LA PENA POR SER MAMÁ

/ 11 de Marzo de 2024

Dra. Claudia Reyes Betanzo
Académica Facultad de Comunicaciones
Universidad del Desarrollo.

En un país en donde la tasa de natalidad disminuye constantemente (el 2023 Chile alcanzó un mínimo histórico con 1,3 niños por mujer), y las mujeres luchan por abrirse camino en un mercado laboral que es hostil para ellas, surgen cifras acerca de un fenómeno que preocupa y alarma: la penalización por tener hijos.

El Child Penalty, como se conoce en inglés, hace referencia a las dificultades económicas y sociales que enfrentan las mujeres al decidir tener hijos e hijas en una sociedad que no ofrece suficiente apoyo para la crianza y el cuidado de estos.

Los datos que muestra el Child Penalty Atlas (National Bureau of Economic Research, 2024) afirman que en Chile, hombres y mujeres tienen una trayectoria laboral bastante similar hasta que tienen su primer hijo. En ese momento la trayectoria de él no sufre cambios significativos, pero la de ella desaparece o decrece en un 37% sus ganancias, peor aún, la trayectoria femenina toma años en volver a su estado original o en algunos, casos nunca lo hace.

Esta penalización no solo afecta a las madres, sino también a toda la sociedad, pues se desencadenan una serie de consecuencias negativas. La encuesta realizada el 2023, por las agencias de investigación Questio y Qualitativa, a jóvenes entre 17 y 45 años, muestra que uno de cada cinco jóvenes no quiere ser madre o padre, porque opta por consolidar su carrera profesional.

Si las mujeres jóvenes siguen teniendo que decidir entre tener una familia o un trabajo, se verá como una primera consecuencia la constante disminución de la tasa de natalidad, provocando un envejecimiento de la población y una disminución en la fuerza laboral.

Como segunda consecuencia se observará que la brecha de género en el mercado laboral no solo será entre hombres y mujeres, sino que además se profundizará la brecha social entre mujeres de estratos superiores que pueden costear el cuidado de sus hijos, y las de estratos sociales más bajos que deben abanador sus trabajos o emplearse en mercados informales para poder cuidar de los más pequeños.

Abordar este fenómeno requiere un enfoque integral que involucre a los gobiernos, las empresas y la sociedad en su conjunto. Es fundamental que el Estado siga implementando políticas que faciliten la conciliación entre el trabajo y la vida familiar, como el proyecto de ley referido a la sala cuna universal, por ejemplo, que permitirá a más mujeres ingresar al mercado laboral y generar una cultura de cuidados compartidos. Las organizaciones también están llamadas a generar condiciones laborales que permitan integrar, mantener y aprovechar el talento femenino.

Necesitamos comprometernos a repensar el cuidado de los niños y niñas como una responsabilidad de la madre y del padre, con el objeto de crear una sociedad en donde la decisión de tener hijos e hijas sea vista como una inversión en el futuro, en lugar de una carga económica y social que solo recae en los hombros de las mujeres que son o desean ser madres.

O’Higgins 680, 4° piso, Oficina 401, Concepción, Región del Biobío, Chile.
Teléfono: (41) 2861577.

SÍGUENOS EN NUESTRAS REDES SOCIALES