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SUMARIO














               zó  cuando  sus  países  comenzaron  a  abrir   jo de las medidas preventivas, tendientes a   vacaciones o salir un fin de semana. Quere-
               sus fronteras, las personas se volcaron ma-  protegerlos del contagio.  mos volver a abrazar a nuestros seres que-
               sivamente a los espacios públicos y, sobre   Es cierto. Todos estamos experimentan-  ridos, y ya no tener que usar mascarilla en
               todo, cuando se empezó a observar un sos-  do la llamada “fatiga de la pandemia”. Ex-  todo momento. Sin embargo, a la luz de lo
               tenido  rela-                      trañamos  reunirnos  con  nuestras  familias   que se vive en Europa, estas medidas pre-
                                                          y  amigos.  Estamos  cansados   ventivas y las restricciones que se nos impo-
                                                                de no poder movernos   nen son necesarias. Y hoy, más que nunca.
                                                                     libremente o de   Más allá de las consecuencias sanitarias,
                                                                         no  poder   y los incalculables costos en términos de
                                                                            tomar   vidas humanas, el prolongamiento de esta
                                                                                    primera ola o, peor aún, la aparición de una
                                                                                    segunda trae aparejados potentes efectos
                                                                                    económicos y sociales, derivados de pedir
                                                                                     a  las  familias  hacer  cuarentena,  y  a  las
                                                                                       empresas parar sus operaciones.
                                                                                          Por ello, el duro rebrote que se vive
                                                                                          en Europa debe alertarnos y movili-
                                                                                           zarnos, de modo de no llegar a su
                                                                                            actual condición. Más que como
                                                                                             gobiernos,  como  ciudadanos
                                                                                              conscientes e informados.
                                                                                                Basta de salir a vitrinear,
                                                                                               “porque estoy aburrido”; de
                                                                                               no usar mascarilla, “porque
                                                                                               me  molesta”;  de  buscar
                                                                                               excusas  para  juntarse  en
                                                                                               reuniones  sociales,  o  de
                                                                                               confiarse  de  una  pequeña
                                                                                               baja en el número de con-
                                                                                              tagios, de la minimización de
                                                                                             los toques de queda o de que
                                                                                             la comuna en que vivo salió de
                                                                                            cuarentena.
                                                                                            En esto no hay soluciones má-
                                                                                         gicas. Con el virus presente, y aún
                                                                                        sin una vacuna que lo pueda comba-
                                                                                      tir,  debemos  mirar  a  quienes  van  más
                                                                                    adelante, aprender de sus equivocaciones
                                                                                    y sacar lecciones. Solo con autocuidado y
                                                                                    mucha  responsabilidad  podremos  salir  de
                                                                                    esta primera ola victoriosos, y no tener que
                                                                                    lamentar que nos golpeé una segunda.



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