Tamara Acosta: “Los 80 son como un reality de época”

/ 31 de Octubre de 2012

Es de esas actrices cuyos personajes dejan huella en el imaginario nacional, desde la Dj Katia de la teleserie La Fiera, a sus roles dramáticos en películas como La fiebre del loco o El desquite. El último de ellos es Ana López, la matriarca de los Herrera en Los 80, una serie que dio en el clavo al contar la historia de una familia de clase media ambientada en plena dictadura militar. “Los Herrera es la familia que todos tenemos como en el recuerdo, cuando Chile era otro país. Por eso le gusta a tanta gente de distintas edades, porque ahí aparecen cosas de época, cuando toman desayuno, en la cena. Es como un reality”, reflexiona. De ello, de su primera experiencia como madre, y de su crítica visión a la forma en que se gestionan los fondos de cultura nos habla en entrevista exclusiva para NOS.


Nos encontramos en un estiloso café del capitalino barrio de calle Plaza Italia. Es una agradable tarde primaveral, y Tamara Olga Acosta Zambra nos recibe relajada: es su único día libre, en medio de un intenso periodo de grabaciones de la quinta temporada de Los 80, la popular y ya clásica serie retro. Allí, la actriz es famosa por su rol como la señora Ana López Matamala, una mamá “de las antiguas”, celosa y protectora de sus hijos, dueña de casa full time, y que se trata de usted con su esposo Juan Herrera, interpretado por el no menos popular  Daniel Muñoz.
Desde su debut (2008), la historia sobre una familia de clase media ambientada en la década de los 80’ logró cautivar a la audiencia, gracias a su cuidada recreación de época, el recuerdo de los difíciles años de la dictadura militar y, por sobre todo, por apelar a la identificación de personajes comunes y corrientes que, no obstante, parecen perdidos en otro tiempo, lugar y circunstancias. Las cifras de rating respaldan esta fidelidad: el episodio sobre la muerte de don Farid (jefe de Juan Herrera) y la elección de Cecilia Bolocco como Miss Universo registró un impresionante peak de 38 puntos, muy superior a los 20 puntos promedio que la serie obtuvo en su primera temporada.
Pero no sólo las audiencias masivas han reconocido a la serie facturada por Wood Producciones y Canal 13; también ha sido galardonada, año a año, por la crítica especializada y por sus pares en las más importantes categorías, como Mejor Serie o Dirección de Televisión en Género Dramático, incluyendo el Premio Altazor como Mejor Actriz a Tamara Acosta durante tres años consecutivos.
Y aunque la serie hoy tenga un éxito inapelable, lo cierto es que en sus inicios Los 80 no contó con el beneplácito de la plana ejecutiva del canal católico, que objetó el ritmo lento de la historia e incluso las características físicas del elenco.
“Lamento decirlo, pero es verdad: gracias a que el canal estaba en crisis, y que no había nadie preocupado en ese minuto, el proyecto fue lo que fue. Porque si no hubiese sido intervenido por muchas razones, entre otras, porque el casting era muy moreno”, contó hace unos meses a un conocido matutino Alberto Gesswein, actual director del área de ficción de la estación. “Vasco (Moulian, director de programación en ese momento) apostó cajas de vino a que esto iba a ser un fracaso gigantesco. Y es así, tengo testigos. Él no creía por ni un lado en Los 80”, confidenció sin tapujos en aquella ocasión el profesional. Tamara Acosta, por su lado, nos da su versión.
“Nosotros nunca sentimos nada. Estábamos súper protegidos, porque el Tito siempre ha defendido la serie a brazo partido”, recuerda la actriz. “Ahora, yo siempre pensé que era una serie súper buena, pero que no le iba a ir bien en términos de público, porque era atípica a todo lo que había en televisión y desafiaba muchas cosas, yo creo que nadie se imaginó el éxito que tendría en el equipo. Y todo el conventilleo que había en el canal, nosotros como elenco nunca lo vivimos; cachábamos que no éramos un programa estrella porque no nos pescaban mucho”.
Una vez logrado el éxito ¿te imaginaste a la serie convertida en musical teatral o teleserie, como sugirieron algunos?
No (ríe). Nosotros aún queremos hacer una fonda, “Los Herrera”, pero no nos ha resultado. Nos haríamos millonarios.
¿Cómo ha sido la experiencia de grabar esta quinta temporada de Los 80?
