La fiesta de acabó

/ 15 de Octubre de 2008


La incertidumbre prolifera en los mercados bursátiles de todo el mundo y con ella, el temor a una recesión hace temblar las economías de países desarrollados. En Chile la preocupación está instalada principalmente en los sectores exportadores, en el mercado laboral y en el presupuesto familiar. Es que todavía no está claro cómo el descalabro financiero va a golpear nuestra economía. Lo único cierto es que el buen momento económico pasó y ahora es tiempo de “ordenar” la casa para seguir adelante.
El día a día tiene a inversionistas, empresarios y autoridades de gobierno de todo el mundo con los nervios de punta. Y es que en los últimos meses el deterioro del escenario financiero global superó las expectativas respecto de las consecuencias que la crisis subprime iba a tener en los mercados y que hoy se ve reflejada en falta de liquidez y desconfianza bursátil.

Efectos en Chile

El sector que primero sufrió los efectos de esta crisis fue el forestal, particularmente los aserraderos que nutren la exportación de productos para la construcción como madera sólida, molduras y tableros, ventas que estaban concentradas en Estados Unidos.
Fernando Léniz, Presidente de la Corporación Chilena de la Madera (CORMA), reconoce que las exportaciones disminuyeron un 25% este año y que ante este escenario las compañías tuvieron que tomar medidas de contingencia. “Muchas empresas disminuyeron sus producciones, algunas tuvieron que cerrar y otras buscar nuevos mercados”.
Asia, China, Taiwán y Vietnam y algunos países latinoamericanos surgieron como mercados atractivos que comenzaron a  reemplazar las ventas perdidas en el alicaído mercado norteamericano. Sin embargo, los resultados económicos se verán en el mediano o largo plazo. La industria deberá adaptarse a estos nuevos mercados. “Los productos madereros para la construcción no son todos commodities. Algunos mercados los piden con densidades y tamaños diferentes, por lo tanto hay que hacer modificaciones de producción con costos mayores. Es necesario hacer inversiones y esto va a tomar tiempo”, asegura el líder de CORMA.
Según el empresario, el sector tiene como respaldo a los productos de celulosa y este mercado “está en buena situación porque aunque la demanda ha bajado, los precios se mantienen en niveles convenientes para Chile”. Agrega que este escenario puede verse modificado en la medida que Europa y China, principales destinos de la celulosa chilena, se vean impactadas por la crisis.
A pesar de este escenario, Fernando Léniz está optimista. Si bien cree que esta crisis puede ser tan profunda como lo fue la asiática, desestima que sus efectos sean un factor decisivo para afectar nuestra economía. “No hay que ser tan pesimista. Hay signos de que podemos volver a crecer en un plazo más breve que otros países, porque Chile es un país más organizado, que tiene bastante avanzada su política económica y un manejo fiscal muy prudente. Tengo mucha confianza en el Ministro de Hacienda y en las autoridades del Banco Central  que van a manejar bien esta situación o, al menos, todo lo bien que se pueda, porque no podemos estar completamente blindados y no tener ninguna consecuencia negativa de lo que está pasando en el mundo. Es decir, creo que las consecuencias van a ser las menores posibles”, concluye.

Sector exportador

Entre los mercados sensibles al escenario internacional está el pesquero y la industria del salmón. César Barros, Presidente de SalmonChile, concuerda con Léniz en que esta crisis financiera compromete una menor demanda del sector exportador chileno, especialmente el asociado a productos de consumo de Estados Unidos. Sin embargo, estima que para la industria del salmón éste es un riesgo acotado, dado que la demanda mundial por salmón se mantiene robusta, al igual que en los últimos 15 años. “Hoy el salmón constituye una parte integral de la dieta de norteamericanos y europeos y nada hace pensar en una futura caída en el consumo”.
El empresario consigna que las importaciones totales de la Unión Europea acumulan – a la fecha – un crecimiento de 9% y un 15,7% desde Chile, y que los precios se mantienen en sus máximos históricos, a pesar  del aumento de 21% de la oferta de Noruega registrada el año pasado. “A esto se agrega la diversificación de destinos de exportación de la industria, con envíos a prácticamente todo el mundo y, en particular, a países de Asia y Europa donde el efecto de la crisis puede ser moderado”, sostiene.
Por otro lado, la situación financiera actual amenaza con una contracción del crédito para las empresas, Pymes y personas. “La cautela de los bancos para otorgar créditos en la actualidad podría afectar la inversión de la industria del salmón al igual como lo haría para cualquier otro sector del país, ya sea exportador o productor local”, afirma y concluye que “el efecto final de las medidas tomadas en la actualidad por Estados Unidos y la real magnitud que tendrá la crisis financiera en el sector real es todavía incierto”.

