¿YA SE PESÓ? Los kilos del confinamiento pueden ser fatales en un corto plazo

/ 26 de Octubre de 2020

De tres a ocho kilogramos hemos subido los chilenos en estos meses pandémicos. Los niños también suman peso y malos hábitos, y los especialistas alertan que viene un alza de las enfermedades metabólicas y cardiovasculares. El llamado es a reaccionar ante la balanza y frenar esta epidemia que mata tres veces más que el Covid, en un año.

Por Carola Venegas Vidal
@CarolaVe

Durante los meses de pandemia los chilenos hemos subido de peso y empeorado nuestro perfil metabólico. Si las cifras de obesidad ya eran alarmantes antes del estallido social, los especialistas temen que este período pandémico se haya fabricado un grupo importante de hipertensos, dislipidémicos, diabéticos y enfermos coronarios que engrosarán estadísticas alarmantes en un par de años.

Los más gordos de la OCDE

Chile ocupa el primer lugar de países con mayor obesidad de la Organización para la Corporación y Desarrollo Económico (OCDE), con un 74 % de población con sobrepeso, mientras que se posiciona en tercer lugar en el ranking de países con mayor incremento de obesidad entre niños de 5 a 19 años.

Es una posición preocupante que tiene características epidémicas peores que la que estamos atravesando con el coronavirus, ya que la obesidad o sobrepeso mata a casi 2,8 millones de personas al año en todo el mundo. El Covid, hasta ahora lleva algo más de un millón en 2020.

Los gobiernos, la sociedad, el sector privado y la familia tienen una función crucial en la prevención de esta enfermedad, pues los hábitos que adquirimos en las últimas dos décadas van a pasar la cuenta desde hoy a las próximas generaciones.

Más riesgo de morir

Investigadores del Reino Unido, en el estudio OpenSAFELY, calculan que la probabilidad de sufrir una infección grave por coronavirus se incrementa en un 44 % en las personas con sobrepeso, y casi se dobla en las que sufren obesidad. Las probabilidades de morir por la enfermedad también crecen con el exceso de peso.

Esto se explicaría porque una de las proteínas que el SARSCoV- 2 utiliza como puerta de entrada en las células humanas es más abundante en las personas con obesidad. El tejido graso podría ser también un reservorio en el que se acumula el virus antes de comenzar a extenderse a otros órganos.

En la investigación se señala que la obesidad puede alterar la respuesta inmune, como se ha observado con el virus de la gripe, debilitando las defensas del paciente y aumentando las probabilidades de que se produzca una excesiva respuesta inflamatoria. También reduce el funcionamiento de los pulmones y hace más difícil ventilar a estos pacientes cuando requieren de cuidados intensivos. De hecho, la obesidad duplica el riesgo de necesitar ventilación en los afectados por la enfermedad.

No nos movemos

Dr Sergio Merino, endocrinólogo.

“Los hábitos de los chilenos ya habían comenzado a cambiar con el estallido social, porque esa situación nos restringió mucho en cuanto a movimiento”, explica el endocrinólogo Sergio Merino, de la clínica Red Salud Temuco. El facultativo afirma que el confinamiento ha aumentado el sedentarismo y, desde el punto de vista metabólico, esto ha sido un desastre.

Aunque varios pacientes diabéticos se han podido controlar bien, toda dieta óptima se logra adecuadamente solo con un buen plan de ejercicios. “Durante la pandemia hemos empeorado nuestro perfil metabólico, los diabéticos se han descompensado, los hipertensos han acentuado su condición. Muchos no se han podido controlar y ha habido un perjuicio para nuestra salud, esencialmente, por la falta de movimiento. Los humanos estamos diseñados para movernos y, evidentemente, hoy no están las condiciones para hacerlo”, destaca el doctor Merino.

El profesional apunta que por lo que ha visto en su consulta y lo que muestran estadísticas de la salud pública, la población adulta ha registrado un alza promedial que parte en los tres kilos y llega a los ocho, dependiendo dónde se observen los estudios.

“Si uno analiza publicaciones europeas, están fijándose en cómo están subiendo de peso los niños, porque han tenido demasiado espacio de descanso al no ir a la escuela.

Confinar a nuestros niños, quitarle espacios de recreación, de actividad física, perjudica a un país que tiene casi 90 por ciento de sobrepeso en la población escolar”, dice Merino.

Comer para enfrentar una crisis

La nutricionista Cecilia Parra coincide con el doctor Merino. Precisa que desde inicios de la pandemia ha habido un aumento de la ingesta energética, especialmente, por el incremento del consumo de azúcares y grasas, lo que ha traído como consecuencia un aumento de peso relativo en gran porcentaje de la poblacion general. Estima que este fluctúa entre uno a tres kilos en un mes en personas sedentarias y que se alimentan con exceso de carbohidratos.

Fernanda Cáceres, por ejemplo, relata que ha subido en forma sostenida en los últimos meses, y que la última vez que se pesó iba en casi cinco kilos extra. “Ya no me he pesado más, estoy deprimida por esto también. Pero es una rueda. Comer, hacer comida en estos tiempos es casi mi única entretención y la forma en que me conecto con los niños. Hago pan amasado, dulces y vemos una película o deporte comiendo cosas saladas. Las primeras veces cuando podía ir al supermercado compraba de todo por si acaso… Después me veía obligada a comer lo que quedaba o lo que se iba a vencer. Me he mal acostumbrado, suelo tomar vino al almuerzo o en la noche, a veces una cerveza y no tengo actividad física. Ando casi siempre con ropa cómoda que no me alerta de los cambios. Hace unos días intenté ponerme un jeans y fue penoso”.

