¿Tropiconce?: Los efectos climáticos que alarman a los penquistas

/ 4 de Marzo de 2012

Las sorpresivas precipitaciones seguidas de altas temperaturas han sido tema central en las redes sociales y generadoras de las más variadas predicciones. Anticipos de catástrofes -incluyendo nuevos sismos- hasta que en Concepción llegaremos a tener temperaturas tropicales son algunas de las creencias que la gente le atribuye a los efectos del cambio climático. Sobre todas esas supuestas “amenazas” del tiempo, climatólogos y doctores en ciencias ambientales nos entregan una explicación bastante tranquilizadora: no hay ninguna vinculación entre clima y terremoto que haga presagiar un nuevo 27/F.

Por Patricio Gómez Couchot | Ilustración: Domingo Baño | Fotografías: Rodrigo Martínez

Los continuos cambios del tiempo, con lluvias en días calurosos, repentinas olas de calor húmedo y la creencia popular de que estos efectos pueden estar asociados a la ocurrencia de nuevos sismos, tienen a los penquistas sorprendidos y pendientes de los informes del tiempo cada noche por la TV o a través de Internet. Nadie se los pierde para saber qué vestir al día siguiente o estar preparado para una sorpresiva precipitación.
Los más alarmistas hablan que en el Gran Concepción tendremos un clima similar al de La Serena (Cuarta Región). Otros ya le pusieron a la ciudad “Tropiconce”. Y no faltan quienes lo asocian a la cercanía del fin del mundo, aludiendo a la supuesta fecha que indicaría el calendario Maya para el 21 de diciembre de este año. Lo cierto es que el asunto ha sido varias veces Trending Topic en Twitter y es debate frecuente en las redes sociales.
Para dilucidar estas incertidumbres conversamos con el climatólogo Aldo Montecinos Gula, director del departamento de Geofísica de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Concepción, y los doctores en Ciencias Ambientales del Centro Eula del mismo plantel penquista, Alejandra Sterh Gesche y Mauricio Aguayo Arias, quienes además de referirse a los impactos que genera el cambio climático en la Región del Biobío, descartaron de plano cualquier vinculación de las variaciones del tiempo con nuevos sismos o catástrofes.
“No hay nada extraño en los episodios de lluvia y sol que se producen, debido a que los otoños son así, porque corresponden a un período de transición climática, donde se inician los sistemas frontales que pueden afectar con precipitaciones por el mediodía y despejarse en las horas siguientes, siendo ello una condición absolutamente normal de esa estación”. Así lo advierte el climatólogo Aldo Montecinos.
El científico atribuye las interpretaciones “alarmistas y sin fundamento real” que hace la gente de estos episodios al proceso de globalización, debido a que hoy existe mayor información sobre las consecuencias del cambio climático y se conocen las predicciones que hacen los expertos. Como las que indican la existencia de secuencias extremas que se están dando en Europa y Asia con olas de calor y de frío intensas y que los penquistas tienden a asociar esas variaciones del tiempo con la posible ocurrencia acá de fenómenos naturales anormales.
Montecinos explica que las sorpresivas lluvias en días soleados o los sistemas frontales que están pasando muy al sur, donde parte de la masa de aire que trae lluvia pasa por la zona, genera episodios de precipitaciones por algunas horas y luego se despeja. “Es algo que ocurre todos los años, pero ahora la gente parece olvidarlo; es una situación característica en el período de otoño, pero esas condiciones desaparecen cuando se entra el invierno. Lo que sí es una realidad, es la existencia de décadas donde llueve más que otras”, sentencia.
El climatólogo cuestiona también duramente la falta de rigurosidad científica de quienes hacen proyecciones, en el sentido que como producto del cambio climático mundial, en el Gran Concepción habría temperaturas similares a La Serena en los próximos 50 años. Lo que, por ejemplo, nos permitiría tener una industria vitivinícola potente de exportación: “Eso es una mentira, ya que no existe ningún fundamento científico que lo avale. Además acá se producen vinos desde la época de la colonia española”.
-¿A qué atribuye entonces ese tipo de predicciones?
“A proyecciones de modelos que tienen muchos errores, porque suponen el peor escenario mundial en el sentido que los países no se pondrán de acuerdo para reducir las emisiones de Co2, y que eso implicará un aumento de cinco grados en la temperatura de la tierra a fines del siglo 21. Eso es irreal, porque se está avanzado en protocolos para reducirla. En Chile se ha hecho una sola proyección y la realizó en 2006 la entonces Comisión Nacional del Medioambiente (CONAMA). En eso se está basando gente para decir que acá, en nuestra zona, disminuirán en un 40% las precipitaciones y tendremos condiciones similares a la Cuarta Región. Ese es el peor escenario. Hay quienes hacen esos trabajos y pasan informes a la agricultura, sin considerar toda la incertidumbre que hay y optan por colocarlos en los escenarios más irreales posibles”, enfatiza.
