¡Bien por Canal 13! Su serie de producciones sobre la vida de O’Higgins, Carrera y Rodríguez le ha valido no sólo buen rating, sino la satisfacción de cumplir con uno de los roles más importantes de un medio de comunicación: EDUCAR. Sobre todo a los jóvenes que a veces no tienen ni la más remota idea de cómo fue la vida de los héroes patrios.
La cinta producida por Cristián Galaz sobre “el hijo de la rebeldía” es, por sobre todo, una gran historia de amor en la que un joven, guapísimo e impetuoso Manuel Rodríguez debe compatibilizar su compromiso con la Patria con su amor por la aristócrata Francisca de Paula Segura y Ruiz (María Elena Swett), su esposa y madre de su único descendiente.
Para dar forma a esta relación, los investigadores de Canal 13 se basaron en cartas y escritos de la época que señalaban que la esposa de Rodríguez pertenecía a una familia realista, por lo que asumieron que había sido una relación difícil y movida por una fuerte pasión.
En la película sobre la vida del protagonista, quien luce con orgullo su uniforme de “Húsares de la Muerte”, uno de los puntos más polémicos es la relación de Rodríguez con O’Higgins, quien aparece como receloso y desconfiado. Más aún como un tiranuelo y ansioso de poder.
La próxima película sobre próceres locales que llegará a las pantallas será la que relata la vida de Diego Portales. Se centrará principalmente en la relación del ministro que murió en una traidora celada, con las tres mujeres más importantes de su vida: su madre (Paulina García), su esposa y prima Chepa (Paola Giannini), y Constanza Nordenflycht (Ingrid Isensee), su último gran amor.
Aproximadamente un mes después verá la luz la cinta sobre José Manuel Balmaceda, el Presidente que se suicida de un balazo en la sien.
Curioso es el personaje de Portales, el forjador de “presidencialismo autoritario”. Él, tan probo, tan riguroso, tan defensor de la moral de los “ciudadanos intachables”, jamás se casó con su amante, Constanza, con quien tuvo varios hijos. Al igual que O’Higgins, quien mantuvo siempre a la sombra a su gran amor Rosario Puga y Vidaurre, una fogosa colorina aristócrata, oriunda de Concepción, con quien tuvo a su único hijo, Demetrio, que lo acompañó en el destierro en Lima. Demetrio O’Higgins y Puga jamás volvió a Chile y dejó descendencia en Perú.
Que siga la secuencia de “Héroes”, porque así conocemos las veleidades de sus corazones y los bajamos de su pedestal de figuras de bronce. Fueron hombres de carne y hueso. Que se involucraron en amores prohibidos, fueron apasionados por una causa, traidores, generosos, y mezquinos a veces. Lo que no cabe duda es que amaron a Chile más que a nada en el mundo. Esta política es entregar cultura, entretención, historia y fervor patrio en vez de la banal farándula que no deja huella sino en los mediocres.
María Angélica Blanco