Los sonidos graves nos dan el volumen (voz masculina o el motor de un taxibús) y los agudos (como la voz femenina o el sonido de un violín), el entendimiento. La pérdida de audición relacionada con la edad se caracteriza por la dificultad de escuchar las frecuencias agudas, lo que hace que los adultos mayores oigan pero no entiendan lo que les dicen.
Esta patología se conoce como presbiacusia, que es la degeneración progresiva del oído por ruidos intensos o por efecto de la edad. Si bien no es un riesgo para la vida de las personas mayores, ésta afecta su calidad de vida porque deteriora su capacidad de comunicación con su entorno, lo que contribuye al aislamiento.
Por ello se aconseja realizar revisiones periódicas para tratar el problema lo antes posible y así restablecer y mejorar la capacidad auditiva o evitar que ésta no degenere rápidamente.