UNA NUEVA REFORMA

/ 20 de Agosto de 2018
Álvaro Fernández Ferlissi Abogado tributarista.

El gobierno de Sebastián Piñera se autoimpuso el compromiso de enviar un proyecto de reforma tributaria durante los primeros seis meses de su mandato, plazo que vence en septiembre de este año.

Al tiempo de aquella definición, sólo se conocía lo que al respecto decía el programa de gobierno, esto es, que se reduciría la tasa del impuesto de primera categoría de un 27 a un 25 % (Artículo 14, letra b de la Ley de la Renta), de manera de llevar la carga tributaria al promedio OCDE.

Sin embargo, en el último mensaje presidencial, quedó descartada tal idea, siendo reemplazada por la “simplificación” del sistema tributario. Tras el discurso, se expresó que el actual régimen generaría graves inconvenientes para las Pymes, toda vez que, atendida la complejidad de las normas tributarias, el empresario tendría problemas para entender cabalmente la ley, resultándole difícil cumplir satisfactoriamente con todas y cada una de sus obligaciones y, además, tomar decisiones de inversión. Todo ello, sin contar con un asesor tributario, ayuda que sí tiene la gran empresa. 

Por otro lado, durante junio se anunció que dicha reforma perseguiría nivelar la cancha para los comerciantes y prestadores de servicios nacionales respecto de las empresas extranjeras que operan en nuestro país a través de plataformas digitales. Incluso se citó  a algunas de ellas con nombre y apellido.

Para lo anterior, se expresó que se impulsaría una mayor y más eficiente fiscalización por el Servicio Nacional de Aduanas y la empresa de Correos respecto de la importación de productos que ingresaban al país. Hasta se llegó a plantear que se estaba analizando el establecimiento de un nuevo impuesto para las empresas que funcionan online y que, ciertamente, serán pagadas por el consumidor local. 

Finalmente, y hace muy poco, han comenzado las primeras reuniones con las agrupaciones y asociaciones de comerciantes y empresarios destinadas a oír lo que tienen que decir al respecto.

El cuadro expuesto nos indica el afán que tiene el actual gobierno de corregir el problema real que viven los contribuyentes chilenos en áreas tan disimiles como el transporte, servicios y el comercio. En buena hora. Por algo se empieza dirán algunos. Yo diré que, más importante que eso, es que en el proyecto se contengan ideas claras, modernas y concretas, capaces de sostenerse durante su paso por el Congreso. En estas materias no es infrecuente ver que se ingresa con un auto y se termina saliendo con una bicicleta con alas que sólo camina, cuestión que precisamente es lo que se busca corregir.

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