La denuncia que falta

/ 20 de Marzo de 2007

En Chile la distribución gratuita de la píldora del día después sigue causando polémica. Es tema de debate para algunos alcaldes, para el Gobierno, para la Iglesia, para la familia. Pero también es una suerte de “caballito de batalla” de cualquier discurso político para hacer la diferencia de quién es quién en el universo ideológico chileno.

Los que están a favor de su entrega universal se identifican con una determinada tendencia  y quienes se oponen se instalan en la vereda contraria. Así hemos pasado un par de años, en lo que ya se ha convertido en una especie de “tira y afloja”, donde cada parte desea imponer su particular visión sobre el asunto. Y cómo no hacerlo, si es un  discurso que, al menos a nivel político, atrae votos. El problema es que éste es sólo uno de los elementos en una discusión mayor respecto al debate sobre el derecho a la vida que tiene todo ser humano.

Aquí la realidad es una: en Chile el aborto no está legalizado y mientras toda la atención pública se centra en la entrega de la “píldora”, en Internet, ante los ojos de todos, o mejor dicho, ante las pantallas de todos, circulan avisos comerciales que ofrecen “eficaces” fármacos abortivos sin que todavía ninguna autoridad política o de Gobierno haya reparado en ellos.

El más difundido en chats y sitios de avisos gratuitos es el Misotrol, un medicamento utilizado para el tratamiento de las úlceras gástricas que como efecto secundario provoca contracciones uterinas y que usado en altas dosis podría ocasionar la interrupción de un embarazo.

Su comercialización, tal como ocurre con todos los medicamentos para uso humano que no son vendidos en farmacias o en establecimientos del tipo A o B, está penalizado con una bajísima sanción. El Código Sanitario sólo lo tipifica como una falta, con multas que oscilan entre los 32 y 108 mil pesos. Lo grave es que el Misotrol, u otros  similares, son ofrecidos en la red específicamente para ser usados como métodos abortivos,  y es ahí donde existe un vacío legal que no reconoce en este tráfico la calidad de delito que se merece.

Esta realidad fue la quisimos abordar en uno de nuestros reportajes centrales, mediante una  investigación periodística que determinó cómo en Concepción, Temuco, Valdivia y Puerto Montt, por nombras algunas de las ciudades del sur, la venta virtual de Misotrol ha pasado a ser un mercado negro al que recurren muchas mujeres sin saber a los peligros que se exponen. Hasta hace poco la oferta de este medicamento en la red estaba circunscrita sólo a la Región Metropolitana. Sin embargo, la masificación de la información a través de Internet ha permitido que este comercio se haya extendido a todo el país y circule de foro en foro en la más completa impunidad, como un claro atentado contra  la vida y contra  la integridad de las mujeres. Por eso es que insistimos en el hecho de que al  mismo tiempo que en algún lugar de Chile se genera un nuevo debate en torno a la píldora del día después  -cuyo argumento puede o no ser legítimo- en el ciberespacio hay más de un oferente que gestiona una venta de Misotrol con fines abortivos en la más completa impunidad, pues sabe que este tráfico en Chile todavía no es “tema”.

O’Higgins 680, 4° piso, Oficina 401, Concepción, Región del Biobío, Chile.
Teléfono: (41) 2861577.

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