El profesional instó a ser muy rigurosos con los modelos predictivos, ya que por ejemplo se anunciaba que las temperaturas en los mares chilenos aumentarían en los últimos 30 años, y se ha podido comprobar que, por el contrario, están disminuyendo levemente. “Lamentablemente hay muy mala información porque hay científicos que no trabajan en esta área y dicen cualquier cosa, lo que genera confusión en la población”, denuncia.
Y respecto del aumento de las temperaturas por efecto del cambio climático argumenta que “deberíamos sentirnos muy tranquilos, porque el gran Océano Pacífico que tenemos frente a nuestras costas ayuda a disminuir la intensidad del calor, a diferencia de lo que viven muchas ciudades de Europa que están lejos del mar y que experimentan veranos muy calurosos”.
Hay aumento de temperaturas
A su vez, la doctora en Ciencias Ambientales del Centro Eula de la Universidad de Concepción, Alejandra Sterh Gesche, ratifica que está comprobado por estudios realizados durante los últimos 40 años, en la Región del Biobío, la existencia de un aumento de las temperaturas en dos grados en la máximas y uno en la mínima, como promedio anual, debido al fenómeno del cambio climático global en el mundo. El proceso se ha visto acelerado en los últimos años por la industrialización y la emisión de gases invernaderos, aunque no está comprobado en un 100%, siendo eso lo que se está estudiando actualmente. No obstante, recuerda que la tierra sufre normalmente cambios naturales, tal como ocurrió con los períodos glaciares.
Explica que esas investigaciones también han concluido en la existencia de estaciones más secas en verano y más lluviosas en invierno. “Uno tiene la percepción de que antes llovía más, porque ocurría todos los días, aunque en poca cantidad. . Ahora es más concentrado, ya que en dos o tres días tenemos lo que precipitaba en tres semanas. Es evidente que las estaciones ya no están tan marcadas y eso está ocurriendo acá también”, precisa. Las estadísticas de los últimos 20 años indican que, anualmente, en el Gran Concepción, caen en promedio unos 1.100 milímetros de agua con variaciones relativas sobre cifra en función de la presencia de años más lluviosos o más secos.
Sobre el mismo tópico el doctor Mauricio Aguayo coincide en que se están haciendo más frecuentes algunos eventos que antes no ocurrían, como por ejemplo sequías y precipitaciones extremas, en relación con los datos históricos del año 1960 en adelante, indica. Enfatiza que la gente, por tener mayor acceso a la información, tiende a pensar que muchos de los fenómenos climáticos sólo ocurren actualmente y no en el pasado.
“Uno incluso puede vincularse a una página de la Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio (Nasa) o al Centro Sismológico de Estados Unidos y otros organismos que registran los fenómenos naturales. En tiempo real puede tener noticias sobre un terremoto, tornado o ciclones que ocurrieron en cualquier parte del mundo. No es que exista un aumento de ellos, sino que ahora se conocen con mayor rapidez, cuando éstos ocurren”, especifica Aguayo.
Ni otro 27/F ni fin del mundo
A la inquietud de muchas personas que relacionan los bruscos cambios climáticos con posibles sismos y catástrofes e incluso con el anticipo del fin del mundo, los tres expertos consultados coinciden que se trata solamente de creencias populares y de información errónea.
“No hay ningún estudio científico que avale eso. El clima está cambiando. La gente tendrá que acostumbrarse a que tengamos sol, lluvia y calor en un mismo día, porque eso es parte del cambio climático. Si viene un terremoto, no será porque el tiempo está así. El sismo del 27/F de 2010 se produjo en un año seco y el clima no tuvo ninguna incidencia en ello”, advierte la doctora Sterh Gesche.
También el doctor Aldo Montecinos descarta de plano esa vinculación:“Todo lo contrario; en las zonas que son más lluviosas que acá, no ocurren terremotos, porque la gran cantidad de sedimentos que llevan los ríos, se meten dentro de la fosa y eso es casi como colocar un lubricante entre las placas tectónicas. Y cuando uno mete lubricante entre las placas ya no hay roce, ni tampoco hay tanta energía acumulada. Los terremotos grandes ocurren en zonas áridas, semi áridas y en ésta, que es una zona de transición. Así es que no existe esa relación con el cambio climático”, puntualiza.
El doctor en Ciencias Ambientales del Centro Eula, Mauricio Aguayo Arias, ante creencias populares de que los recientes fenómenos climáticos estarían anticipando un fin del mundo para el 21 de diciembre de este año, de acuerdo con el calendario Maya, precisa que: “No creo en lo del calendario Maya, porque no hay ciencia o datos empíricos que puedan demostrar eso. Hay que entender que los cambios o grandes variaciones climáticas han ocurrido siempre a lo largo de la humanidad”, remata.

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