Nathalie Nicloux, actriz, ex Club de la Comedia: Confesiones de una comediante rock star

/ 17 de Enero de 2010

natAunque está de vacaciones, estos han sido días intensos para ella. Su abrupta renuncia al Club de la Comedia -junto a su partner Natalia Valdebenito- levantó polvareda; a los pocos días vuelve a sorprender al declarar públicamente su apoyo a  Eduardo Frei  en un acto del Injuv; y como si fuera poco, casi en el momento en que realizamos esta entrevista, se enteró que Daniel Calvo, ex juez del caso Spiniak, se querelló en su  contra por injurias graves por ciertas afirmaciones que habría lanzado en uno de sus ya clásicos monólogos.
Nos recibe tranquila y relajada en el popular restaurante Dante, en Ñuñoa. Al poco avanzar la conversación, esta atractiva morena de 28 años deja aflorar su personalidad que desde los tiempos de su debut en la Sociedad de Comediantes Anónimos (SCA), en Vía X, la hiciera célebre entre los televidentes aburridos de los realities: desinhibida, franca, muy gesticuladora y, sobre todo, muy graciosa. Nathalie Nicloux tiene cara de chiste, y lo sabe. Y no tiene ningún interés en dejar la veta del humor.
Se dice que su partida del Club de la Comedia -tras casi cinco años de trabajo en equipo, los últimos dos en Chilevisión- pilló de sorpresa no sólo a sus seguidores, sino también a su propia casa televisiva. Las presiones no han sido pocas desde entonces. Sin embargo, lejos de estresarse, asegura estar viviendo un feliz periodo como “vaga”. “Ha sido maravilloso, preocupada de la casa, del aseo y ornato, ¿cachai? feliz, contenta, he estado muy tranquila. Ando “rubia” (ríe), que feo que diga eso, pero ando rubia.
-¿Rubia?
-Preocupada de las pintas, de la cosas para la casa.
Nicloux no tiene problemas en reírse de sí misma. Se ríe sin tapujos de su parecido con el popular crack brasileño Ronaldhino. Sin embargo, este día no le habían pasado cosas precisamente divertidas: Daniel Calvo, ex juez y actual fiscal judicial de la Corte de Apelaciones de Santiago, había presentado una acción legal en contra suya, a raíz de una antiguo monólogo realizado por ella en el Club de la Comedia donde aludía al “juez del caso Spiniak”, aseverando que éste visitaba los mismos saunas que el empresario, actualmente condenado a 12 años de cárcel por abusos sexuales y facilitación de la prostitución. La querella no era chiste, y la morena lo entendió. “Ya ni me acordaba, lo hice el año pasado. Justo ahora que ya no estoy (en el Club) y no tengo ni plata para pagarle al caballero (ríe). Bueno, no sé en qué va a quedar eso. Hasta ahora no me ha llegado ninguna notificación, así es que tengo que esperar no más.
Nacida y criada en la comuna de La Florida, le gusta contar la cercanía que siente por provincia, hecho fomentado por el origen de sus padres, oriundos de la Quinta Región Interior.
-Imagino que por tu pololeo con Álvaro Henríquez y tus presentaciones con el Club conoces bastante Concepción.
-No lo conozco tanto fíjate tú. O sea, conozco el centro de eventos SurActivo, fuimos a presentarnos allá. También conozco el Hotel Alborada, y conozco “la casa de allá” que tengo que conocer (ríe picarona). Pero conozco  poco en realidad, parte del Bíobío y el Aeropuerto. Anduve por el barrio universitario, pero así como “conocer Conce”, no.
-¿Puedes adelantar algo sobre el proyecto que harás con Natalia Valdebenito (ex integrante del Club de la Comedia) durante este año? Contaron que sería algo relacionado con la música.
-Obviamente tiene que ver con la comedia, que es donde nosotros nos juntamos y empezamos a trabajar, y donde han salido un montón de ideas que no hemos hecho todavía. Y hay otros talentos que la Nata tiene, y que yo también, que nos gustaría explorar por ahí. Pero son cosas que están stand by todavía, por ahora estoy entregada a la vida del aseo y ornato, además, la Nata se va de viaje, así es que nos hemos visto poco. Pero está todo ahí.
-¿Incorporarían otros recursos dentro del humor no utilizados hasta hora?
-Sí, porque el stand up comedy es un monólogo; pero si trabajamos juntas, la idea sería ver si cantamos algo, bailar, gags con las dos juntas.
-¿Tuviste ídolos de la comedia en Chile en tu infancia?
-No, para nada, porque nunca me he fijado mucho; cuando empecé a hacer esto me preocupé de empezar a ver cosas, de ver documentales,  a comediantes gringos y aquí el referente en Chile del stand up comedy es Coco Legrand, y uno lo ha visto de chica; pero nunca me he fijado particularmente en uno, tipo “éste va a ser mi mentor”. Uno puede leer, investigar, pero tiene que encontrar su propio lenguaje. Además siento que el stand up es justamente eso, es súper particular. Es uno. Obviamente lo que hago en el escenario es una parte mucho más exacerbada de mí, pero yo soy esa también.
-Recuerdo una película en que Jerry Lewis decía que un comediante no sólo tenía que actuar bien, sino que además debía tener hasta los huesos graciosos, ¿Compartes ese enfoque?
-Sí, yo creo que hay algo que andas trayendo en la vida. Por ejemplo, cuando me llamaron para ser de la SCA, yo quedé como ¿qué? Nunca lo busqué, y después empecé a mirar para atrás -cuando esto empezó a transformarse en un fenómeno- y en mi casa esto siempre fue así. La talla era una cuestión que no la paraba nadie, y era mi papá, y era mi hermana, y era mi mamá, y era yo, y era la talla y la talla. En el fondo, mi entorno es así también, y yo me relaciono con gente que le gusta reírse.

