La dieta mediterránea

/ 22 de Enero de 2007

Constantemente se escuchan las virtudes de la dieta mediterránea, pero la verdad es que poco se pone en práctica, lo que resulta sorprendente. Contamos con un clima que no tiene nada que envidiar a la vieja Europa, pues nos otorga una variedad de productos.

Este estilo de alimentación ha traído múltiples beneficios a la salud de los pueblos que la practican. Entre ellos, una disminución en la taza de mortalidad por enfermedades cardiovasculares, y otros problemas asociados a la obesidad.

Sus múltiples beneficios radican en la naturalidad y diversidad de lo que se come, en el consumo de materias grasas vegetales y en la incorporación de frutos del mar. Estos han sido los pilares de la dieta mediterránea, la cual no sólo se puede practicar en los países de origen o restaurantes de especialidad, sino que también la podemos gozar a diario en nuestros hogares.

Por estos días de verano, son variadas las posibilidades de adquirir verduras, hierbas, legumbres y frutas frescas. Así como también, contamos con una nutrida oferta de alimentos, y la creciente diversidad de aceites de oliva nacionales que repletan nuestros mercados. Además, si a esto somos capaces de agregar creatividad y voluntad de comer sano, estoy seguro de que lo conseguiremos.

Le propongo que este fin de semana al pensar en encender su parrilla (bendito equipo de cocción), esta vez prefiera asar un par de pescados. La idea tiene por objetivo demostrarle lo simple que puede ser disfrutar de las bondades de la dieta mediterránea.

Al momento de buscar la materia prima, ojalá encuentre uno de textura firme, como un jurel, congrio o salmón. Una vez adquirido su pescado fresco y fileteado, píntelo con aceite de oliva, agregue hierba picada, como un simple perejil, tomillo, cilantro o cebollino. Ahora si prefiere y puede, de todo un poco, mejor. También agregue un poco de ajo fresco molido, y luego lleve a la parrilla dispuesto en una pequeña rejilla especial para este producto, la cual permite girarlos sin que se rompan. No olvide la sal a gusto, y la cocción dependerá de la potencia del fuego. En ningún caso deberá pasar de los 10 minutos.

A este manjar podemos acompañarlo de verduras cocinadas a la parrilla y un par de papas asadas en la  misma. Para las primeras, se me ocurre laminar zapallo italiano y pimentones partidos a la mitad, agregar un chorrito de aceite de oliva y un poco de vinagre, sal y sin más, al asador.

Para las papas necesitaremos papel aluminio, porque las envolveremos previamente sazonadas. Los tiempos de cocción serán, en el caso de las verduras alrededor de diez minutos, y en las papas dependiendo del tamaño y la regularidad de éstas, no más de veinticinco minutos.

Las verduras pueden ir directo a la parrilla y las  papas entre las brasas. Ambas, al momento de servirlas deben llevar gotitas de oliva y vinagre, si es de su gusto.

Un buen vino que pueda armonizar este festín mediterráneo, debiera ser una cepa blanca fresca o una tinta muy liviana. Y si a esto, agregamos al finalizar la comida, una siesta, le aseguro que podremos disfrutar de la vida hasta los cien años.

Luis Endía

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