Land Rover Experience En el Parque Nahuelbuta se presentó el nuevo Freelander 2

/ 9 de Abril de 2013

La travesía hacia la reserva sirvió para demostrar en ruta las potencialidades de este todo terreno símbolo de versatilidad y elegancia.

Calidad, eficiencia en carretera y un óptimo rendimiento en terrenos difíciles fueron los elementos que integró Land Rover en el Freenlander 2, características que quedaron demostradas en el Land Rover Experience, organizado por Ditec -distribuidor de la marca en Chile-, que convocó a clientes y a la prensa especializada para conocer y probar la segunda generación de este modelo en una ruta cuyo destino fue el imponente Parque Nacional Nahuelbuta.
Este evento marcó un punto de inflexión para el negocio automotriz local, ya que a diferencia de otros tantos lanzamientos que se realizan en Santiago, la firma inglesa apostó por la Región del Biobío, hecho que bien podría ser el inicio de otros lanzamientos de este tipo en la zona, tal como lo explica, Rodrigo Espinoza, Gerente Comercial de Land Rover Chile. “Sentimos que esta zona emula muy bien el hábitat que tiene Land Rover, ya que se encuentran parajes muy distintos, con carreteras y cordillera que permiten que el auto saque lo mejor de sí en esas condiciones”. Hecho que se pudo comprobar en los distintos terrenos por los que transitó el Freelander antes de llegar al Parque Nahuelbuta. Demostró una aceleración que evidencia la potencia de su motor de 2,0 litros y 240 HP

y ratificó su excelente desenvolvimiento en carretera, lo que confirma la impronta de Land Rover como fabricante de autos 4×4 de buen rendimiento para la ciudad y en terrenos difíciles.

En la ruta
El modelo 2013 del Freelander incluyó varias novedades en su diseño, como un remozado modelo de mandos, una pantalla multifunción táctil de siete pulgadas y sistema LED en sus luces delanteras y traseras. Y qué decir de la conducción dinámica, suave y eficiente que otorga su sistema Terrain Response, dispositivo que permite seleccionar cinco programas en función del tipo de terreno y que en esta segunda versión se maniobra con una teclera. Cada uno de ellos adapta el funcionamiento del motor, la suspensión, la transmisión, el control de estabilidad y el cambio automático al estado de la ruta. Tal como ocurrió en el tramo que une Angol con el Parque Nacional Nahuelbuta, en el que el Freelander recorrió los cerca de 35 kilómetros de ripio sin mayores sobresaltos y ascendió sin patinar en ningún momento. Lo mismo sucedió al enfrentar curvas cerradas y con mucha pendiente donde ni siquiera se notaron cambios bruscos en estas maniobras.
Las proyecciones de Land Rover para esta segunda generación son vender prácticamente 50% más de los modelos comercializados el año pasado. Este optimista panorama va en función de la calidad y tradición de Land Rover en el mercado automotor, aspecto que en Chile no ha pasado desapercibido, puesto que se ubica segundo en cuanto al volumen de venta en el contexto latinoamericano, sólo detrás de México.

 

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