Su encuentro con Sebastián Piñera

-Sé que también haces eventos de fin de año en empresas ¿qué tal eso, te sentiste rara la primera vez, poniéndote en los pantalones del Bombo Fica?
-Sí, porque que el evento de empresa es bien especial, porque están con el jefe, y aunque tengan copetes, igual están todos medio (hace un  gesto cohibido). Hay unos que son súper distendidos, y que de verdad, qué gusto que les permitan tener esa libertad en la fiesta que es para ellos, pero hay otros en que se ríen menos, onda “jaja, igual no me río mucho porque mi jefe no se rió”.  Y uno se da cuenta de eso. Cuando ves que está el jefe y que la cosa está más tensa, pones play no más, no esperas mucho. En el otro caso, cuando ves que están arriba de la pelota, que están felices, y que el jefe se saca la corbata, te lanzas no más, y las fotos, y que te invtsho a un trago, etc. Al final, a pesar de que sea una pega, uno va y quiere entregarle un buen momento a esa gente, donde sea.
-Has dicho que cuando llegas a un lugar “la gente espera que seas el centro de mesa de la reunión y les alegres el día”  ¿Ha habido momentos en que tu yo público se ha vuelto una situación agobiante?
-No, porque eso uno lo percibe. Te están mirando y como que les dices hola, cuando están esperando que no les respondas. Pero tampoco es que yo me  angustie y haya dejado de salir, porque me siento como súper presionada… yo estudié teatro porque me gusta que la gente aplauda lo que hago, así de sencillo. Porque si no, sería cualquier otra cosa. Ahora, hay cosas que son más entretenidas y más simpáticas, y otras más desagradables: cuando alguien se te acerca y te dice: que buena onda y te piden una foto, un autógrafo, ya; pero estos que están (hace el gesto de dos personas que miran fija y obsesivamente y se ponen a pelar), eso es lo más desagradable, porque eres como un mono y eso es raro. Puedes echar la talla, también, acercarte y decirle (al mirón) si me vai a mirar, yo te voy a mirar más.
-¿Es verdad que cuando estaban en el peak  de su popularidad se encontraron con Sebastián Piñera en uno de los pasillos de Chilevisión y éste, luego de saludarlos efusivamente, les preguntó si eran de una banda de rock?
-Sí, el mítico encuentro. Pero qué vas a hacer. Cacha el nivel de la cosa que viene (hace el gesto de un saludo efusivo) y luego te dice “oye, ustedes me parecen cara conocida”. Es como hablar con los loquitos, y decirle que sí no más, que le enviaremos una copia del último disco. Que agrande los mini-alfajores que da en Lan mejor (se pone a improvisar como si fuera un monólogo)…  tengo fotos que saqué la última vez que viajé, ¡mírenlos! No, no tienen corazón. Ya tomé una decisión: me quedo con mi cocaví (risas).

