Cuando inicié mis estudios de gastronomía, jamás imaginé que esta pequeña y cotidiana preparación podría tener tantas posibilidades para mezclar ingredientes. Por eso, decidí compartir aquello que me ha hecho disfrutar de los sándwich.
Primero es importante conocer su clasificación, ya que con ella podemos realizar una diferenciación. Los hay de tipo cerrados, los que pueden ser fríos o calientes. También existen abiertos en misma modalidad de temperatura. Otros muy populares son lo semi abiertos de tipo hot dog. Algo más sofisticado son los de masa compuesta, tipo pizza o empanadas. Y por último, los de tamaño reducido tipo canapé o pinchos.
Cualquiera sea la modalidad de consumo, los sándwich han llegado a ser emblemas gastronómicos de muchos países. Tal es el caso de las pizzas en Italia, los tacos en México, los crepes de Francia, el hot dog en Norte América o los pinchos en España.
En nuestra cultura gastronómica son muchos los nombres de sándwich que me abren el apetito. Cómo no alabar un barros luco o un chacarero con porotillo verde muy fresco, (ya que la versión congelada de este producto sabe a nada en el mejor de los casos ) o los completos con todas sus variedades. Para los más golosos nada mejor que un sándwich de malaya, arrollado de huaso o pernil con pebre, sin dejar fuera a los muy populares choripan que hoy por hoy, hasta se utilizan como bocado previo a un asado.
Si bien la lista puede ser inagotable, creo que poco sándwich comemos con pescado o marisco, siendo éste, un país con bastante recurso marino. Por supuesto, hay excepciones, como la del sándwich de palometa frita que se consume en la Serena o la tortilla con marisco que se vende camino a Arauco, ambos notables en creatividad, uso de recurso y sabor.
Para acercarlos a disfrutar de mariscos y pescados en sándwich, los invito a tomar un pan baguette al que agregaremos lechuga fresca, salmón ahumado, tomate laminado muy fino más un chorrito de aceite de oliva y sal. Otra opción puede ser pan integral, atún, porotillos verdes y el mismo sano aderezo anterior. Ahora, si tenemos algún marisco que podamos hacer pasta (moler) le sugiero que lo mezcle con un poquito de queso crema y lo agregue a un pan pita, más algo de pepino fresco y ¡a disfrutar!. Y si tiene la opción de hacer un pan amasado, le sugiero que pruebe agregando pequeños trozo de anchoa o si lo compró, agregue en su interior queso chanco y pequños trozos de jurel ahumado para luego calentar en horno convencional. Le aseguro que con esto podrá iniciar un nuevo, entretenido y delicioso descubrimiento gastronómico.
Luis Endía Bilbao