Violentos y desagradables: así somos al volante

/ 11 de Octubre de 2021

Conducimos mal, no tenemos respeto por los otros conductores, no nos preocupamos de entender señales, ni de comportarnos como comunidad motorizada (incluidos ciclistas y motoqueros). El estrés de la pandemia también da muestras en las carreteras, y los especialistas creen que debemos bajar un par de cambios a nuestro estado de ánimo para lograr el equilibrio. Siempre va a haber tacos, siguen entrando nuevos autos, y si no estamos preparados, el colapso será nuestro estado permanente.

Por Carola Venegas V.

Un corto de Disney de 1950, llamado Motormania, refleja bastante bien lo que ocurre en las vías chilenas en este período post pandémico. Conductores furiosos, poco compasivos y que se creen el eje del mundo por estar ocupando uno de los vehículos de nuestro sobrecargado parque automotriz. Solo en la región del Biobío la cifra se acerca a las 500 mil unidades, mientras que en la Región Metropolitana, esta supera las 2.2 millones circulando. Y los números suben.

Según informes de CEA Chile, Club Europeo de Automovilistas, el 90 % de los conductores comete alguna falta grave o gravísima todos los días. Y esto, dicen los expertos, es porque no hay una cultura vial, no hay respeto por los demás, y otros factores que inciden en el aumento de las infracciones.

Los más agresivos

Alberto Escobar, de Automóvil Club.

“Los conductores chilenos son los más agresivos de la región, desde México a Tierra del Fuego”, explica desde Santiago, Alberto Escobar, gerente de Movilidad y Políticas Públicas de Automóvil Club de Chile. “Hicimos una encuesta Latinoamericana y aparece el chileno como el más violento o agresivo. Esto significa que ha tenido un evento desagradable en la vía, ya sea como conductor de un vehículo motorizado, como ciclista o peatón. Desde un bocinazo, una cruzada de auto, un insulto, gestos o hasta bajarse y agarrarse a combos”.

El experto señala que si el chileno se perfilaba como un conductor muy prepotente en años anteriores, con el Covid y lo que se llama “estrés pandémico”, ha aumentado de manera significativa esta violencia basal, que ya existía en nuestro prototipo de manejo.

“Seis de cada 10 conductores declaraban sentirse estresados con la conducción antes del Covid. En el estudio que realizamos el año 2020, las cifras nos decían que se había aumentado en 36 % ese estrés. Es decir, podríamos inferir que más del 90 % de los usuarios viales se siente estresado”, indica Escobar.

Una de las dificultades más agudas y que impide abordar la situación de fondo de este comportamiento, es que los problemas emocionales son aún mal vistos por los chilenos, pues no les damos la importancia y prejuiciamos lo que involucra a las afectaciones de la salud mental. “De alguna manera los chilenos seguimos con prejuicios de reconocer que necesitamos ir a un psicólogo, un psiquiatra, que te falta el ánimo, que tienes miedo. Hay pudor a las enfermedades mentales, y es muy lamentable, porque las personas -por el temor que expresan- no se tratan y llevan estas presiones a distintos planos de la vida”. Y una de esas es la conducción.

17 decisiones por Km

Un conductor toma cerca de 17 decisiones por kilómetro conducido, por lo tanto, estas determinaciones se ven comprometidas seriamente cuando el ánimo está alterado o cuando por voluntad propia nuestro cuerpo recibe cargas de alcohol o sustancias psicotrópicas.

Equipo de la Sección Investigadora de Accidentes de Tránsito (SIAT) de Concepción.

El capitán de Carabineros, Raúl Carrasco, jefe de la Sección Investigadora de Accidentes de Tránsito (SIAT) de Concepción, enfatiza que cualquier distractor puede incidir en la pérdida de control del móvil y causar un accidente. Sea el estrés, el uso de sustancias que no permitan reaccionar adecuadamente, el abuso del alcohol o, incluso, el uso del celular puede determinar nuestra capacidad al volante. Decidir no manejar si sufres cualquier alteración de este tipo es, en rigor, una conducta responsable.

Capitán de Carabineros Raúl Carrasco, jefe de la SIAT de Concepción

La SIAT dedica sus esfuerzos a investigar aquellos eventos con resultados más impactantes, como muerte o secuelas graves para quienes participan del accidente. Según informa el capitán Carrasco, este año, la cantidad de informes generales ya llega a los 150. Un número altísimo si se observa que en todo 2020 se elaboraron 172 informes.