Dinamismo en suspenso

El sector metalúrgico es otro de los protagonistas que observan con atención el desarrollo del actual contexto financiero. Para Arturo Lyon, Presidente de la Asociación de Industrias Metalúrgicas y Metalmecánicas (ASIMET), el escenario es preocupante desde el punto de vista de los costos de energía, debido a que las industrias  de esta área son altamente demandantes de este recurso.
Sin embargo, en materia de rendimiento, la actividad aparece con un alto grado de resistencia. “Los otros commodities de Chile (cobre, celulosa, hierro, etc.) no se han visto afectados por la demanda de otros países, principalmente de Asia”, puntualiza.
Lo cierto es que la minería, energía y construcción siguen en Chile con una fuerte demanda y proyectos de inversión. “En la medida que ellos mantengan sus niveles de actividad nuestro sector se va a ver impulsado. Por el momento estamos creciendo más que el resto de la industria en el presente año”, aclara Lyon, quien estima el crecimiento entre un 3,8 y un 4,3% para el 2008. De hecho, el registro al alza de 8,8% del Índice Mensual de Actividad de la Construcción (Imacom) del último periodo es una señal para mantener el optimismo. Sin embargo, es una evolución en suspenso, ya que factores como la inflación son determinantes en este sector.

Chile y el mundo

La actual crisis financiera encuentra a Chile y al mundo en una situación radicalmente diferente a los complejos escenarios vividos en la década de los’90 y hasta comienzos del 2000 con las llamadas “crisis puntocom” y “Asiática”. De ahí que las autoridades de gobierno y algunos analistas sostengan que Chile va a resistir mejor que otros países los efectos de esta crisis.
No hay que olvidar que en las anteriores crisis los países emergentes y los gobiernos estaban endeudados con el resto del mundo y no habían guardado nada de dinero. Esta vez, en cambio, las economías emergentes tienen bastantes reservas lo que las protege ante un escenario extremo de recesión.
Raphael Bergoeing, economista jefe de Banchile Inversiones, explica que en el caso de Estados Unidos, la economía norteamericana está mejor preparada que en el pasado para enfrentar esta crisis por dos razones. “Ellos (Estados Unidos) aprendieron de la experiencia de la gran recesión. De ahí que estén dispuestos a un plan de salvataje que -aunque genere ruido- hace pensar que el sistema de crédito se mantendrá vivo y no se producirá una parálisis financiera que lleve las tasas al infinito”.
Agrega que  Estados Unidos tiene una economía en lo microeconómico y productivo muy flexible, condición que les permite adecuarse y volver a retomar el dinamismo económico.
Por otro lado, el ’98 el mundo emergente crecía cerca de un 2% y países de Asia como Tailandia y Singapur registraron una recesión con crecimientos cercanos al -7%. Al superar la crisis asiática el crecimiento mundial se empinó hasta llegar a 5% cuando la cifra histórica no supera en promedio el 3%. Los países emergentes -como China que llegó a crecer a una tasa cercana al 9%- están hoy mucho más protegidos frente a una eventual disminución del crecimiento de su actividad económica como consecuencia de la crisis financiera actual.

Factor resistencia

Este contexto permite afirmar que el escenario global tiene fundamentos económicos favorables para resistir la crisis y Chile tiene factores que le ayudan a resistir.
“Antes dependíamos básicamente de Europa y Estados Unidos, pero hoy China es un país tan grande y con tanto espacio para seguir creciendo que su reducción de actividad no nos va a permitir exportar en la cantidad que veníamos haciendo, pero tampoco nos va a hacer crecer a cero o llegar a recesión, como pasó en la crisis del ’82 o el ’98. Por ejemplo el cobre en la última crisis se fue a 60 centavos y hoy se espera que baje a 2 dólares en el peor escenario. Es la mitad del menor precio del año pasado, pero 3 veces lo que tuvimos en momentos recesivos anteriores”, aclara Bergoeing.
El futuro para Chile es visto de manera positiva por el economista. Argumenta su optimismo explicando que la economía chilena tiene mucho ahorro y esto la hace estar mejor preparada que Estados Unidos respecto al problema de la escasez de crédito y tasas de interés, porque Chile es un país sin deuda.
Sin embargo, lo que debilita la situación de Chile es su capacidad para ponerse de pie frente a una eventual caída. “Chile está peor que Estados Unidos, porque nuestra economía es muy rígida, porque en el mercado laboral y en el mercado de capitales los recursos se mueven con mucha dificultad de un sector a otro, que es lo que se necesita para salir adelante. A pesar de esto, mi mirada es de preocupación por el tema del crédito, porque Estados Unidos tiene mucha deuda y porque las tasas de interés van a subir, pero optimista, porque sé que allá están enfrentando el problema de mejor manera a como lo hicieron en los años ’30, con disposición a generar más liquidez y esto es bueno para la economía global”.

