“Que se vayan, pero no muy lejos”, parece ser la premisa de las autoridades valdivianas que quieren implementar un sistema de balsas flotantes para retirar a los lobos marinos de la vía pública. La seguridad de la población así lo requiere, pero en el ambiente hay temor de que esta iniciativa termine alejando a estos mamíferos acuáticos que ya son parte del paisaje de la costanera.
El año pasado, en plena campaña presidencial, un curioso personaje de Valdivia estuvo a punto de sacar de carrera a Sebastián Piñera. No lo apoyaba ningún partido político y ni siquiera estaba inscrito en los Registros Electorales. Nada de eso. Se trataba de uno de los 25 lobos marinos que habitan junto a la Feria Fluvial de la ciudad, el cual aprovechó un descuido del presidenciable para lanzarle un feroz tarascón directo a su cabeza.
Este osado mamífero acuático es parte del grupo de machos que fueron expulsados de las loberías, ubicadas en Cabo Verde y Curiñanco, por sus pares “dominantes”. Por eso es que llegaron a este lugar atraídos por la comida que obtienen de los locatarios de la feria. Al transformarse en adultos se les hace cada vez más difícil conseguir su alimento en altamar. De allí que el sector entre este mercado y el Helipuerto de Valdivia, se convirtió en el hábitat ideal para estos animales que son parte de los atractivos turísticos de la ciudad del Calle Calle.
Pero, desde hace algún tiempo, los lobos se han tomado bien en serio su papel de protagonistas del paisaje. Por una razón aún no muy clara, saltan las barreras de contención del Helipuerto y se instalan en las veredas y estacionamientos. La gente dice que buscan los rayos solares, pero lo cierto es que su presencia “en tierra” se transformó en un dolor de cabeza para el municipio, por los reclamos de los peatones y automovilistas que, temerosos, deben esquivar sus poderosas humanidades.
Comision lobera
La masiva llegada de turistas durante el verano a Valdivia y el evidente peligro que los lobos representan para las personas, hizo que el municipio tomara cartas en el asunto. Emulando una iniciativa norteamericana, buscará implementar un sistema de balsas flotantes que se instalarán en el río para que ellos puedan tomar sol y así abandonen las calles. Como medida complementaria, se decidió enrejar el tramo donde se ubica el Helipuerto y así evitar su acceso a las vías peatonales.
El alcalde de Valdivia, Bernardo Berger, explicó que se creó una comisión para evaluar qué se hacía con estos díscolos personajes. “En una reunión tomamos la decisión de instalar las balsas flotantes para que los lobos puedan asolearse, tener momentos de relajo y así también resguardar la seguridad de la gente. Esperamos que se adapten, pero lo que sí puedo decir es que no queremos perderlos, pues ellos constituyen un potencial turístico enorme para la ciudad”, sostuvo el edil.
Las balsas miden seis por tres metros. Una será instalada a una distancia de tres metros de la Feria Fluvial y la otra en las cercanías del Parque Prochelle, medida que les permitirá seguir recibiendo alimentación por parte de los locatarios.
La voz del especialista
La iniciativa municipal contó con la orientación de especialistas dedicados al estudio y comportamiento de estos grandes mamíferos. Julio Lamilla Gómez, profesor de la Universidad Austral y Doctor en Ciencias Biológicas, se ha encargado de vigilar este proyecto, prestando asesoría para que este cambio en los hábitos actuales del grupo de lobos marinos no les sea tan perjudicial. El académico reconoce que la presencia en las calles de estos animales es peligrosa para la población. “Hay muchas personas que se divierten observando a los lobos marinos. Sin embargo, también hay una gran cantidad que va directamente a molestarlos, lo que a la larga puede traer algunas complicaciones. Ellos son animales salvajes. Su mordedura puede llegar a arrancar un brazo de una persona. Así es que esto no es algo que se puede tomar a la ligera”, advierte.
Por eso sostiene que es importante implementar una solución que los mantenga apartados del contacto con la gente. Considera que las balsas son una medida temporal. En cambio, apuesta por la construcción de un mirador de lobos, con un equipamiento adicional para observar y conocer de una manera responsable su comportamiento.
En tanto, el alcalde de Valdivia, comenta que la propuesta de Lamilla es una de las tantas alternativas que barajan para solucionar la presencia de los lobos en la vía pública. “Hay un proyecto para construir una pequeña lobería que estaría a continuación del Museo de Arte Contemporáneo. Creemos que la vamos a analizar con los especialistas, porque los científicos se comprometieron a hacer estudios específicos de los lobos marinos. En este sentido estamos abiertos a cualquier aporte que signifique resolver el problema”, afirmó.
Animales salvajes
Los posibles ataques de los lobos no son el único problema que preocupa a las autoridades. Existen otros riesgos que estos animales pueden ocasionar al medio ambiente y sobre todo a las personas mediante sus mordeduras o sus fecas. Por esta razón, la comisión que se formó para evaluar el tema de los lobos de la calle, cuenta también con la participación del Servicio de Salud de Valdivia, representado por el veterinario Roberto Wiegand, encargado de Medio Ambiente y la transmisión de Zoonosis.
Wiegand señaló que lo principal es resguardar y prevenir el contagio de enfermedades que los lobos pueden trasmitir al hombre, como rabia, triquinosis e incluso tuberculosis. “Cuando los lobos marinos comienzan a acercarse a los ambientes de circulación ciudadana, se trasforman en riesgo sanitario, especialmente si defecan en la vía pública”, recalca.
Un defensor a toda prueba
Sigifredo Vega es un locatario de la Feria Fluvial de Valdivia que se hace llamar “El Domador de Lobos”. Él conoce a cada uno de ellos y, curiosamente, ninguno de estos animales es agresivo con él. Es más, todo parece indicar que hasta simpatizan. En verano, los turistas se deleitan con las caricias y besos que este personaje da a los animales, demostraciones que han quedado grabadas en diversas cintas y retratadas en variadas fotografías.
Contrario a la idea de dar a los lobos un espacio aislado de la ciudadanía, Sigifredo Vega asegura que estos animales no le hacen daño a nadie y que no se comportan agresivamente, a no ser que sean molestados o heridos.
Vega rechaza el proyecto de las balsas flotantes y se siente dolido por no haber sido considerado por el municipio, dado su conocimiento de estos animales. “ Creo que yo soy quien más conoce a los lobos y su comportamiento. Sé la edad de cada lobo, incluso sus nombres. Esto me da pena, porque yo me consideraba un aporte en ese proyecto. Ahora, puedo jurar que las balsas van a ser un fracaso, porque los lobos buscan cemento y no madera. Pronostico que en enero o febrero no vamos a tener ningún lobo marino en Valdivia si este proyecto se concreta”, comentó.
La desconfianza de los opositores a esta medida no es el único “pero” que enfrente el municipio para instalar las balsas. El elevado costo de su implementación en el río, además de un estudio para anclaje exigido por la Armada, son dos importantes vayas que retrasarán el proyecto. Mientras, los lobos están siendo en parte contenidos por las rejas instaladas en el sector del Helipuerto, aunque todavía hay algunos que las esquivan para seguir tomando sol a plena calle.
Texto: Jorge Sanhueza Parra
Fotos: Patricia Rueda