Ha sido agradable, como es siempre. Con el equipo nos conocemos ya tanto, y cada vez que volvemos a grabar es como que no ha pasado tiempo entremedio, y lo pasamos muy bien, sobre todo nos entretenemos harto.
Ustedes han crecido “orgánicamente” en pantalla ¿han sentido el síndrome de Los Venegas”, algo así como “la familia de Chile”?
Sí, nosotros cantamos la canción de Los Venegas cuando estamos en el set, jaja.
Además de Los 80, por estos días Tamara Acosta también tiene otro motivo para sentirse feliz y orgullosa: será madre por primera vez. Y aunque ya tiene cinco meses de embarazo, asegura que todavía no tiene la certeza de si será niño y niña, pues aunque las ecografías ya indican algo “aún no es seguro”. Tampoco sigue ciertas modas de la web, como enviar esas primeras radiografías a todas sus amistades.
“Las miro yo, mis papás y mi suegra, pero no lateo a la otra gente, porque sé que todas las guaguas se ven iguales en las ecografías, así es que si no es tu guagua, es una lata”, dice entre risas. Una maternidad esperada que, cuenta, la tiene “emocionada”, y que incluso obligó a la producción de Los 80 a postergar la realización de la sexta temporada para el próximo año, en lugar de iniciarla de forma inmediata tras el término de la actual (para alivio de sus compañeros de elenco).
Un receso que, naturalmente, extenderá al resto de sus actividades profesionales. En el cine planea iniciar en el 2013 el rodaje de una película junto a su pareja, el director Sebastián Araya, con quien este año estrenó El lenguaje del tiempo (que obtuvo el galardón como Mejor Película Extranjera en el Atlanta Underground Film Festival de EE.UU.). En el ámbito teatral, en tanto, sólo contempla viajar el 21 de noviembre a Concepción para montar Las Huachas, junto a la compañía La María, como parte del Festival de Teatro del Biobío.
Hablemos de tu rol en Los 80. Si analizaras a Ana López, ¿cuáles serían los defectos y virtudes que destacarías de ella?
Yo creo que una de las gracias que tiene es que es una mamá súper reconocible, que todas nuestras mamás y las que uno conoce tienen algo de ella. Y son bien particulares las mamás, a  veces son hinchapelotas, a veces son muy metidas; por otro lado, como que se dejan de lado ellas mismas por la familia.
La señora Ana parece ser más bien conservadora, dedicada 100% a su familia, que acepta el rol dominante de su marido, y que hable primero él en la mesa ¿Tú tienes algo de eso?
Sí, ella es bien conservadora, como las mamás antiguas. Nuestra cultura es bastante conservadora. Ahora, yo soy más abierta de mente, supongo, y trato como de entender todas las posiciones, pero algo creo que me queda. Y pienso que cuando uno va envejeciendo (ríe) también se va poniendo más así.  Por aprensión, yo creo, sobre todo porque los papás funcionan mucho por miedo, a que les pase algo a los hijos. Uno los quiere como proteger irracionalmente, de repente.
Una columna de un matutino señaló que el éxito de Los 80 no radicaba tanto en la detallada y celebrada recreación de época, sino más en la conexión emocional del televidente con un tipo de familia que hoy está en extinción ¿Estás de acuerdo con ese análisis?
Ah, leí esa columna, me la mandaron. Sí, yo creo (los Herrera) es la familia que todos tenemos como en el inconsciente, como en el recuerdo, cuando Chile era otro país, súper distinto, y es donde también se forjaron varias generaciones. Por eso también le gusta a tanta gente de distintas edades (…) Yo creo que una de las gracias de la serie es también el ritmo, y también ver el cotidiano de esta familia, porque ahí aparecen las cosas de época, cuando toman desayuno, en la cena, y a mí me encanta. Y sé que a mucha gente le gusta ver esto, que es casi una realidad, como un reality de época.
¿Por qué a pesar de ese éxito de Los 80 basado en la conexión con el chileno común, el resto de los canales no replica con propuestas parecidas?
Sí, no sé. Bueno, ahora estrenaron varias series (en TVN), está El Reemplazante que vi el primer capítulo y me gustó harto, lo encontré súper bueno, y donde hay algún punto parecido con Los 80, una textura como más realista, y con un enfoque social. Ahora, estos programa son súper caros, y los canales no los financian, los financia el Consejo Nacional de Televisión (CNTV). Entonces, los canales se las llevan bien peladas (ríe), porque se quedan con una serie hecha impecable y sin poner mucho (…) Es un negocio para los canales, pero para las productoras es un riesgo súper grande. No sé, pienso que a lo mejor los realities son más baratos o son más fáciles de hacer que otro formato de programa. Lo que sí creo es que tiene que haber de todo en la televisión; tampoco yo aspiro a tener una televisión sólo cultural, pero creo que tiene que haber diversidad.