Dependencia mundial

Francisco Garcés, Director del Centro de Economía Internacional del Instituto Libertad y Desarrollo, analiza el actual y futuro escenario para la economía chilena en virtud de los impactos mundiales. “La mayor gravedad de la crisis y el efecto más peligroso para nuestra economía está en los mercados de crédito que se han paralizado. No habiendo crédito, la economía real, es decir de las industrias, de la agricultura, de los servicios, no puede funcionar bien. Dejan de crecer y pueden producirse también efectos negativos en las empresas y en los agentes económicos, en el sentido de que pueden llegar a tener pérdidas hasta quebrar”.
El economista agrega que además del problema crediticio, el otro aspecto que afecta a la economía chilena -y que puede ser muy fuerte- es el comercio internacional. “Las exportaciones de Chile van a tener menor demanda y menores precios. Ambos efectos son una especie de tenazas sobre nuestra economía que hace que disminuya su crecimiento económico”.
Garcés pronostica que el mercado del trabajo será uno de los escenarios que se verán impactados en Chile.
“Creo que al haber menos demanda internacional de ciertos productos así como por efecto de la caída de los de las materias primas exportadas, las empresas tendrán que ajustar su producción o quebrar. Esos ajustes significan desempleo y mientras más altos estén los sueldos y salarios más difícil será hacer el ajuste y mayor el desempleo que se provocará”.
Ambos economistas coinciden en que el actual escenario es un ciclo propio de la economía y que hay elementos aún por conocer para establecer cualquier futuro análisis. Si bien los últimos años el mundo vivió una gran prosperidad, con tasas de crecimiento históricas, hoy las economías deben resistir para volver a tomar los niveles de crecimiento anteriores. En otras palabras, la fiesta se acabó y ahora hay que ordenar la casa para seguir adelante.

Cae el sueño americano

El problema que hoy tiene a la economía internacional con los dientes apretados comenzó en el 2006 con la caída del precio de las viviendas en Estados Unidos. Los bancos de inversión dieron créditos hipotecarios a clientes que no cumplieron en los pagos, lo que dio paso a la falta de liquidez.
La primera víctima fue Bear Stearn. El tercer banco de inversiones más grande de ese país fue comprado por otro gigante, JP Morgan Chase, para evitar su quiebra. Tras esta maniobra el problema de liquidez creció como bola de nieve y su efecto dominó hizo caer a otros bancos como Lehman Brothers y Washington Mutual. Para salvar la situación el Estado norteamericano toma el control de instituciones como la Freddie Mac, Fannie Mae, las principales financieras del mercado hipotecario; la FED (Banco Central de Estados Unidos) aplicó medidas de contención, pero a pesar del esfuerzo la incertidumbre se instaló en Wall Street generando caídas históricas de hasta casi 7 puntos. El desplome de valores también se vivió en las bolsas de Londres, Tokio y Santiago de Chile.
Con todo aumentaron las primas por riesgo ante la escasez de liquidez y el plan de USD $700 mil millones para salvar la situación e inyectar liquidez parecía la tabla de salvación del sistema financiero. Misma estrategia decidió aplicar Europa y al cierre de esta edición las bolsas del mundo respondían con alzas. Sin embargo, la evolución del escenario económico internacional es aún desconocida.

Coyuntura y proyecciones

Los últimos meses se ha escuchado la palabra crisis y el fantasma de la recesión se ubicó en el imaginario colectivo como una pesadilla. Sin embargo, lo único cierto es que el actual escenario es una crisis financiera por falta de liquidez que ha hecho aumentar la incertidumbre en la bolsas de valores, restringir el mercado crediticio y que los inversionistas se refugien en el dólar y por ello su precio se ha disparado sobre los $600 pesos.
Y si bien hay ajustes impredecibles todavía, otros elementos se distinguen de cara al 2009: Estados Unidos, Europa y Japón van a crecimientos cercanos al 0%, mientras que los países emergentes seguirán creciendo aunque en un menor nivel.
Pero no todo es malo en el actual ciclo económico. En Chile vamos a tener menor crecimiento (de 4,2 a 3,5%) y el precio de los commodities podría caer, pero el aumento del tipo de cambio favorecerá a los exportadores.
La inflación podría caer del 8,6% actual a un 5% el próximo año consecuencia, entre otros factores, del ajuste en las tasas de interés que para fines de este año será al alza, pero que al igual que en el resto del mundo, en los próximos meses se estabilizaría a la baja estimándose en cerca del 7,5% o menos.

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