Congestión vehicular, poblaciones al lado de industrias, edificios que dejan puntos de la ciudad sin luz solar, entre otros, son algunos de los problemas que suelen aquejarnos. Denotan un crecimiento desordenado por un mal aplicado instrumento que repercute en la calidad de vida de las personas.
Con el objetivo de ordenar el crecimiento de una ciudad, el instrumento de planificación urbana por excelencia es el plan regulador, el cual se sustenta en la Ley General de Urbanismo y Construcciones. Precisa: “Se entenderá por planificación urbana comunal aquella que promueve el desarrollo armónico del territorio comunal, en especial de sus centros poblados, en concordancia con las metas regionales de desarrollo económico-social”.