de la institución como en el medio circundante.
-Las aprensiones en contra de proyectos educativos nuevos la mayoría de las veces pasan por saber si su oferta formativa es realmente de calidad. En una institución como INACAP, que tiene más de 80 mil estudiantes ¿se puede garantizar esta calidad?
Creo que este volumen que INACAP ha alcanzado no es una cosa que se haya producido de la noche a la mañana. Ha tenido un crecimiento natural como cualquier organismo que va adquiriendo mayor prestigio y presencia; hay que pensar que es la única institución que está presente en todas las regiones, entonces eso explica que tenga el tamaño que tiene. Por otra parte, tenemos un sistema de gestión académica con clases estandarizadas para asegurar que lo que se está dando en una materia en Concepción sea lo mismo que se está entregando en Iquique o Punta Arenas. Creo que el prestigio de INACAP no requiere demasiada propaganda. INACAP hace bien lo que hace. De lo que tenemos que preocuparnos es que lo nuevo que hacemos sea coherente con nuestro proyecto educativo.
-Eso estandariza la entrega de conocimientos, pero ustedes no tienen filtros de admisión, como la PSU, lo que también podría atentar contra la calidad de la formación.
Los sistemas de selección universitaria buscan vaticinar el rendimiento de una  persona que va a entrar a la universidad y pretenden predecir: este estudiante va a ser bueno para abogado o para neurocirujano.  Pero cualquier sistema de vaticinio, por perfecto que sea, está sujeto a errores, más si se trata de uno que se basa en pruebas que se toman un día en que la persona pudo haber estado deprimida o sobreexcitada; en cambio nosotros estamos proponiendo un sistema (de articulación de estudios) en que admitimos a la gente y la ponemos a prueba. Pero esto no es un vaticinio, le decimos usted entra acá y nosotros vemos hasta dónde puede llegar y qué cosas puede rendir. Al alumno que tiene una capacidad para llegar hasta cierto punto se le entrega un título técnico y al que demuestra mayor rendimiento prosigue sus estudios en un esquema bastante más seguro donde se está comprobando en los hechos cuál es la capacidad de esa persona.

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