“En 2020 hubo 81 personas fallecidas en Biobío y, a la segunda semana de septiembre (previo a Fiestas Patrias), ya había 76 personas muertas en estos accidentes. Por eso nuestros esfuerzos también van por la vía de la prevención, con la utilización de alcohotest y narcotest que se aplican según ciertos criterios e indicios de los conductores”, aclaro el jefe de la SIAT.

Ebrios de celular

Los chilenos tenemos la arrogancia de mirar con menos aprecio a quienes cumplen y son responsables. A los que “no son choros” y no desafían las normas y la autoridad. El capitán Carrasco indica que con mirar tres segundos el celular se pierde el campo visual de unos 25 metros, donde puede fácilmente generarse una tragedia. “Mirar el celular es equivalente a conducir en estado de ebriedad, y este es un problema tremendo, porque en Chile han aumentado los trabajos de aplicaciones móviles que operan justamente conduciendo y mirando las aplicaciones. También hay ciclistas que van por las aceras con sus mochilas de reparto y a velocidades no permitidas”. En fin, hay una serie de conductas peligrosas y arriesgadas a las que no se les toma el peso.

Otros no miden la capacidad de su vehículo. El jefe de la SIAT dice que muchas veces se han encontrado con citycars que tienen una capacidad máxima de cuatro o cinco personas, con sobrecarga de nueve o más ocupantes que van hasta en el maletero. “Llevan a pasajeros de forma no apta o transportan menores que no viajan con su sistema de retención infantil. Y cuando se producen accidentes en estas condiciones, son realmente muy trágicos, porque los niños fallecen al ser eyectados por el parabrisas, golpeados en su cabeza o por aplastamiento del mismo vehículo, es una de las cosas más duras que nos toca ver”.

El 10 %

Otro de los estudios interesantes que hizo Automóvil Club de Chile en el último tiempo fue sobre el destino de los fondos de AFP. “El 20 % de las personas que retiró algunos de los fondos compró automóviles. Este 20 % corresponde a un segmento de personas que históricamente no compraba autos”, precisó.

¿Por qué no lo hacían? Pues, porque llegaban muy justos a comprar un auto, no tenían los recursos para pagar externalidades de tener un vehículo: mantenciones, combustibles, estacionamientos, peajes. Estos nuevos conductores, primera generación con auto, tienen bajísimo conocimiento relativo a las leyes del tránsito. Presentan anomalías profundas en la conducción. “Si uno viajaba en auto con el abuelo, con el padre, iba aprendiendo desde ya códigos, observando e internalizando, para bien y para mal. Te da una entrada distinta a este sistema vial haber estado siempre contemplando. Tenemos hoy nuevos conductores, que se suben por primera vez a conducir un auto, con inmadurez conductiva”, dice Escobar.

Y es difícil curar ese estado de inmadurez sin educación. Los cursos de conducir clase B no son obligatorios. Si nos fijamos que el 83 % por ciento de los conductores aprende “solo” y perpetúa los errores de quienes aprendió mirando, es difícil de modificar la conducta que interiorizamos en forma incorrecta.

No es la vía más corta

Parte de que estemos tan estresados es por las expectativas. Se hace un tremendo esfuerzo económico para comprar un auto, y piensas que es la forma más rápida para llegar de un punto a otro. Luego, en la pista, ves que no es así, te encuentras en un taco, tienes que pagar la cuota del auto y sientes que no tienes satisfacción. El consumo es un satisfactor desde el punto de vista emocional, por lo tanto, si esta inversión de dinero no cumple los anhelos, comienza la desilusión. A eso se suma que la congestión no tiene solución. Se puede mitigar, minimizar, pero siempre va a haber tacos.

A esto agregue ciclistas y motoqueros. Muchos de ellos vistiendo una superioridad moral, porque contaminan menos y son “pro” en ciertas áreas de la ecología. Pero igual de imprudentes y desconocedores de las reglas. Un concierto fascinante de emociones contradictorias y mucho cortisol (hormona del estrés) flotando sobre ruedas. Así va el panorama para los próximos meses, con más autos dando vueltas por las mismas carreteras estrechas. Si no podemos cambiar las externalidades, por lo menos, cambiar la actitud. Informarse de la normativa, dejar el celular en la guantera, no beber si conduce y ser más amables. En una de esas, nos quitamos el cartel de mañosos, agresivos y los peores de América al volante.

 

O’Higgins 680, 4° piso, Oficina 401, Concepción, Región del Biobío, Chile.
Teléfono: (41) 2861577.

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