Comer en tiempo de crisis tiene también una explicación. Cuando atravesamos una situación de miedo, estrés o incertidumbre en nuestro organismo se disparan los niveles de la hormona cortisol. El cortisol provoca un aumento de insulina, que suele ir acompañado de un incremento del apetito. Esta forma de comer favorece el almacenamiento de grasa, generando altos niveles de sustancias inflamatorias en el hígado, y el cerebro, por su parte, ordena al cuerpo intentar aliviar el estrés con comida, generalmente, que genera placer con alta cantidad de grasa, azúcar y sodio.

Riesgo doble El doctor

Dr. Fernando Bello, endocrinólogo.

Fernando Bello, endocrinólogo del Sanatorio Alemán de Concepción, señala que si bien han sido tiempos complicados, están las condiciones para que los pacientes con diagnósticos como diabetes sigan cuidándose. Hace el llamado a tomar los resguardos, no olvidar sus controles y ser cuidadosos con su medicación. “El otro problema grande es que muchos enfermos no están controlándose. Y sí hay formas para continuar los tratamientos con telemedicina, con el despacho de medicamentos de parte de hospitales y consultorios. Es importante, pues la diabetes es una condición de riesgo en los pacientes con coronavirus”.

Un paciente diabético que llega a padecer Covid 19, seguro tendrá problemas respiratorios que perjudicarán el desarrollo de actividad física. Eso significa sedentarismo que es perjudicial en el control de su patología.

Bello recalca que la diabetes se asocia desgraciadamente con la obesidad: todas las personas que tienen un familiar con esa patología tienen un factor de riesgo, y si a eso le sumamos sobrepeso, tenemos un cuadro de mucho cuidado. Por eso es crucial encender las alarmas cuando se notan cambios importantes en nuestro peso y en nuestras tendencias alimentarias. Los médicos ayudarán a reconocer su diagnóstico, y un nutricionista puede acompañar y lograr que modifique los hábitos de la alimentación.

“Hay muchas personas que no son capaces de reconocer los errores en su alimentación. Pueden comer poco, pero comen mal. Eso es lo peor. Unos me dicen, ´yo no como mucho pan… solo uno o dos´… Pero comerse un pan es es como comerse un plato hondo de porotos en calorías. Eso no lo consideran exceso. Por eso es tan necesario conscientemente bajar la ingesta de azúcares, de bebidas, de dulces y de carbohidratos. No lo vamos a ver ahora, pero los niños van a desarrollar pronto prediabetes y en 10 años más van a ser diabéticos”, señala el doctor Bello.

Cambio cultural y metabólico

Estamos viviendo con una bomba de tiempo y las políticas públicas para el control de la obesidad deben ir a la par con lo que se está gestando en la sociedad. Debe haber políticas más estrictas y muchas más difusión de los riesgos. Eso cree el doctor Sergio Merino.

“Lo básico para cambiar la cultura es la conducta familiar. Si en casa es preferible un dulce a una fruta, un berlín a una manzana, si no inculco una nutrición balanceda y una alimentación con menos cantidad de grasa y carbohidratos, lamentablemente, los niños van a replicar el mismo modelo. Un preadolescente de 12 o 13 años, ya toma decisiones y va al refrigerador solo… De la misma forma, si no se inculca una cultura de ejercicio, tampoco vamos a mejorar los indicadores alarmantes de la obesidad en nuestro país”.

La reflexión del doctor Merino es que hace 20 años los niños salían a andar en bicicleta, jugaban a la ronda, a la tiña, a los países, a la escondida… corrían. “Pero la mejor condición económica de Chile llevó también a que nos subiéramos a los autos, viéramos más televisión, camináramos menos y replicáramos el modelo americano de alimentación con mucha comida rápida, gaseosas y productos ricos en grasa saturada. Actualmente, una bebida que se consumía en un fin de semana en envase de un litro, es casi una porción individual. El cambio cultural ha sido motor del cambio metabólico”.

Estamos pesados

Cecilia Parra, nutricionista.

La nutricionista Cecilia Parra aconseja que ahora, que estamos más pesados, es esencial aumentar el consumo de ácidos grasos saludables de frutos secos y semillas como nueces, almendras, semillas de zapallo, maravilla y chía. También preferir pescados como salmón, trucha, albacora y además aumentar la ingesta de frutas, verduras y líquidos.

“Si la persona ha aumentado de peso en este perídodo o si se siente mal con el estilo de alimentación que está llevando, lo primero es no desesperarse, tomarse las cosas con calma y no recurrir a dietas ni soluciones mágicas. No se puede pretender bajar en un par de días lo que se aumentó durante meses”, agrega.

La profesional sentencia que debe existir un orden alimentario acompañado de actividad fisica moderada. Lo que se aconseja es ordenar la alimentación, respetar los tiempos de comida y por nada del mundo, saltárselas.

“Resulta muy útil y práctico planificar la alimentación semanal o cada 3 a 4 días, así, cuando se hacen las compras se compra lo justo, porque al comprar más comida nos tentamos al verla y comemos mucho más”.

Recomienda aumentar comidas caseras como guisos, legumbres, y frutas y verduras de temporada. En cuanto a la actividad fisica, lo aconsejable es retomarla paulatinamente. “Hemos estado sedentarios durante largos meses, por lo que hay que retomar de a poco la actividad, no sobreexigir a nuestro organismo y hacer sentir estas rutinas como algo placentero”.

 

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