Política: porfías y soberbias

/ 19 de Diciembre de 2014
Prof. Dr. Marcelo Contreras Hauser. Master y Dr. en Derecho y Ciencias Políticas y Sociología.
Prof. Dr. Marcelo Contreras Hauser.
Master y Dr. en Derecho y Ciencias Políticas y Sociología.

Los hombres y las mujeres, reales de carne y hueso, y preñados de necesidades, deben enfrentar en el universo de la honestidad el día a día familiar. Así es para la inmensa mayoría constituida por aquellos que viven sin pitutos. A diferencia de algunas y algunos que entre ellas y ellos se autodenominan como “actores” de la política, usufructuando a diestra y siniestra de la misma.

De ahí que las dos principales encuestas sociopolíticas puestas a disposición de la opinión pública den, por igual, cuenta de un desastre político nacional. Circunstancia que no debe extrañarnos, sobre todo a los que conocimos al huaso Pedro, natural de Toltén, y al sabio agricultor don Tito a la sombra del Ñielol, ambos, profundos conocedores de la siempre inteligente refranería popular: “Siembra vientos y cosecha tempestades”. Fácil entender entonces lo pésimo que lo han hecho el Gobierno y la oposición. Dejando muy en claro que el problema jamás ha radicado, radica, o radicará en la política, sino en los políticos de todos los sectores y raleas. Parece increíble que estos últimos, siendo los peores evaluados por la opinión pública y opinión publicada no abandonen su peor hacer y persistan en continuar en el oficio que les reporta suculentos ingresos, muy superiores a los del resto del sector público y privado.

Tanto así que nuestros parlamentarios subieron como promedio sus rentas alrededor de medio millón de pesos o más, lo que frente a los escuálidos ingresos de un modesto profesor, funcionario administrativo o profesional medio de una institución no tiene parangón, toda vez que a estos últimos los muy pocos pesos más que le significó el mismo reajuste no les luce.

Michelle Bachelet, nuestra Presidenta, transmite indecisión en la inmensa mayoría de sus apariciones televisivas. Desde siempre por eso, algunos cambiamos el canal para evitar sus tropiezos lingüísticos y muletillas varias. En la pasada elección presidencial no es que solamente triunfó, es que lo hizo por paliza. Y en el poco andar hasta hoy, ha descendido de aquel 62 por ciento a su favor a tan solo un 38, con un alto nivel de rechazo, perdiendo, además, lo que a decir de algunos constituían sus principales virtudes, me refiero a la cercanía y credibilidad.

Es la teoría del remolino que contaba el huaso Pedro, que abrazaba y llevaba a la muerte a todos quienes pretendían superar sus ondas con porfía y soberbia. Algo similar es lo que ocurre con la tozudez de las tres reformas -Tributaria, Laboral y Constitucional-, ninguna de las cuales cuenta con un claro y definitivo apoyo popular. ¡Qué duda cabe en política no hay intocables!

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