De todas formas, muchos critican que los contenidos de los programas de realities y de farándula se han vulgarizado en extremo ¿En este tema, eres de los que rasgan vestiduras o tu visión es más pragmática?
Es que este tema hay que verlo como un negocio, son empresas que tienen que apostar -en este Chile mercantilizado- por ganar plata. Lo que sí creo es que también se puede hacer negocio con más creatividad y también se pueden buscar nuevos contenidos, porque se van a agotar estas fórmulas en algún tiempo. Entonces, (los canales) tienen que tener otras cosas a qué echarle mano, y en ese sentido, pienso que también en los negocios se tienen que arriesgar, apostar y perder. Así son los empresarios.
¿Y qué te parece que TVN pague esas sumas millonarias  a Raquel Argandoña y a su hija por protagonizar un reality? Se ha criticado fuertemente por ello a TVN, por ser el canal estatal…  
Sí, el problema es que es un canal público, ese es el tema, porque si fuera un canal privado uno no tendría nada que decir. El punto es que es un canal nacional que debiera ser no sé, más austero, transparente, que debiera apostar por otra programación…. Pero yo no creo que les paguen tanto, a lo mejor es un contrato por tres años, me imagino…
Ese pago, siempre según estos trascendidos, sería por esta temporada.
¡Ah!, que suerte por ella (ríe). Ahora, también la culpa no es del chancho… o sea, si a mí me dicen “te vamos a hacer un programa por esa plata”… no puedo decir que no ¿tú dirías que no?
¿Y tú participarías en un reality?
No, no creo. Mira, primero, nadie vendría a decirme nada para hacer un reality sobre mi vida (ríe)… sería muy aburrido, así es que no habría nada muy fascinante. Una lata.
Tendrías que ponerte a pelear con tu pareja, entonces.
No, no peleo. Nosotros no peleamos.

“Los artistas tienen que ser contestatarios y cuestionadores”

A los 14 años te inscribiste en el Partido Socialista, y el año 2000 fuiste rostro de la campaña presidencial de Gladys Marín ¿Volverías a ser rostro de una campaña política?
Me interesa lo que sucede, pero lo veo con muy poca esperanza. No me interesa tampoco ningún candidato, no hay nadie que me interese.
¿Tampoco votarías por Michelle Bachelet?
O sea, sí, pero más por una cosa como estética y de cómo habla, porque en lo profundo creo que no ha cambiado mucho, al menos los cambios que a mí me interesarían. Ahora, ella ha sido una de las pocas que ha profundizado en lo social, pero también bastante por encima, porque adhiere a un sistema que no lo permite más.
A partir del año 2011, con el estallido del movimiento estudiantil, surgieron nuevos líderes como Camila Vallejos y Camilo Ballesteros. Ellos, aunque tienen una postura contra la actual institucionalidad política, militan en un partido tradicional como el Partido Comunista ¿No les iría mejor si fueran totalmente independientes al establishment?
Bueno, pero también en el propio movimiento estudiantil Camila Vallejos es considerada como bastante conservadora. Y bueno, tal vez después se va a salir, si es una niña, es súper joven, tiene una carrera súper larga. Pero también creo que el que se escuche su discurso, es súper importante, y a lo mejor tiene que estar en el PC y tiene que estar en donde está para que se escuche ese discurso. Tiene la vida por delante esa niña.
A propósito de la película, y de que ahora se viene una serie televisiva sobre el tema ¿Eres de los que creen que efectivamente llegó la alegría el 5 de octubre?
O sea, sííí. De todas maneras uno no puede renegar de que pasamos de una dictadura, y de que por lo menos algo sucedió, y que a nivel de espíritu en el país cambió la cosa. Y las violaciones a los derechos humanos, así como existieron en esa época, hoy en día ya no. Hoy día yo creo que hay otro tipo de violaciones a los derechos humanos, pero no así.
El conflicto mapuche ha sido fuente permanente de acusaciones de violaciones a los derechos humanos, en los sucesivos gobiernos…
Por eso te digo, que así como fueron (en la dictadura) ya no, hoy hay otro tipo de violaciones a los derechos humanos, pero sin duda algo cambió. Pero lo fundamental, desde mi punto de vista, tiene que ver con la economía de mercado que empezó con Pinochet y que solamente se ha profundizado con los gobiernos de la Concertación. Como se fue corrigiendo y aumentando, y aumentando, y sin piedad por nadie; entonces, creo que no puede ser así, ya hay voces críticas en Chile que señalan que este modelo no está funcionando.
