¿POLITICA VICTIMOLÓGICA?

/ 1 de Octubre de 2007

Asertivo juicio el del profesor brasileño de “Victimología”, Dr. Moura Bittencourt, cuando reflexionando sobre las víctimas las califica como “las grandes olvidadas de las ciencias penales”. Afirma que “la sociedad tiene más odio contra el criminal que piedad para el ofendido”. Es que las víctimas, a inicios del siglo XXI, están sin resguardo efectivo en este cono sur de América.
Víctima. Sí, con letra “V” de vergonzoso, por el tratamiento que les dispensa la sociedad política. Aquél odio al criminal no siempre se compadece en los estrados judiciales con la lógica jurídico-penal de las sentencias condenatorias para el victimario, tantas veces libre merced a un garantismo doctrinario pésimamente entendido que libera a velocidades procesales uniformemente aceleradas a delincuentes y criminales. Así, la sociedad humana, el pueblo, las familias, no entienden la ineptitud jurídica y política de las autoridades y normas. Conglomerados que en grado creciente de indignación y estupor no aceptan estos postulados falsamente humanistas trastocados en favor del inmisericorde agresor, reincidente o multireincidente que multiplica sus males a vista y paciencia de la autoridad y el estado de derecho.
En nuestro país carecemos de una adecuada Política Victimológica. Un sólo ejemplo, en lo que va del año vamos en el medio centenar de femicidios, cada uno de ellos horrendo en solemnidad. Criminodinámicamente, ahí estamos no más, contando los femicidios, delitos y crímenes día a día, con felliniana pasividad e incompetencia. Gran flanco de indignación ciudadana, forado de conducta antisocial que no se detiene, todo lo contrario.
La paciencia cívica del país se agota rechazando la demagogia contumaz en la materia, insoportablemente perseverante en el fracaso. La ausencia de Política Victimológica revela “ineficiencia inexcusable y un tremendo error político”, gigantesco error que de una sola cansada palmada es capaz de abatir gobiernos y ambiciones exacerbadas de poder político.
A nosotros, los expertos, jamás se nos escucha, ni por el gobierno ni por la oposición. Ellos son los primeros responsables al cultivar tal soberbia.
En la península ibérica, cuando asesinos truncaron la vida de Francisco Tomás y Valiente, mi querido maestro, la juventud -que es sinónimo de esperanza- salió a la calle y pintando sus manos blancas gritaron desde el fondo del alma “!Basta ya, basta ya!”
Es tiempo de tirar a la basura códigos, leyes y procedimientos decimonónicos que hacen injustas e ilógicas las decisiones judiciales, ridiculizando inmerecidamente al derecho contemporáneo y a sus cultores al interior de nuestras fronteras.
Prof. Dr. Marcelo L. Contreras Hauser. | Abogado, Criminólogo, Victimólogo. | U de C/ USS/ UST-IST/ UBB/ ULARE .

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