Un estudio realizado por la Universidad Autónoma de Barcelona, que incluyó a 142 niños de entre seis y siete años, arrojó que quienes dormían menos de ocho horas tenían peor rendimiento escolar que quienes lo hacían entre nueve y once. También determinó que el déficit de sueño afectaba negativamente las competencias comunicativas, metodológicas y transversales de los menores. En cuanto a competencias específicas relacionadas con aspectos cognitivos como la memoria, el aprendizaje y la motivación, el efecto es menor y se ven alteradas sobre todo por pautas irregulares del sueño.