Javier Vera Jünemann
Vicerrector Sede Concepción
Universidad San Sebastián
Por estos días miles de estudiantes inician su formación universitaria con ansiedad y expectación. Los jóvenes tienen la certeza de que comienzan un período fundamental que los marcará y les permitirá cumplir sus proyectos profesionales y personales. No se equivocan. Nadie podría desconocer la trascendencia de la época universitaria en la vida de una persona.
Al ser aceptado en una institución de educación superior se establece una relación de confianza entre el alumno y la casa de estudios. Ésta confía en que el joven realizará su mayor esfuerzo y representará de buena manera a la institución. Académicos, directivos y administrativos de las universidades esperamos que los alumnos que ingresan estén dispuestos a sacrificarse, a estudiar con tesón y responsabilidad, a tener una conducta ética, a comprometerse con la institución y, sobre todo, a vivir en todas sus dimensiones la vida universitaria, pues tenemos la plena certeza de que esta experiencia no acaba entre libros y certámenes.
¿Qué debe esperar un alumno de la universidad que escogió? Que le entregue una educación de calidad, cumpla a cabalidad el año académico, disponga de una infraestructura adecuada y espacios para desarrollar la vida universitaria. Pero eso es lo mínimo.
La experiencia universitaria implica muchos otros aspectos que la institución debe facilitar. Lo primero es que, en un sistema educacional básico y medio tan segregado como el que tenemos en Chile, esperamos que las universidades sean espacios de inclusión y diversidad. En los campus universitarios los jóvenes comparten con alumnos provenientes de distintos establecimientos y de variadas ciudades. El aprendizaje que se logra de esas relaciones queda para toda la vida; conocer a personas distintas, con vivencias y realidades disímiles, fomenta la tolerancia y el respeto mutuo.
Asimismo, la universidad debe proveer espacios para el diálogo. Los jóvenes deben acostumbrarse a exponer sus puntos de vista y a conocer diversos planteamientos, y para ello las instituciones tienen que establecer canales de participación y desarrollar actividades que estimulen el debate. La existencia de centros de alumnos y federaciones de estudiantes le otorga un plus a una institución educacional.
Del mismo modo, los jóvenes deben esperar que la universidad fomente la realización de programas extracurriculares como deportes, talleres artísticos y actividades de acción social y espiritual.
Los estudiantes están en todo su derecho a exigir que la universidad les otorgue una formación integral que trascienda lo académico. Que les ofrezca una real experiencia universitaria.