Desde la óptica de tu experiencia ¿de qué manera se podría apoyar a las compañías de teatro emergentes, compuestas por jóvenes que una vez egresados no encuentran perspectivas para levantar sus proyectos?
Autogestión, yo creo que es lo único que nos va quedando. Porque hoy en día lo que ha hecho el gobierno de Piñera es profundizar el mercado en todo sentido, y también lo ha profundizado en las artes, y eso a mí me parece que no puede ser.
¿De qué manera se ha dado esta situación en las artes y la cultura, a tu juicio?
En el sentido de que hoy en día para poder postular a los fondos, el discurso de ellos es que uno tiene que ser como una empresa. Y estamos todos funcionando como pequeñas empresas, sin quererlo, en el fondo, porque es la única forma de acceder, de poder participar. La idea de ellos no es un secreto, es lo que plantean: cómo uno puede, como empresa, rendir más, y tener ganancias, gestionar como empresa. Y yo creo que el arte no es una empresa, o sea, está lejos de serlo, y que los artistas no somos gestores tampoco.
Se dice que la administración de Sebastián Piñera se convenció de nombrar a Luciano Cruz-Coke como ministro de Cultura por la experiencia que el actor tuvo con su centro Lastarria 90, que combina iniciativa privada, aportes estatales y alianzas con otras empresas. Un modelo de gestión cultural “moderno”.
Sí, porque es una mezcla, en donde los privados se meten en tu proyecto… pero se meten en tu proyecto porque tú les vendes el proyecto, no porque por ley tengan que apoyar proyectos culturales. Entonces, son armas de doble filo, porque ¿por qué un empresario va a poner plata en tu proyecto? O sea, tenís que venderle algo que le interese.
Bueno, las empresas muchas veces apoyan proyectos artísticos como parte de su política de relaciones públicas, imagen corporativa, responsabilidad social empresarial, etc…
Sí, sí, claro, pero él va a privilegiar el que más le llame la atención, y por supuesto la sensibilidad de los empresarios no tiene que ver con la sensibilidad de los artistas, porque los artistas tienen que ser contestatarios y tienen que ser cuestionadores… ése es el rol del arte, creo yo.
Desde la otra parte, se suele criticar la mentalidad “fondista” de muchos artistas y creadores en Chile, en el sentido que son muy dependientes de la cantidad de dinero que les pase el Estado a sus proyectos.
Es que yo creo que el Estado les tiene que dar esa plata. Creo que es una responsabilidad del Estado tener una cultura diversa en todo sentido, en todo el país, e independiente de los contenidos: sólo se tiene que privilegiar la calidad.
¿Y qué pasa cuando se destinan fondos para teatros, como el que se hizo en Talca, y que sin embargo, una vez construidos no se les da todo el uso que se esperaba de ellos?
Sí, es precioso ese teatro, maravilloso, yo he ido, y tiene un equipo técnico de primer nivel. Pero no tiene programación.
¿Y por qué pasa eso, cómo se podría salir de ese problema?
No sé, es complicado ir a regiones, es caro. Se tiene que subsidiar de alguna manera. Y yo estoy de acuerdo con que las empresas pongan plata, pero que pongan por obligación, no porque encuentren que es choro.
Finalmente, no puedo dejar de mencionar tu década de oro en las teleseries de Vicente Sabatini ¿Qué evaluación haces hoy de esa época?  
Esa época fue súper bonita, tengo muy buenos recuerdos. Yo lo comparo un poco con lo que sucede en Los 80, en el sentido que era un equipo súper afiatado, que nos conocemos, que nos teníamos mucho cariño, y yo creo que se reflejaba en los resultados de las cosas.
¿Personajes que recuerdes?
Daniela en Sucupira, Dj Katia…. una peruana que hablaba como mexicana pero era peruana (ríe) en Pampa ilusión, esa teleserie que era preciosa.
¿Y cómo evalúas a Sabatini ahora en Chilevisión?
Eh. Nada, yo a él lo quiero y lo admiro muchísimo. Es que él también no trabaja solo, tiene un equipo, un canal, es distinto, está en otro contexto. A lo mejor él no decide todo, no sé. Pero nada, yo le agradezco casi toda mi formación televisiva a él.

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