Después de la locura de fin de año, de las comidas y de los brindis, se asoma la calma de enero como una oportunidad para desintoxicarse de las fiestas, comenzar la dieta que se pospuso tantas veces y, por fin, cambiar a una vida sana. ¿Cómo se hace esto? Pues siguiendo estos simples consejos:
*Iniciar el cambio bebiendo mucha agua (dos litros diarios) y jamás olvidar el desayuno.
*Ponerse metas realistas: quizás hay que bajar dos o tres kilos o a lo mejor 15. Se debe tener claro que en un par de semanas esto no se logrará. Entre más lenta sea la pérdida de peso, más fácil será sostenerla.
*Permitir los derroches: al inicio, date el permiso para tener dos comidas libres a la semana. Psicológicamente será más fácil continuar con la dieta y el cuerpo se sentirá mejor.
*Comer más seguido: comer cada tres o cuatro horas una pequeña colación hará más fácil perder peso, porque el cuerpo no tendrá la sensación de pasar hambre y no pensará en almacenar energía para después. Las colaciones deben ser bajas en calorías.
*Elimina un tercio del plato de comida; así se disminuye una buena cantidad de calorías innecesarias.
*Disminuye la cantidad de alcohol, que tiene calorías, deshidrata las células y hace que el metabolismo sea más lento.
*Disfrutar la comida: tomarse el tiempo de degustar los sabores, masticar el alimento hasta hacerlo papilla. Esto ayuda para que el cuerpo esté consciente de que está siendo alimentado y se nutra de todas las sensaciones.
El compromiso más importante que se debería hacer es con uno mismo. Por esto es importante pequeños comportamientos que con el paso del tiempo se transformarán en hábitos que ayudarán el resto del año.