Roger Sepúlveda Carrasco Rector Universidad Santo Tomás Región del Biobío.
En las últimas décadas, la industria siderúrgica de Chile ha enfrentado desafíos significativos, y hoy, uno de sus actores clave, la empresa siderúrgica CAP Acero, conocida localmente como Huachipato, se encuentra en una situación crítica, con lo que se pone en peligro también una industria de importancia estratégica para el país.
Huachipato, con sede en la región del Biobío, ha sido una parte fundamental de la historia industrial chilena. Durante más de 70 años, ha contribuido al desarrollo económico y tecnológico del país, proporcionando acero para una amplia gama de industrias, desde la construcción hasta la manufactura.
No obstante, en los últimos años, enfrentó una serie de problemas financieros y operativos que pusieron en riesgo su supervivencia. Estos desafíos incluyen la competencia global (muchas veces “desleal”), la obsolescencia tecnológica y la falta de inversión para modernizar sus instalaciones. Además, la reciente crisis económica exacerbada por la pandemia de COVID-19 solo empeoró su situación.
De acuerdo con informaciones aparecidas en distintos medios, la siderúrgica arrastra más de US$1.000 millones de dólares en pérdidas desde 2009, y solo el primer semestre de este año, la empresa CAP Acero reportó un saldo negativo de US$279 millones. Desde la CPC Biobío ya se levantó la voz de alerta, pues esta compleja situación pone en riesgo 1.200 empleos directos y otros 1.200 indirectos, así como la totalidad de su cadena productiva que suma una cifra cercana a los 20 mil puestos de trabajo.
Para comprender la relevancia de Huachipato y de la industria siderúrgica en Chile, es necesario considerar también su importancia estratégica. El acero es un componente esencial de la mayoría de las industrias, incluyendo la construcción, la manufactura de maquinaria, la automotriz y la construcción naval e industria de defensa. Por lo tanto, una producción de acero local sólida es fundamental para la economía y el desarrollo industrial del país.
Además, la producción de acero tiene un valor estratégico en términos de seguridad nacional y soberanía económica. Dependiendo en gran medida de las importaciones de acero, un país se arriesga a vulnerabilidades en caso de interrupciones en el suministro global o fluctuaciones en los precios internacionales.
La situación de Huachipato enfatiza la importancia crítica de mantener una industria siderúrgica sólida en Chile. La siderurgia no es solo una relevante fuente de empleo, sino también un pilar para la economía y la seguridad nacional. Por ello, estimo, es hora (aunque muy tarde sí) de tomar medidas audaces y estratégicas para revitalizar esta industria y garantizar su futuro en un mundo cada vez más competitivo y globalizado.
La industria del acero en Chile debe reflejar una fortaleza incuestionable y no la debilidad que hoy, lamentablemente, representa.
