Relaciones sin compromiso: libertad versus incertidumbre

/ 6 de Mayo de 2024

Lorena Basualdo González
Psicóloga Clínica – Educacional
Licenciada en Psicología
Universidad de Viña del Mar.
Salud Mental y Desarrollo Socioemocional
Universidad Católica de Temuco.

En la sociedad actual, los patrones y procesos de interacción han cambiado de manera significativa, y en ninguna área aquello se puede observar de forma tan clara como en las relaciones románticas. Las llamadas relaciones “sin ataduras” o “amigos con derechos” se han masificado, apareciendo como una alternativa que ofrece mayor independencia. Sin embargo, esa presunta autonomía también puede conllevar complicaciones emocionales para los involucrados.

Esto resulta toda una paradoja: por un lado, las relaciones sin compromiso prometen desapego emocional y autonomía y, por el otro, provocan ansiedad en las partes debido a la carencia de estructura y seguridad en la relación.

El profundo dilema entre la libertad y la inseguridad se describe a la perfección en la novela de Milan Kundera: La insoportable levedad del ser, donde podemos observar la constante lucha de los protagonistas por encontrar significado y estabilidad emocional en sus relaciones, lo que no consiguen hallar en un mundo donde prevalece la falta de compromiso.

Así, si bien los personajes parecen disfrutar de la libertad, la realidad es que están atrapados en una espiral de incertidumbre emocional. Buscan desesperadamente una conexión significativa, una relación basada en un sentimiento profundo, viviendo incesantemente una lucha interna entre el deseo de libertad y la necesidad de seguridad y estabilidad emocional, muy propia de las relaciones sin compromiso.

Si bien, al inicio, una vinculación sin ataduras se presenta como una liberación, con el tiempo puede convertirse en una especie de agujero negro emocional, que irá agotando psicológicamente a los involucrados.

La ansiedad que acompaña a las relaciones sin dirección definida puede generar síntomas como nerviosismo, mal humor, estado de agitación y dificultad para concentrarse, provocando una experiencia emocional intensa y desconcertante. Este caos de las emociones tiene que ver con el afán propio de los seres humanos de encontrar en el mundo que los rodea simpatía, protección, certezas. Por ello, la falta de estos elementos puede tener consecuencias negativas, asociadas a un estado de constante tensión, miedo ansioso, preocupación y estrés emocional.

“Los individuos que optan por relaciones sin ataduras pueden caer en la perpetuación de estas, ya sea por la evitación del amor o por el miedo a la intimidad emocional… Esto a largo plazo puede ser un precursor de depresiones y trastornos de ansiedad generalizados. Incluso, de trastornos por estrés postraumático, si la situación se mantiene por demasiado tiempo”.

Si esta ansiedad se prolonga en el tiempo, pueden manifestarse síntomas más graves y permanentes, que incluyen miedo paralizante a una relación futura, inseguridad, temor al abandono, nerviosismo por no entender a cabalidad sus propios sentimientos o acciones, falta de claridad mental, sensación de vacío emocional, insomnio, etc.

El estrés de la intimidad y la vulnerabilidad que se experimenta también pueden afectar gravemente la salud mental. Asimismo, las relaciones casuales pueden dañar la autoestima y autoimagen de quien desea algo más serio, pues al no obtener el grado de compromiso que espera del otro, puede interpretarlo como que no es lo suficientemente bueno para aspirar a algo más en el plano amoroso, o que no vale la pena como persona.

Así, alimentados por patrones relacionales disfuncionales, los individuos que optan por relaciones sin ataduras pueden caer en la perpetuación de estas, ya sea por la evitación del amor o por el miedo a la intimidad emocional, permaneciendo indefinidamente en relaciones que no les resultan saludables mentalmente. Esto, a largo plazo puede ser un precursor de depresiones y trastornos de ansiedad generalizados. Incluso, de trastornos por estrés postraumático, si la situación se mantiene por demasiado tiempo.

Aun cuando no hay recetas generales para superar el “caos emocional o mental” producto de estas situaciones, si se decide optar por mantener relaciones sin compromiso, es esencial implementar ciertas medidas de autocuidado diario para hacer frente a la ansiedad que generan. Practicar la meditación o mindfulness (plena conciencia) son buenas iniciativas para bajar el estrés, aunque también es fundamental asumir responsabilidad personal en el asunto, entendiendo y aceptando lo que una relación casual puede implicar para la salud mental.

Potenciar nuestra capacidad física y desarrollar actividades y pasatiempos productivos, que fomentan la auto-realización y la gratificación personal, también pueden ayudarnos a reducir las manifestaciones de ansiedad. Mantener redes, realizar actividades que refuercen nuestra autoestima y nos brinden experiencias de aprendizaje también conducirán a un significativo aumento de bienestar emocional.

De igual modo, se debe estar atento a la necesidad de apoyo profesional, que nos ayude a desarrollar estrategias eficaces de afrontamiento de las dificultades, y a la promoción de hábitos saludables y de autocuidado.

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