Paros, huelgas y demases

/ 22 de Junio de 2015
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Por Mario Ríos Santander.

La Región se engolosinó con las huelgas. En la salud, las famosas “listas de espera”, una suerte de drama permanente y motivo de encendidos discursos, ahora se extienden hasta el infinito tras el paro de los funcionarios del sector. En la educación, lo mismo. Las universidades (no todas), liceos, escuelas, están en paro. En Santiago, algo más activo en esto de las marchas, anuncian movilizaciones para cada semana. La Alameda, bastante desvencijada con el paso de los marchantes, alega, pero nada. El intendente de la Región Metropolitana expresa que siempre defenderá el derecho a manifestarse. Por eso busca la hora más adecuada y hace un llamado a las oficinas, empresas, locales comerciales para que terminen una hora antes sus trabajos, “y así la gente vuelva tranquila a casa”, dando a entender que es mejor trabajar menos y que los Carabineros se encarguen del resto. Y así es. Las ambulancias del Hospital de Carabineros se van y vuelven trasladando policías heridos. Al día siguiente, son visitados en el hospital por el General Director y, últimamente, por el Ministro del Interior de turno que, a la salida, anuncia a la prensa: “Tomaremos todas las medidas legales que están a nuestro alcance”. Fin del cuento.

Pero el problema es más profundo.

Como no existe interés o, peor aún, hay desconocimiento de la buena administración, la autoridad nacional, que a estas alturas ya no le consulta nada a la autoridad local, comienza a dictar pautas de buena administración desde Santiago. 

Las normas que permiten a los municipios ser parte del problema, al igual que los Gobiernos Regionales, dan pauta para que un gremio se organice nacionalmente, desechando toda alternativa de administración regionalizada. 

Los servicios de salud están sobrepasados; los municipios sin emitir palabra alguna; los gobiernos regionales, también en silencio y el anuncio de que se termina la administración descentralizada, porque la autoridad local fue incapaz de asumir este compromiso que es parte de la administración de los países más desarrollados, conforman un espectáculo dantesco. Demuestran  que el camino avanzado en descentralización marcha hacia atrás.

¿Y los parlamentarios que en encendidos discursos comprometían su actuación regionalizadora? El silencio en estas materias es casi dramático.

¿Sabrán nuestras autoridades regionales y comunales que están dotados de potestades para ser partícipes de la solución de los problemas de educación y salud? Es cierto que hay algunas leyes que debilitaron tales potestades, pero convengamos que la potestad ejecutiva no ha desparecido. Pareciera que es mejor seguir la movilización gremial desde el balcón, aunque existan problemas surgidos en Copiapó, pero gritados en Concepción. Total, los pacientes ya están acostumbrados a las esperas. ¿Y los estudiantes? Muchos tienen a sus padres en huelga. Al menos, están todos en la casa, se levantan más tarde. ¿Colaborarán en lo doméstico? Otro misterio.

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