Santiago, monstruo grande que pisa fuerte

/ 21 de Junio de 2013

María Angélica Blanco
Los presidenciables esgrimen como uno de sus muchos caballitos de batalla, con impresionante verborrea, el tema de la descentralización ”¡Descentralicemos Chile, más poder para las regiones!” Sus promesas parecieran basarse en convicciones profundas, que les sobrevienen con una lucidez y retórica irrebatible. Parecen ignorar un pequeño detalle. Ya no les creemos.
El clamor de las regiones por destetarse en algunas áreas de su enorme e insaciable madre metropolitana está desgastado, alicaído y escéptico. ¿Por cuántos años candidatos a la Presidencia  han hecho el mismo ofertón? Recuerdo las líneas de una canción convertida en hito tras la derrota bélica de Las Malvinas: ”Sólo le pido a Dios que la guerra no me sea indiferente, es un monstruo grande y pisa fuerte, sobre la pobre inocencia de la gente”. Eso es Santiago. Un monstruo grande. Y está claro que pisa fuerte. Cada vez que viajo a la capital de Chile, porque Santiago es Chile, me asombro ante su vertiginoso crecimiento. Fastuosas urbanizaciones, malls, condominios exclusivos, barrios bohemios, de shopping y antiguedades, cafecitos donde acude la socialité o residencias seniors para adultos mayores adinerados, brotan como árboles por doquier. La urbe se expande sin pudor alguno, cuan larga y ancha, puesto que sus arcas rebosantes no tienen comparación con los esmirriados presupuestos asignados a  regiones. Mientras en ellas todavía existen pequeños poblados en que sus habitantes usan balsas para cruzar ríos, y hay niños que caminan kilómetros para llegar a su escuelita, en Santiago ya se están proyectando nuevas líneas del Metro.
Santiago no sólo es un monstruo gigante en el que  vive casi la mitad de la población. También, un monstruo voraz. Se alimenta de exquisiteces a las que la mayoría de los provincianos no tiene acceso. En otras columnas me he referido al centralismo cultural. ¿Por qué los santiaguinos pueden disfrutar delicias para el espíritu como galas de ópera, ballet, montajes musicales estilo Broadway, teatro de alto rango o conciertos de talla internacional como el que ofreció recién el joven pianista chino Lang Lang, considerado el talento musical más promisorio del mundo? Faltan políticas de Estado para equiparar a nivel de regiones la enorme oferta cultural que se despliega en la metrópoli. Tal vez corresponda a los gestores y a organismos culturales regionales levantar la voz para reclamar condiciones de igualdad. No es posible que se siga ignorando que en provincia proliferan creativos de alto vuelo estético en sus más diversas expresiones, con derecho a ser valorados, premiados, respetados, reconocidos y famosos al igual que sus pares santiaguinos. Recordemos que los dos Premios Nobel del país, grandes entre los grandes del orbe, no nacieron en Santiago, sino en Temuco y Vicuña.

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