El Club de la Comedia: the dream is over

A pesar de los rumores de fuertes discrepancias con sus ex partners de equipo -por exclusión en las decisiones, guiones, desacuerdos con el rumbo del programa- la Nicloux deja entrever que de todas formas aún persisten lazos de amistad e incluso el deseo de concretar a futuro proyectos pendientes, como el de la mítica banda Plosh, una suerte de cara musical del Club. “Pato Pimienta fue el creador y fundador oficial. Eso saldrá, va a resucitar la banda Plosh, son cosas que están ahí. Son ideas buenas, porque a uno la convencen; en la medida  que a una la convenzan las cosas, vamos para adelante no más”.
-Hay un grupo Facebook llamado “Que vuelvan Natalia Valdebenito y Nathalie Nicloux al Club de la Comedia…” hasta ayer llevaban 151 integrantes ¿Cuántos más serían necesarios para que reconsideraras tu decisión?
-No. Es una etapa que ya fue. Lo pasé muy bien, pero ya estamos listas.
– Qué sentirías si el Club de la Comedia se transformara en un Club de Toby , con mujeres haciendo topless en los sketchs.
-Me daría lo mismo, yo tuve mi pensamiento cuando fui parte de ese lugar, de ese espacio, pero ya salí.  Ellos tienen el derecho y el deber de tomar las decisiones que quieran, que ellos consideren para que al programa le vaya bien. Y si eso significa poner mujeres que sean ricas, regias, estupendas y que no hablen, está bien también. Yo por eso me fui (sonríe).
-Cuando se inició la SCA se destacó el novedoso uso del stand- up comedy como forma de hacer humor desde lo cotidiano, de cosas que aparentemente no son humorísticas; una rutina diferente a la de los humoristas tradicionales, que siempre acudían a los homosexuales o los chistes machistas. Sin embargo, eso  cambiado en las últimas temporadas del Club, y algunos hablan hasta que se puso homofóbico. Además, aparece la Licenciada Tetarelli haciendo topless ¿cambió la declaración de principios del programa?
-Si. Yo creo que hay algo de eso. Obviamente yo tengo una opinión acerca de eso, que di en el lugar que correspondía, a la hora que correspondía, y con la gente que correspondía, que era mi jefe y la gente con la cual yo trabajaba.
-Claro, pero preguntaba tu opinión, puesto que -sin hacer un juicio de valor de si es mejor o peor- el cambio es  evidente, si se comparan las primeras temporadas en Vía X con la última en Chilevisión.
-Sí, hay un cambio, y por algo yo ya no pertenezco. Hay cosas que a mí ya no me acomodaban y que no tenían sentido. Yo estudié teatro para ser feliz, no porque pensara que me iba a hacer millonaria. Fue casual que yo llegara a la tele, estoy muy agradecida de todas las oportunidades que se me han dado, pero cuando yo no me siento cómoda en un lugar, soy seca para renunciar;  he renunciado a todas las pegas en las que no he estado de acuerdo.
-Quizás ésta fue la pega en que más lo pensaste…
-No. Yo tenía un contrato, y que duraba dos años y medio. Y estaba hace un año y medio o dos años descontenta, estaba cagá, porque había firmado un contrato que me obligaba a estar ahí, si no tenía que pagarles una plata que en mi vida juntaría.
-¿Integrarías a otra gente para el proyecto que tienes con Natalia?
-Creo que sí, hay gente del programa con la que sigo manteniendo relaciones, y que tengo mucho cariño y mucho respeto por ellos. El Pato (Pimienta), el JP (Juan Pablo Flores) que son personas para mí muy importantes. El Pato es un gran director de teatro, un tipo que es dramaturgo, actor, creador de la Patogallina, una eminencia en el teatro, con un talento extraordinario; el JP también, un tipo inteligentísimo, brillante, con unas ideas que yo creo que a nadie se le podrían ocurrir. Y es gente que es muy valiosa y muy buenos amigos, y me encantaría poder trabajar con ellos de nuevo. Y hay mucha gente que tal vez no conocí que quizás me gustaría poder trabajar, porque claro, uno sola no es. Uno no es ninguno.
-Harías algo como lo que hizo el Jappening con Ja en su momento, más en el concepto de comedia musical, secciones más elaboradas…
-Si, obvio, divertido, la Susana Cecilia, la Gertrudis. La banda Plosh iba dentro de ese concepto, hacer comedia musical: un monólogo cantado en el fondo. Ésa era la idea, no se pudo concretar, pero era.

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