Dra. Gladys Vidal
Directora Centro ANID CRHIAM.
La ONU ha indicado que el planeta está pasando una triple crisis interrelacionada entre el cambio climático, la contaminación y la pérdida de biodiversidad. Los efectos del cambio climático están generando condiciones extremas como inundaciones que aumentan la propagación de la contaminación y extensos periodos de sequía.
Los fenómenos meteorológicos extremos aumentan la escorrentía y la erosión del suelo, transportando contaminantes de los entornos terrestres a los acuáticos. Todos estos fenómenos alteran la distribución de plagas y el uso de la tierra, lo que conduce a un aumento del uso de productos químicos. En este marco de nuevos fenómenos extremos, el ciclo del agua es el más afectado. Desde patrones de precipitación impredecibles hasta la reducción de las capas de hielo, pasando por el aumento del nivel del mar, inundaciones y sequías, la mayor parte de los impactos del cambio climático se reducen al agua.
Por lo antes indicado, atender y gestionar la seguridad hídrica es clave. Esta se entiende como: “la capacidad de una población para resguardar el acceso sostenible a cantidades adecuadas de agua de calidad aceptable para el sustento, bienestar y desarrollo socioeconómico sostenibles; para asegurar la protección contra la contaminación transmitida por el agua y los desastres relacionados con ella, y para preservar los ecosistemas, en un clima de paz y estabilidad política”. Es importante hacer notar que esta definición no considera el efecto del cambio climático.
Por otra parte, la seguridad hídrica y la sustentabilidad están estrechamente relacionadas, ya que la seguridad hídrica es fundamental para lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Concretamente, entender y analizar el ODS 6, que tiene como objetivo garantizar el acceso al “agua limpia y saneamiento” en todos los rincones del planeta, pone de manifiesto los problemas de infraestructura física y financiamiento de muchos países para este logro. Para ello, se contemplan medidas como asegurar el acceso universal y equitativo al agua potable a un precio asequible, reducir los vertidos para minimizar la contaminación del agua y preservar su calidad, y aumentar el porcentaje de aguas residuales
Tomar conciencia de la necesidad de gestionar de forma eficiente los recursos hídricos, garantizando su calidad y evitando su degradación, es clave para no poner en riesgo su disponibilidad futura. Un modelo de gestión sostenible, entre otras cosas, trata de fomentar el ahorro de agua, asegurar su devolución al medio ambiente en buen estado y garantizar su suministro a través de fuentes alternativas. Para ello, es necesario atender a su demanda y proteger las aguas subterráneas y las superficiales.
¿Qué esta haciendo Chile en este nuevo escenario?, el ministerio del Medio Ambiente (MMA) está trabajando fuertemente en diferentes frentes para generar una institucionalidad fuerte y flexible para que todos los sectores de Chile puedan, por un lado, mitigar emisiones de gases de efecto invernadero y, por otro, genera planes de adaptación para que el país sea resiliente a este cambio.
En este marco, como directora del CRHIAM, y en representación del CRUCH, me corresponde participar del Consejo Consultivo Nacional para la Sustentabilidad y el
Cambio Climático (COSOC) liderado por el MMA. Esta instancia participativa está conformada por representantes de distintos sectores de la sociedad, quienes cumplen sus funciones ad honorem, mediante reuniones periódicas que tienen por finalidad debatir y entregar opiniones fundadas sobre las materias de política y gestión ambiental sometidas a su consideración. Por su parte, para CRHIAM es altamente valorable estar en este Consejo, ya que de esta manera puede aportar evidencia científica en temas de recursos hídricos para la agricultura, minería, comunidades y ecosistemas, entre otros temas.