Ejemplo del “Aprender Haciendo”
Egresado de la primera generación de Ingeniería en Mantenimiento Industrial de INACAP Concepción-Talcahuano, Ramón Barra forma parte de la sociedad propietaria de la empresa Vaporisa, que él mismo fundó mientras aún pasaba por las aulas inacapinas. La firma, especializada en ingeniería térmica aplicada a procesos industriales, lleva 15 años en el mercado y ofrece fuentes laborales para 28 personas, distribuidas entre la casa matriz de Concepción y las sucursales en Santiago, Puerto Montt y oficina en Medellín, Colombia, donde la compañía cumplirá cuatros años.
“Nuestros principales puestos estratégicos son ocupados por inacapinos. Éste es el caso del jefe de sucursal de Santiago, el jefe de mantenimiento y montaje industrial y algunos mecánicos de mantención”, explica.
Ramón Barra recuerda que Vaporisa partió formalmente sus actividades un año antes de su egreso de la institución. “INACAP me permitió estudiar cuando por motivos económicos no pude hacerlo en una universidad tradicional, a pesar de tener un puntaje que me hubiese permitido estudiar lo que quisiera. Sin embargo, esta situación me hizo tener una madurez y una claridad sobre lo que quería. Sabía que lo mío era el tema de la industria, e INACAP era la única institución que en esos tiempos me brindaba la oportunidad de trabajar en el día y estudiar en la noche. Gracias a eso, mientras estudiaba fui ideando la empresa”, detalla.
Agrega que el “Aprender Haciendo” que potencia INACAP es una ventaja comparativa importante para sus estudiantes, porque el nivel de conocimiento adquirido supera con creces a egresados de casas de estudios más tradicionales. “Nos permite adquirir conocimiento aplicado. Tuvimos mucho taller y mucha vinculación con empresas, porque una cosa es que te expliquen cómo son las cosas y otra es que las experimentes personalmente”.
“INACAP me permitió desarrollar una visión de procesos”
Aunque primero estudió prevención de riesgos en una universidad capitalina a poco andar, María José Ferro, se dio cuenta de que si quería desempeñarse con éxito en el ámbito vitivinícola en el que estaba incursionando, necesitaba una visión más holística de temas que cobraban gran relevancia. “Descubrí que necesitaba competencias integrales y que en el mundo de la exportación era muy interesante tener formación en temas medioambientales”. Cuando INACAP abrió la carrera de Ingeniería de Gestión Medioambiental del área Procesos Industriales decidió matricularse y egresó el 2006. “Desde entonces me desempeñé en distintos rubros relacionados con el tema medioambiental, como el vitivinícola, energía y forestal. Al volver a Concepción, tras el terremoto, surgió esta posibilidad en Puerto Coronel, donde actualmente soy Gerente de Personas. En un puerto se debe trabajar mucho en los índices de seguridad, los que tienen que ser compatibles con los objetivos de productividad de la empresa, porque ambos se ligan muy estrechamente en la actualidad”.
Manifiesta que INACAP le permitió desarrollar una visión de procesos. “Los profesores no son sólo docentes, sino personas que se están desempeñando en la industria de forma paralela, por lo que entregan herramientas verdaderamente actualizadas. Además, tuve la posibilidad de generar contactos permanentes con quienes fueron mis profesores. Hoy ellos son mis colegas, seguimos en contacto y hemos podido generar nuevas oportunidades de negocio”, destaca.
“Me dieron herramientas para trazar mi camino”
El egresado de Administración Hotelera con mención en Gastronomía, Héctor Riquelme relata su experiencia como estudiante de INACAP y cómo esa formación lo preparó para enfrentar el rigor de su profesión, la que ha ejercido en diversos rincones del orbe. Entró a INACAP en 1995 y egresó tres años más tarde. Comenzó a trabajar en Santiago, porque en Concepción el mercado era muy reducido. Partió su carrera en el hotel Crowne Plaza y luego se fue a España con la intención de transformarse en sommelier. “Partí siendo sommelier de restaurante, pero la vida me llevó por otros caminos. En el 2002, fui parte de la primera generación de la Escuela de Sommelier de Chile, y al año siguente me correspondió abrir el hotel Ritz-Carlton de Santiago, que fue el primero que contó con este cargo formalmente. En 2005, concursé en el certamen que buscaba el mejor sommelier de Chile y lo gané, por lo que en 2007 representé a nuestro país en el concurso mundial en Grecia. He trabajado en distintas iniciativas ligadas al vino. Durante 10 años, trabajé en un libro que hicimos con el periodista Patricio Tapia, La Guía de descorchados, que es la más grande de Latinoamérica. Hoy soy consultor de viñas grandes y pequeñas, y el único jurado chileno que cata para revistas europeas”.
Hace dos años regresó a Concepción junto a su familia. En este tiempo ha observado con orgullo el proceso de revalorización de los pequeños productores del Valle Biobío-Itata, donde nació la viticultura en Chile y está trabajando con empresas de esa zona que tienen mucho potencial. “Además, aprendo mucho de ellos y les transmito lo que he visto en mis viajes por el mundo”.
Al hacer una retrospectiva de su carrera, Héctor Riquelme destaca la decisiva influencia que tuvo en su éxito la formación que recibió en INACAP. “Fui formado por profesores altamente capacitados que te contaban las cosas tal cual son y entregaban herramientas para trazar tu propio camino”.